Día de la Ingeniería: una invitación a trabajar colaborativamente

Por Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable – CES.

Hasta hace unos 15 o 20 años las diferencias entre arquitectura e ingeniería constituían una caricatura. Sin embargo, eso ha ido quedado en el pasado, ya que las nuevas metodologías de trabajo y las herramientas computacionales hacen cada vez más fácil integrar a todas las especialidades en un mismo desarrollo. 

Desde la mirada de la edificación, hay muchas especialidades fundamentales para poder lograr el mejor resultado posible en el desarrollo de un proyecto, como la sanitaria, la eléctrica, la estructural o la climatización, las que también inciden directamente en la sustentabilidad de un edificio.

Por ello, el trabajo conjunto de todas estas áreas con arquitectura es imprescindible para poder conseguir un edificio sustentable. En la actualidad, hay proyectos que se desarrollan con una filosofía colaborativa para abordar los diseños y es posible encontrar equipos con la actitud de enfrentar el trabajo conjunto, tanto desde arquitectura como desde ingeniería. 

Dentro de esta modalidad colaborativa de trabajo también es necesario incluir la revisión de un proyecto, que es una parte fundamental, puesto que se relaciona con la supervisión de las materialidades y las estrategias de eficiencia energética incorporadas en la edificación. Una parte es el diseño, estudio y análisis de las estrategias que se van a incorporar, y otra es la construcción, donde es importante revisar que las estrategias funcionen. En ese sentido, en CES incorporamos entidades evaluadoras para llevar a cabo esta labor de revisión, muchas de las cuales dependen de las escuelas de ingeniería de universidades a lo largo de Chile. 

Viendo todo en su conjunto, es posible decir que una buena parte del éxito de las estrategias depende del trabajo conjunto y colaborativo. Por ello, hoy existen proyectos complejos, como los hospitales o aeropuertos que no pueden funcionar de otra manera, y la idea es que esta filosofía siga expandiéndose, como forma de desarrollar buenos proyectos.

No obstante, necesitamos algunos avances para poder lograr ese desafío. En un contexto de sustentabilidad, productividad, avances tecnológicos y otras tendencias, el trabajo colaborativo es privativo. Por eso, el mensaje para las escuelas de arquitectura y las de ingeniería es que, si bien la mirada de cada disciplina es diferente, por su formación, historia e intereses específicos, hay temas en común que pueden ayudar a visualizar el trabajo en conjunto. 

En el Día Nacional de la Ingeniería, invito a los nuevos profesionales a seguir ampliándose hacia el trabajo coordinado y a incrementar esa disposición que nace en la escuela, al salir al mercado laboral.

Ingeniería y Arquitectura: colaboración tecnología y sustentabilidad

La virtuosa relación entre ingeniería y arquitectura, sin duda, juega un papel trascendental para promover el desarrollo de la construcción sustentable y de la industrialización en Chile.

El conversatorio “Ingeniería y Construcción Sustentable: Tecnología y Trabajo Colaborativo”, en el que participaron el jefe de Certificación Edificio Sustentable (CES) e ingeniero civil, Hernán Madrid Campos; y la secretaria ejecutiva del Consejo de Construcción Industrializada (CCI), impulsado por Construye2025 y Corfo, Katherine Martínez Arriagada, puso sobre la mesa el valor del trabajo mancomunado en la construcción. La relación entre ingeniería y arquitectura, se ha fortalecido, impulsando un cambio de paradigma y la incorporación de más tecnología.

“La actitud de enfrentar el trabajo en conjunto era muy distinta que hace 15 años atrás. Las herramientas computacionales hacen más integrado el trabajo. Hoy es más fácil de integrar en un mismo modelo todas las disciplinas. Al trabajar en conjunto con la arquitectura se puede aprovechar el potencial de desarrollo de cada proyecto de construcción o edificación”, recalcó Hernán Madrid, quien desde su experiencia se ha vinculado a los arquitectos gracias a su rol en la construcción sustentable.
Por su parte, Katherine Matínez, recordó que la industria tiene a su alcance todas las tecnologías y distintas metodologías de diseño colaborativo. “Hoy el ecosistema de trabajo está más fluido y permite conversaciones, que antes no era tan fáciles. Antes costaba más esa comunicación entre el proyecto de instalaciones y arquitectura. Hoy es más fácil tener la mirada de sistema, lo que ha venido a desarrollar mayor innovación y sustentabilidad en los proyectos”, enfatizó la secretaria ejecutiva del CCI, conectada laboralmente con ingenieros desde hace mucho tiempo.

Según la arquitecta, esa visión es relevante desde el inicio de un proyecto constructivo. “Se habla del diseño integrado y colaborativo. El diseño no es solo arquitectura, sino que diseño estructural, diseño de ingeniería, diseño de las soluciones. (…) La relación debe ser lo más fluida posible, viéndose oportunidades de innovación desde que se plantean los objetivos del proyecto”, detalló.

Para obtener el mejor resultado en el diseño de una edificación, según Hernán Madrid, no sólo es relevante el aporte de la ingeniería civil, sino también el de aquellos ingenieros dedicados a la climatización y la mecánica. Desde la mirada de la sustentabilidad, por cierto, es importante la ingeniería estructural; al igual que las especialidades sanitarias y eléctricas.

Además, el jefe del CES señaló que para prevenir los impactos ambientales no basta con tomar medidas de mitigación como las desarrolladas por las ordenanzas municipales, sino que se requiere ir un paso más allá. “Se debe no solo mitigar, sino que integrar un cambio de miradas, en el sistema industrializado. Se debe incorporar los sistemas de certificación para así controlar de mejor forma los impactos ambientales y se potencie el cambio de paradigma, y de verdad cambiemos el foco”, aseveró.

Formación

La mirada colaborativa entre ingeniería y arquitectura plantea una serie de desafíos para la academia. En este sentido, los programas curriculares de las instituciones de educación superior deben adaptarse a las necesidades del rubro de la construcción y formar a sus estudiantes promoviendo una actitud colaborativa y el trabajo interdisciplinario. En este aspecto, Hernán Madrid, quien tiene experiencia dictando charlas y cátedras en el mundo académico, a nivel de postgrado, diplomado y magíster, estos temas están incorporados en los programas de estudios. Pero, a nivel de pregrado, los temas no han sido abordados con la profundidad que se requiere hoy en día.

Si bien, el jefe de CES, valoró que la sustentabilidad energética sea parte de la formación de los programas de pregrado, cree igual de necesario incorporar conceptos nuevos como el de industrialización. Por eso, el CCI se encuentra desarrollando una matriz de roles, que definirá el papel que deben cumplir profesionales y técnicos en todas las etapas de ciclo de vida de los proyectos; y las capacidades requeridas por esos profesionales y técnicos para cumplir los roles. Para luego poder facilitar dicha información a los centros de formación técnica (CFT), Institutos Profesionales (IP) y Universidades.

“El tema de formación para la industrialización con todos los materiales requiere acelerar su incorporación en las mallas curriculares de Arquitectura, Ingeniería y Construcción para así ver las oportunidades y ventajas de cada material, dependiendo del contexto del proyecto. Por ejemplo, una edificación en madera puede tener muchas ventajas desde la perspectiva ambiental o la ubicación geográfica”, complementó la arquitecta Katherine Martínez.

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Lanzan el primer parque tecnológico para el sector de la construcción

El Parque de Innovación CTeC, iniciativa impulsada por Corfo, la U. de Chile y otras seis universidades nacionales, busca potenciar el desarrollo de innovaciones que promuevan tecnologías para mejorar la productividad del sector de la construcción.

El Centro Tecnológico para la Innovación en la Construcción (CTeC) lanzó su Parque de Innovación CTeC en Laguna Carén, a tres años de iniciar oficialmente uno de los proyectos más ambiciosos de la Universidad de Chile. 

La iniciativa, que contó con una inversión de $530 millones y tendrá una extensión de 1,5 hectáreas, busca mejorar la productividad y sustentabilidad de la industria de la construcción nacional, a través de la incorporación de un laboratorio a escala real, único en Chile, donde las empresas podrán pilotear y desarrollar nuevos materiales, tecnologías y soluciones constructivas, bajo condiciones reales, antes de ser implementados en obra.

A juicio del rector Ennio Vivaldi, la entrada en funcionamiento del Parque de Innovación CTeC “se trata de un excelente ejemplo de lo que estamos impulsando como Universidad de Chile en el Parque Carén, porque apunta a resolver los desafíos del país en distintas áreas, en este caso la construcción, de forma transdisciplinaria y congregando a todos los protagonistas que queremos sean parte de esta iniciativa. Por una parte, la academia, a través de todas las universidades que integran esta Corporación, el Estado representado por Corfo, el sector privado a través las empresas y, por supuesto, organismos internacionales con su vasta experiencia.”

El parque está diseñado bajo la asesoría de BRE, centro de investigación del Reino Unido, y busca congregar a empresas del sector, así como también a startups, investigadores e instituciones públicas, convirtiéndose en una plataforma de encuentro, propiciando sinergias e instancias de colaboración e innovación, promoviendo tecnologías y metodologías disruptivas que aceleren el salto tecnológico que requiere la industria.

Antonio Errázuriz, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, indicó que “sin duda que el Parque de Innovación CTeC marcará un importante hito en el futuro de la construcción. Esta iniciativa permitirá llevar desde los laboratorios a las obras, las mejoras en la tarea de construir. Como gremio, buscamos potenciar el vínculo de nuestras empresas socias con espacios de desarrollo e innovación como el CTeC, por lo que esperamos que esta iniciativa potencie la sostenibilidad de nuestra industria”.

Mientras que para la directora ejecutiva de CTeC, Carolina Briones, el parque presenta una gran oportunidad para todas las empresas del sector. “Se trata de un espacio único, que permitirá testear y validar las distintas innovaciones, que requieren de una mirada externa antes de ser puestas en el mercado. Estamos convencidos de que este laboratorio a escala real, será una excelente oportunidad de integración para que las distintas soluciones se potencien a través de la colaboración de los actores. Además, significará una vitrina, tanto a nivel nacional como internacional, propiciando proyectos de alto impacto que trasformen positivamente a la industria y posicionado a nuestro país como un referente a nivel latinoamericano”, precisó.

A la fecha, el Parque cuenta con la participación de más de 20 empresas que se sumaron al desafío de la innovación y colaboraron con su puesta en marcha. Con ellos, ya se comenzarán los primeros trabajos de testeos y estudios. Por ejemplo, Urban Spark, empresa creadora de la baldosa que genera energía al pisarla, está monitoreando los parámetros relacionados al flujo y horarios de las pisadas y Timberecco, que recicla plástico de desechos y los transforma en un material funcionalmente parecido a la madera natural, se encuentra midiendo el desempeño de sus decks en zonas de mediano tráfico peatonal.

Dentro de los próximos desafíos, CTeC inaugurará dos nuevas estaciones de pilotaje en el norte y sur del país, a cargo de las Universidades de Antofagasta y de La Frontera, respectivamente, con el objetivo de responder a las necesidades de la industria a nivel nacional.

Como está conformado el CTeC

CTeC es un Centro Tecnológico difusor de tecnologías disruptivas e innovación abierta, que propicia sinergias y colaboración en el ecosistema de la construcción. A través de la digitalización, el prototipaje y pilotaje, los proyectos de I+D y la capacitación, busca mejorar la productividad, sustentabilidad y competitividad de las empresas y/o instituciones.

Conformado por una red de socios que aúnan conocimiento nacional y experticia global, CTeC cuenta con la participación de la Universidad de Chile, Universidad de Santiago, Universidad Tecnológica de Chile (INACAP), Universidad de La Serena, Universidad de Antofagasta, Universidad de La Frontera, Universidad de Concepción, Ministerio de Vivienda y Urbanismo, Instituto de la Construcción, Recylink, Construye 2025, BRE de UK, Tecnalia y Eurecat de España.

Además, CTeC forma parte del Parque Carén de la Universidad de Chile, iniciativa universitaria que se propone como un lugar de encuentro entre la academia, el sector público y privado, la comunidad y el territorio; un laboratorio sustentable que abre sus puertas a iniciativas nacionales y globales con el fin de fortalecer y facilitar la integración, creación de conocimiento y recreación de la innovación, la experimentación, la investigación de clase mundial y la vinculación territorial, teniendo como centro el respeto por el medio ambiente y la conservación.

En el Parque Carén de la Universidad de Chile se inaugurará también este semestre el Centro Tecnológico para la Innovación Alimentaria (CeTA) y próximamente se sumarán el Centro de Biotecnología y Producción de Vacunas, el Centro de Energías y Electromovilidad, el Centro de Tecnologías, entre otros.

Nueve oportunidades para la construcción

  1. Espacio único para la transferencia de conocimiento y el fomento de la innovación.
  2. Trabajo colaborativo entre sector público, privado, academia y startups, fomentando la innovación abierta.
  3. Disminución de riesgos e incertidumbres de innovación anticipando pilotos en condiciones reales.
  4. Infraestructura flexible y adaptable a las necesidades del cliente.
  5. Detección continua de oportunidades de mejora.
  6. Validación y certificaciones por entidades neutrales.
  7. Posicionamiento de la marca en el ecosistema.
  8. Instancias para el networking.
  9. Conocimiento experto, tanto de socios nacionales como internacionales.

Fuente: Construye2025

Plan Nacional de Construcción Sustentable: cómo transformamos ideas en acciones

Por Paola Valencia, encargada de la Secretaría Ejecutiva de Construcción Sustentable del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu).

Desde que en 2012 el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) impulsara y liderara la firma del convenio interministerial de construcción sustentable —firmado en ese entonces por los ministerios de Obras Públicas, Vivienda y Urbanismo, Medioambiente y Energía— el avance en los objetivos planteados no se ha detenido. En la actualidad hemos actualizado el convenio sumando a nuevos actores, entre los que cuentan los ministerios de Desarrollo Social y de Economía, Fomento y Turismo; junto con ello creamos las 16 Comisiones Regionales de Construcción Sustentable (CORECS) para articular su Gobernanza.

En la última década se han generado incontables iniciativas que han contribuido a promover, difundir y fomentar la implementación de la construcción sustentable en el desarrollo de la edificación e infraestructura del país, y una de las centrales ha sido la Mesa Interministerial de Construcción Sustentable (MICS), cuyo producto central ha sido la Estrategia Nacional de Construcción Sustentable (ENCS), publicada en 2013 como una hoja de ruta para el desarrollo del trabajo en este ámbito, y que se configuró en uno de los 6 instrumentos de mitigación para el proceso de implementación y seguimiento a la Contribución Nacional Determinada de Chile en el Acuerdo de París (NDC).

Como el periodo de vigencia de esta estrategia venció en 2020, era necesaria una actualización, lo que nos ofrece la oportunidad de elevar su estatus a Plan Nacional de Construcción Sustentable 2050, con el mérito adicional de estar al alero de la Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU), por ser un documento que entrega principios orientadores y lineamientos que guían hacia una evolución positiva y sustentable de las ciudades y centros poblados en el territorio.

Por lo anterior, ahora nuestra tarea debe abocarse a elaborar un plan que detalle cuáles deben ser los lineamientos estratégicos en materia de la edificación e infraestructura sustentable. De esta manera será posible identificar objetivos, líneas de acción, mecanismos, indicadores y responsables, para poder llevar a cabo políticas concretas de corto, mediano y largo plazo, las que, además, deberán estar alineadas con los compromisos nacionales e internacionales en sustentabilidad del ambiente construido.

El alcance de este plan será entregar lineamientos estratégicos y metas para la incorporación de la sustentabilidad en el ciclo completo de la edificación e infraestructura nacional. La meta que se propone para la nueva versión de esta estrategia es que el sector construcción nacional tienda a la neutralidad al 2050.

Entre los objetivos ambientales preliminares que se contemplan para dar inicio al proceso de elaboración están la reducción de uso de recursos naturales (agua, áridos, madera, terreno) y la minimización de los efectos ambientales (emisiones, residuos, contaminación) en ecosistemas y espacios naturales dados por las distintas etapas de la edificación, junto con otras consideraciones de mitigación y adaptación al Cambio Climático que estarán muy presentes en el diseño de este instrumento.

Junto con lo anterior, otro objetivo ambiental se relaciona con el mejoramiento de los estándares de habitabilidad de las personas y equidad territorial. En este sentido un elemento central en este plan será la instauración de la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS) como instrumento capaz de medir la sustentabilidad en el ciclo de vida completo de los proyectos de vivienda, con lo que se promueve que cada una de las etapas tenga un bajo impacto ambiental, entre otros beneficios, con lo que se confirma el importante rol de las certificaciones de edificaciones sustentables, y su aporte a la disminución de huella de carbono de la industria.

La CVS es relevante, además, porque permite promover la oferta y demanda de viviendas sustentables, considerando que, tanto el mercado, como las personas, están mirando hacia la sustentabilidad como un camino hacia soluciones que ofrezcan reducción de costos de operación de la vivienda, lugares más confortables donde vivir, y la oportunidad de aportar a cuidar el medioambiente, que ciertamente es un factor que cada vez tienen más en cuenta las personas.

Actualmente, la actualización del Plan Nacional de Construcción Sustentable 2050 se encuentra en proceso de licitación para su desarrollo, y se espera que para inicios del segundo semestre de 2022 esté disponible el primer borrador para su revisión y aprobación por parte de los actores involucrados en la Mesa interministerial de Construcción Sustentable.

Fuente: CVS Chile

Con piloto RCD, UACh marca tendencia en manejo de residuos

Con la gestión de residuos plásticos, madera, metales, vidrios, papeles y cartones entre otros materiales, se espera minimizar al máximo la generación de residuos, bajar las emisiones de C02 y contribuir al desarrollo sostenible. En este desafío la UACh se alinea con “Hoja de ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035”, estrategia multisectorial implementada a nivel país.

Se estima que un tercio del total de los residuos generados en Chile corresponde a residuos de construcción y demolición, tendencia que también se aprecia a nivel mundial, posicionando a la industria de la construcción como una de las más contaminantes del planeta donde impera el modelo de economía lineal de “extraer, usar y botar”. 

Exigir a las constructoras que gestionen sus residuos es un tema que recién se está impulsando en el país y que muy pocas empresas constructoras —en su mayoría de Santiago— han adoptado implementando acciones de manejo de residuos de obra en la actualidad.

Publicada en junio de 2019, la Norma Chilena 3562 establece una clasificación para residuos de construcción y demolición (RCD), contempla las consideraciones mínimas para la gestión de RCD no peligrosos que se generan en obras de construcción y demolición y los contenidos de un plan de gestión de RCD.

Adelantándose a estos lineamientos regulatorios generales la Dirección de Infraestructura y Desarrollo Físico (DIDF) de la UACh exige a los contratistas el manejo de los residuos desde el año 2017, buenas prácticas que decidió incrementar en un plan piloto a partir del 2020. “Uno de los problemas que existe en Chile y el mundo en el manejo de los residuos en la construcción es la falta de implementación; falta llevarlo a la práctica, por lo que como Universidad y como mandantes decidimos dar el primer paso desarrollando un plan más exhaustivo y ambicioso para cooperar con nuestra sociedad y el planeta que tanto lo necesita”, dice Wilson Aravena, director de la DIDF. 

Con visión de futuro, la estrategia de la UACh es un enorme paso para avanzar de manera efectiva hacia una economía circular al mejorar la gestión de los residuos de construcción y demolición (RCD), mediante un uso más eficiente de recursos donde prima la reducción de los elementos. “Este modelo apunta a minimizar la producción al mínimo indispensable, y cuando es necesario hacer uso de un producto, priorizar la reutilización de los elementos que por sus propiedades no pueden volver al medio ambiente”, explica.

Pero esta iniciativa va aún más allá en la búsqueda de una sociedad más sostenible. En esa dirección aspira a contribuir en la formación de los estudiantes desde una perspectiva más vivencial. “Las instituciones de educación superior también necesitan mucha infraestructura, lo bueno es que nuestros estudiantes pueden ver el esfuerzo que se realiza por liderar estos cambios. La teoría se aplica y pueden verlo in situ, complementando el trabajo que realiza la Unidad de Gestión Ambiental con fuerte participación en la academia y en el área operativa”, indica Aravena destacando los fundamentos de la Política de Sustentabilidad que guían a esta institución.

RCD en las bases técnicas de licitación

“Que mejor que liderar el cambio desde la perspectiva del mandante”, sostiene Wilson Aravena, convencido de que estas acciones irán permeando gradualmente en la sociedad. Con ese norte, los profesionales de esta Dirección diseñaron un modelo que, plasmado en el primer Plan de Residuos de la Construcción y Demolición (RCD), se incorporó a las bases técnicas de licitación que deben cumplir las empresas constructoras. 

Para llevar a la práctica el Plan RCD fue elegido el Proyecto Pabellón Docente, edificio que está construyéndose en el Campus Isla Teja desde noviembre del 2020. Esta infraestructura fue sometida a altos estándares de sustentabilidad y espera obtener la certificación CES (Certificación Edificio Sustentable), tanto en diseño como en construcción. 

“La implementación de la gestión y manejo sustentable de los RCD en el Pabellón Docente, Campus Isla Teja, marca un tremendo hito en los casos a nivel nacional al ser un ejemplo para las distintas instituciones educacionales y otras, en cuanto a implementar políticas de sustentabilidad”, indica Alejandra Tapia, coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025.

“Esta iniciativa liderara por la Dirección de Infraestructura y Desarrollo Físico de la UACh, implica un gran esfuerzo para salir de la zona de confort, y de la inercia de cómo se hacen habitualmente las cosas, a través del cambio hacia una cultura sostenible en la forma de construir y en el impacto que esto conlleva. Lo más difícil es generar el cambio, y el mandante, tiene un inmenso potencial para realizarlo”, destaca Alejandra Tapia. 

Refiriéndose a los beneficios de implementar planes RCD, fue enfática en señalar que éstos no solo son ambientales. “A corto plazo, las constructoras se dan cuenta que al medir y controlar sus residuos comienzan también a ver beneficios económicos al disminuir el volumen a disponer y las pérdidas de materiales, así como también mejoran la seguridad de los trabajadores”, señala. 

Acota que “sin duda, la gestión de este proyecto ha generado un sinnúmero de aprendizajes, tanto para la constructora como para el mandante, este último a través de la gestión del conocimiento, podrá enriquecer los aprendizajes de los propios estudiantes a partir de su experiencia”.

Uso eficiente de recursos

Fiel a los procedimientos del Plan RCD y al modelo de economía circular, los materiales que se consideraban residuos (o desperdicios de un proceso) y se destinaban a vertedero, ahora son valorizados a través de la reutilización y/o el reciclaje. Ver video Economía Circular en Construcción

Comprender este nuevo paradigma no es fácil y su aplicación es de largo aliento, tiempo precioso si se piensa en la emergencia climática y en las problemáticas sociales que estamos viviendo. “Todos sabemos que los cambios son difíciles y a las empresas les cuesta tomar iniciativas sin conocer resultados, por ende, es mejor que la RCD sea parte de las exigencias del mandante, de las bases especiales de licitación y del contrato”, precisó Aravena.

¿Pero cómo llevar a terreno estos conceptos? “Como es algo cultural del día a día en las obras, lo mejor es tener a un experto a tiempo completo junto a equipos multidisciplinarios que entreguen conocimiento y luego fiscalicen el cambio. Como son temáticas nuevas a nivel mundial se debe ser un evangelizador para el éxito de estas buenas prácticas” indica.

Para tal efecto, Luis Romero, ingeniero civil ambiental de la empresa constructora que ejecuta la construcción del Edificio Pabellón Docente trabaja desde el inicio de esta obra implementando acciones orientadas a la reducción de residuos que contempla el Manual informativo y de procedimientos de gestión de residuos de la construcción y demolición desarrollado por la Dirección de Infraestructura y Desarrollo Físico de la UACh, junto a la NCh 3562:2019.

La separación o segregación de los residuos es una medida fundamental, por eso la disposición de contenedores es uno de los primeros cambios en el “paisaje de la obra”. Para fierros y metales, por ejemplo, la gestión de residuos tiene un reporte económico favorable para la constructora y para el mandante.

Al respecto, Romero describe el procedimiento, “internamente en la obra hay punto de acopio para metales en general y otro para fierros y latas; acopiamos chatarra, despuntes de fierro, alambres de cobre, restos de tubos de aluminio y de lo que se encontró en el terreno antes de empezar la obra de construcción.  Los retira una empresa que se encarga de reciclar materiales metálicos y los valoriza de acuerdo con el tipo de metal”. 

Con una dinámica parecida son tratados los residuos de madera, plástico, papel y cartón, botellas plásticas y de vidrio, escombros de hormigón y residuos orgánicos de origen vegetal. Datos preliminares indican que hasta mediados del mes de enero se habían manejado 109 kilos de plásticos; 66 kg de papel y cartón; 405 kg de madera y 3 kg de orgánicos, por citar algunos. 

“Estas cifras nos tienen muy contentos como Universidad, ya que aun cuando son cantidades menores, podemos ver que el plan de RCD ha tenido efectos importantes en la obra, reduciendo al máximo los residuos generados”, dice el director de la DIDF. Como bajar los impactos ambientales es uno de los principales objetivos, actualmente se trabaja en los indicadores locales que permitirán organizar una potente base de datos para enfrentar proyectos en el futuro. 

Cabe señalar que el plan piloto de la UACh también tiene una dimensión social que considera a los trabajadores como beneficiarios directos de ciertas acciones que van más allá de aumentar las plazas de trabajo en la región, ya que muchos materiales son donados para que puedan ser usados en sus propias viviendas y reciben capacitación en forma constante.

Hoja de Ruta RCD 

Con objetivos similares avanza a nivel país “Hoja de ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035”, iniciativa multisectorial que lidera el Comité Consultivo de la Estrategia RCD, conformado por los ministerios de Vivienda, Medio Ambiente y Obras Públicas, más CORFO y su programa Construye2025. 

El documento, presentado en agosto de 2020, busca fomentar y promover la gestión sustentable de los residuos de construcción y demolición, bajo el foco de Economía Circular. “Una de sus grandes fortalezas es la articulación del sector público, privado y la academia y en ese contexto plantea metas compartidas, que dependen de la coordinación y compromiso de diferentes actores. Es en este punto donde destaca el compromiso de la Universidad Austral de Chile, ya que es imposible cumplir las metas en forma individual, por ejemplo, alcanzar al menos el 70% de valorización de los RCD al 2035”, dice la coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025. 

Asimismo, valora el interés por avanzar en la inserción de la sustentabilidad en el currículum. Al respecto dijo, “existen enormes desafíos, en cómo incorporar la economía circular en las mallas curriculares, y desde el diseño de los proyectos -integrando a arquitectos, ingenieros, diseñadores, ingenieros constructores, entre otras especialidades- disminuir los residuos, desarrollar y utilizar sistemas constructivos y materiales más sustentables”. 

“Existen muchas oportunidades en investigación, desarrollo e innovación para explorar en nuevos proyectos, y comenzar por la gestión sustentable de los residuos, es un gran paso”, afirma la profesional.

Del check list a la arquitectura

Por Ronald Scheel Bass, arquitecto y asesor CES.

¿Hasta cuándo hablaremos de arquitectura sustentable como si la sustentabilidad fuera una cualidad externa a la arquitectura? ¿Estará aún vigente el compromiso con la buena arquitectura o la sustentabilidad se la está devorando?

Muchas veces se ha dicho que los procedimientos de certificación sustentable más parecen un “check list” que un verdadero sistema promotor de una arquitectura de calidad. Esto, aunque no fuera cierto, nos pone en alerta. Una posible confirmación atentaría en contra del sano principio que ostentan los procedimientos de medición y evaluación de la “sustentabilidad” de los edificios, dentro de los cuales se incluye CES. Definitivamente, estos procesos deben poner al usuario, al ocupante del espacio, en el centro de atención. Y cada vez más. Y esta es la esencia, la razón de ser de la arquitectura.

Hoy por hoy, el coronavirus tiene en jaque las tendencias inmobiliarias del momento y los análisis programáticos arquitectónicos de los edificios en general. Los espacios necesarios para nuestras actividades están repensándose, considerando nuevas necesidades, nuevas funciones. Los espacios más domésticos, más íntimos, como la vivienda, necesitan nuevos programas para dedicar al trabajo o al estudio, “sin salir de casa”. Y a esto hay que agregar nuevos y mayores tiempos de permanencia en los hogares. Por otra parte, los espacios públicos, de encuentro, compartidos, requieren ajustes como aumento en los metros cuadrados por persona, más ventilados, con protocolos de sanitización, espacios de espera o de transición. 

El coronavirus ha puesto en evidencia la importancia del diseño arquitectónico en cuanto a la calidad de este tipo de espacios se refiere. Y son los arquitectos desde la génesis del diseño que tempranamente disponen de las herramientas necesarias para la conducción adecuada en la planificación edilicia, en particular para los edificios de uso público a los que apunta CES.

Aunque parezca una perogrullada, el usuario debe ser el gran protagonista e inspirador en el proceso del “diseño sustentable”. En otras palabras, no debemos quedarnos en resolver la fórmula que permita la calificación buscada. Es necesario ir más allá de la atractiva imagen sustentable, pasando a lo más profundo del contenido de esa imagen. Es, en definitiva, un contenido que habla del usuario, de las personas ocupantes, de sus necesidades, de sus funciones mejor acogidas. Y, finalmente, de cómo estas personas perciben los aportes de estas metodologías.

Es en este sentido que quisiera poner énfasis en el aspecto “calidad medioambiental interior”, elemento de evaluación fundamental en CES y que toma especial relevancia en la concreción de mejores espacios. La inclusión de aspectos pasivos incorporados a la arquitectura, calidad en la relaciones entre recintos, y desde estos al exterior, aislamiento del ruido exterior, buena iluminación natural y aire interior, aspectos todos que apuntan al confort directo del ocupante y que contribuyen directamente en una mejor arquitectura. En definitiva, acciones que son consecuencia directa de un buen diseño arquitectónico. 

Y esta es una muestra de cómo los métodos de certificación ciertamente, lo queramos o no, se han transformado en promotores de edificios en donde las posibilidades de satisfacción de parte de los ocupantes se ve acrecentada.

Más que un check list, se debe tratar de la promoción de buenos resultados para un edificio que debe ir en beneficio de quienes los ocupan y como positivo aporte al desarrollo de sus actividades. Espacios de calidad porque se diseñan de manera consciente con respecto a quienes los usarán. Se trata de cómo vivimos los edificios no sólo cómo los vemos u observamos. 

La pandemia traerá cambios positivos en la arquitectura y así es que, salvo excepciones de fondo, no hay mal que por bien no venga. Es una oportunidad más para poner en valor la importancia que tiene el adecuado diseño de espacios que redunde en que nuestra actividades se desenvuelvan en ambientes de calidad. Es el fin que persigue la arquitectura y CES se ha transformado en un muy buen aliado.

Iluminación en la rehabilitación sustentable de edificios existentes 

Por Natalia Spörke, socia de Ecode SpA y asesora CES.

Actualmente, el desarrollo sustentable es una prioridad explícita de las políticas del Estado de Chile, preocupación compartida también por distintos actores del sector privado. Con este objetivo, la eficiencia energética en el sector de la construcción es un factor relevante para ayudar a alcanzar los objetivos de desarrollo sustentable del país. 

Gran parte del consumo energético asociado al rubro de la construcción se puede atribuir a la etapa de operación de los edificios, principalmente de los edificios existentes que no incorporaron estrategias sustentables y de eficiencia energética en su diseño. En este contexto, existe una gran oportunidad de reducir el consumo energético en la operación de los edificios mediante la rehabilitación con estrategias de diseño sustentable, abarcando los tres ámbitos de la sustentabilidad. Una rehabilitación sustentable reduce el impacto ambiental al disminuir el uso de sistemas mecánicas e iluminación artificial, se mejora la calidad ambiental interior para el beneficio de los usuarios, y se reduce el costo operacional de éstos, lo que en algunos casos genera que el proceso de rehabilitación resulte atractivo para el propietario, extendiendo el ciclo de vida del edificio. 

Parte significativa del consumo energético en edificaciones está asociado a climatización, ventilación e iluminación, por lo que son los principales focos de atención. La luz natural es un recurso disponible, siendo un factor primordial para el ahorro energético de los edificios, la cual al integrase en el diseño de un proyecto de iluminación artificial puede reducir entre un 20-40% del consumo energético asociado a la iluminación artificial (Yun et al 2010).

A diferencia de las nuevas construcciones, el desafío en la rehabilitación de edificios existentes es que la implementación de estrategias de diseño pasivo, eficiencia energética y sustentabilidad se ven limitados por las preexistencias, sobre todo en edificios con valor histórico y patrimonial. En estos casos, uno de los principales desafíos es el aporte de luz natural donde las condiciones y vanos de ventanas existentes no pueden ser intervenidos por su valor patrimonial. Al restringir las variables de orientación, forma y diseño de ventanas para el aporte de luz natural, el diseño integrado toma aún mayor relevancia, ya que las estrategias de diseño no serán mediante el dimensionamiento de vanos, estrategias de control solar y especificación de cristales, sino también tendrán gran influencia variables de diseño como la distribución programática, el trabajo de cubiertas para iluminación cenital y estrategias para la habilitación interior tales como definición de forma, reflectividad de los materiales y particiones interiores, entre otros. La limitación de intervención de edificios históricos para aporte de luz natural deberá complementarse con la iluminación artificial, adquiriendo gran relevancia el diseño integrado para combinar de forma eficiente y confortable la luz natural y artificial en el edificio. 

La luz natural es un recurso renovable y disponible en condiciones adecuadas durante periodos extensos del día en gran parte del mundo; es la fuente de luz con mayor eficiencia luminosa y reproducción cromática, la cual mejora la calidad lumínica interior de los edificios. Los beneficios de la luz natural han sido ampliamente reconocidos, dado que un recinto iluminado naturalmente presenta mejores condiciones de confort, beneficios para la salud y aumenta la productividad de los usuarios. 

En base a lo descrito, resulta esencial el trabajo integrado de las distintas especialidades para conservar y resaltar los valores de construcciones patrimoniales, y a su vez mejorar las condiciones de habitabilidad interior para cumplir con los estándares actuales.

Banco Santander lanza su 1º crédito hipotecario para viviendas con bajo impacto ambiental

Este producto, que está pensado para la compra de viviendas sustentables, también ofrece una tasa de interés preferencial para los clientes.

Banco Santander anunció el lanzamiento de su primer crédito hipotecario verde pensado para la compra de viviendas sustentables y bajas en impacto ambiental, basadas en certificaciones existentes en la industria, como la CVS, impulsada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, y la Certificación LEED.

Este producto, que va en pos del planeta, beneficia también a los clientes con una tasa de interés preferencial. En efecto, Santander compensará la huella generada por cada hipoteca verde cursada. Esto, a través de la compra de bonos de carbono equivalentes a una tonelada,  además de realizar un aporte a las ONG que buscan conservar la biodiversidad de ecosistemas chilenos que son parte del programa Huella.

De esta manera, este nuevo producto de Santander se alinea con el objetivo de ayudar a los clientes a transitar hacia una economía más verde, compensar los impactos secundarios asociados a todo el proceso en cual intervienen terceros ajenos al banco y apoyar la protección de la biodiversidad del país.

Así lo resaltó el gerente general de Santander Chile, Miguel Mata, quien señaló que “una vez más queremos innovar con productos que sean atractivos para nuestros clientes y que también respondan a los desafíos que enfrenta el mundo. Este crédito hipotecario verde es reflejo de que nuestro Banco incorpora dentro de su estrategia el compromiso por contribuir al cuidado de nuestro planeta”.

La iniciativa también destacada por el ministro de Vivienda y Urbanismo, Felipe Ward, el cual indicó que “como Ministerio estamos muy contentos con este acuerdo. El Crédito Hipotecario Verde es un instrumento financiero para la adquisición de viviendas nuevas certificadas sustentablemente por el Minvu, donde se considerarán -entre varias especificaciones- dos iniciativas nuestras, como la Calificación y la Certificación Energética de Viviendas. Creemos que marca buenos precedentes en relación a la banca y las iniciativas verdes, este es un crédito que se hace cargo de la huella de carbono y el impacto ambiental que se produce en las viviendas”.

Este nuevo hipotecario se enmarca en “Santander verde”, una completa oferta de valor que busca impulsar productos ecofriendly y apoyar la inversión en empresas que sean social y medioambientalmente responsables

Santander verde y sus alcances

“Santander Verde” es una propuesta de valor integral para los clientes que, además de este nuevo crédito hipotecario, contempla otras alternativas ecofriendly, tal como el programa Huella de Carbono.

A través de este programa, los clientes pueden compensar voluntariamente el impacto ambiental de las compras realizadas con sus tarjetas de crédito Santander, haciendo un aporte a diversos proyectos de conservación en Chile o compra de bonos de carbono.Gracias al programa Huella, ya se han compensado más de 2.000 toneladas de carbono y se financió la primera etapa del proyecto “Corredores bilógicos para fauna nativa” en el Parque Hacienda el Durazno, administrado por la Fundación Llampangui en la Región de Coquimbo.

Y, una vez finalizado ese primer hito, las compensaciones se canalizan a la Fundación Huilo Huilo, y así contribuir a la implementación de un sistema de monitoreo para fortalecer su programa de reintroducción del huemul, en la Región de Los Ríos.

Además, “Santander Verde” contempla una alternativa para quienes buscan invertir. De hecho, a través de Santander Asset Mangament, los clientes pueden acceder al primer fondo mutuo con criterios ESG de la gestora, enfocada en compañías de alta calidad y con sólidos criterios medioambientales, sociales y de gobernanza.  Y esta oferta de valor, también pone a disposición de los clientes una serie de beneficios y descuentos en comercios sustentables, siendo esta una iniciativa pionera dentro de la industria financiera.

Fuente: El Dínamo

Los pilares en la sustentabilidad del Hospital Quillota Petorca

Losas prefabricadas, además de montaje en talleres de materiales enviados desde distintos puntos de Chile y el extranjero -como ventanas, puertas, fachadas y ductos de climatización- contribuyeron a que el proyecto se precertificara y dejar en alto su compromiso con la sustentabilidad.

Con la asesoría de B-Green y la evaluación del IDIEM de la Universidad de Chile, el nuevo Hospital Biprovincial Quillota Petorca logró un significativo cambio en la infraestructura sanitaria y, por supuesto, la precertificación CES (Certificación Edificio Sustentable). Esta mega obra hospitalaria, mandatada por el Servicio de Salud Viña del Mar Quillota y ejecutada por el Ministerio de Obras Públicas, quintuplica la superficie del Hospital San Martín de Quillota y está prácticamente listo, pues, según el equipo de Sacyr Ingeniería e Infraestructuras Chile, presenta un 98% de avance.

¿Cómo se llevó a cabo el proceso constructivo del establecimiento? Sacyr presentó su oferta de proyecto y construcción en el último trimestre de 2016, la que fue adjudicada y, luego, se firmó el acta que daba comienzo al contrato el 23 de enero de 2017, entregándose el terreno el 3 de marzo de 2017, para empezar la construcción en julio de 2017.

Para el proyecto, Sacyr creó el Consorcio Hospital Biprovincial Quillota Petorca, formado por SACYR y SOMAGUE INFRAESTRUCTURAS, el cual aportó la mayor parte del personal de la obra, organizado en 14 departamentos diferentes. Producción se organizó en cuatro equipos, uno para cada uno de los tres edificios diferenciados: TH o Torre de Hospitalización, el UPC o Unidad del Paciente Crítico y el CDT o Centro de Diagnóstico y Tratamiento, además de un cuarto equipo para los trabajos exteriores y de urbanización, además de las medidas de mitigación del EISTU (Estudio de Impacto sobre el Sistema de Transporte Urbano).

En estos más de tres años, las obras de construcción se vieron obstaculizadas por diversas situaciones, como un hallazgo arqueológico y la pandemia por COVID-19. Sin embargo, ya solo están pendientes unidades de remates, pruebas de instalaciones, manuales y capacitación.

Mucha industrialización

 “La obra presenta un grado de industrialización muy alto, empezando por las losas prefabricadas que se usaron en la obra gruesa y, en general, por el montaje en talleres de materiales que se enviaban desde distintos puntos de Chile y del extranjero: ventanas, puertas, fachadas, ductos de climatización, mamparas se montaban en el extranjero y se traían a obra para ser instalados, o se premontaban y se traían a obra para ensamblarlos en talleres e instalarlos directamente como producto terminado”, explican en Sacyr Ingeniería e Infraestructuras Chile.

Otro de los aspectos llamativos de esta gran obra hospitalaria es el estricto cumplimiento a la normativa de gestión de residuos, dispuesto en la RCA (Resolución de Calificación Ambiental) del proyecto. “A través del Departamento de Medio Ambiente del Consorcio se han llevado a cabo estrategias internas de clasificación de residuos, más allá de las exigencias normativas. Todos los residuos que salen de la obra son separados y catalogados, para ser conducidos a vertederos autorizados y plantas de tratamiento y valorización”, detallan los especialistas de Sacyr.

Hospital Quillota Petorca en cifras

  • 551 estacionamientos
  • 282 camas
  • 24 salas de procedimientos
  • 15 cupos de diálisis
  • 9 pabellones
  • 9 boxes de Unidad de Emergencia
  • 8 boxes odontológicos
  • 6 pisos, un subterráneo y un nivel terraza con acceso a helipuerto
  • 3 salas de parto integral
  • 1 multicancha

41 proyectos ya iniciaron el proceso para obtener la CVS

Gran interés ha generado en los desarrolladores inmobiliarios la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), lanzada en mayo por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), con el propósito de poner a disposición de la industria de la construcción una herramienta que permita elevar los estándares constructivos de la vivienda residencial en Chile.

Si bien hay múltiples certificaciones internacionales consolidadas en el mercado, existía una necesidad por contar con un modelo nacional enfocado exclusivamente en las construcciones residenciales, que permitiera reflejar las distintas realidades constructivas, climáticas y contextos de la industria chilena a lo largo del territorio. 

En palabras de Erwin Navarrete, jefe de la División Técnica de Estudio y Fomento Habitacional del Minvu, la CVS es un paso crucial en materia de sustentabilidad en la construcción pues “gracias la colaboración de importantes actores del sector, hemos logrado implementar una herramienta que permitirá evaluar la sostenibilidad de lo construido y que nos pone en una posición de liderazgo en estas materias en Latinoamérica. Seguiremos trabajando porque los beneficios de la sustentabilidad lleguen a todos los sectores, en especial a los más vulnerables, pues es un buen camino para mejorar su calidad de vida”.

Actualmente la CVS cuenta con 41 proyectos registrados, tanto para precertificación como certificación, alcanzando con ello una cobertura de 462.626 m2 a lo largo de Chile. Las viviendas registradas en www.cvschile.cl están, principalmente, emplazadas en la Región Metropolitana, sin embargo, hay que destacar el trabajo desarrollado por el resto de las regiones, las que están fuertemente comprometidas por sumar más proyectos. Tal es el caso de la Región de los Lagos, que es la segunda zona con más proyectos inscritos, seguida por la Región de La Araucanía. En cuanto a las características de los proyectos, un 92% de ellos son viviendas en extensión y altura, y un 8% corresponde a viviendas unifamiliares. 

Goycolea 100, de Inmobiliaria Tarragona, ubicado en la Comuna de La Cisterna, se convirtió en el primer proyecto en precertificarse, alcanzando la categoría más alta del sistema, correspondiente al nivel sobresaliente. Gracias a las estrategias de sustentabilidad implementadas por Inmobiliaria Tarragona, en términos de eficiencia energética e hídrica, entre otros aspectos, el proyecto logra un ahorro promedio de un dividendo al año, el cual va en directo beneficio del usuario final. 

Para Natalia Reyes, Jefa de Sustentabilidad del Centro Tecnológico para la Innovación en la Construcción, entidad que está a cargo de la administración de la certificación “desde nuestras labores de administración del sistema hemos podido constatar el gran interés que ha suscitado la Certificación de Vivienda Sustentable, tanto a nivel de profesionales consultores en sustentabilidad y eficiencia energética, como entre los desarrolladores inmobiliarios. Es así como a la fecha, ya se cuenta con 142 profesionales acreditados como Asesores CVS y hemos visto entre los desarrolladores, que además de poner en valor los atributos sustentables de sus proyectos, buscan insertar el pilar de la sustentabilidad a nivel integral en sus propias operaciones”. 

Gracias a herramientas como la CVS, se incentiva al mercado inmobiliario a redoblar sus esfuerzos para avanzar hacia un modelo más sustentable y amigable con el medioambiente y, de esta manera, movilizar, tanto la oferta como la demanda por este tipo de construcciones. 

Fernando Colchero, Asesor de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios de Chile (ADI) e integrante del Comité Directivo de la CVS complementa “la creación de la CVS constituye un hito relevante en el camino para profundizar la penetración de la sustentabilidad en proyectos de vivienda. La CVS permite al comprador tomar una decisión más informada respecto al nivel de sustentabilidad de su vivienda, así como también, permite al desarrollador planificar de forma más precisa cuáles son las medidas de sustentabilidad que permiten alcanzar cada nivel de certificación”.

Desafío de los próximos años

Para complementar y potenciar todas las iniciativas que se están desarrollando para incorporar estrategias de sustentabilidad en el mercado inmobiliario nacional, es indispensable contar con instrumentos de fomento para promover este tipo de iniciativas. Tal es el caso de Banco Estado, que recientemente lanzó su plataforma “Mundo Verde”, la que agrupa, tanto a productos de inversión, como de financiamiento, cuyo objetivo es apoyar la reactivación económica de forma sostenible. Entre estos productos se destaca el crédito hipotecario denominado Ecovivienda, que consiste en un préstamo destinado a la adquisición de viviendas nuevas que cuenten con calificación energética con letra D o superior (A-B-C). Este dispondrá de una tasa del 1,79% anual, con un financiamiento del 80% y a 20 años plazo.

Beneficios para el desarrollador

Una vivienda con atributos de sustentabilidad, según la experiencia internacional, aporta un gran valor al activo inmobiliario desde el punto de vista de su comercialización. Junto con mejorar la imagen de la empresa posicionándola como un actor preocupado por los actuales desafíos medioambientales que enfrenta la sociedad y demuestra un uso eficiente de los recursos, tanto en su construcción como posterior operación. 

Beneficios para el usuario

La CVS permite al usuario mejorar su calidad de vida, pues transparenta la información sobre el estándar de una vivienda en términos de habitabilidad, confort interior, gasto de energía y agua. Contar con viviendas certificadas permite aportar al cuidado del medioambiente, ya que en éstas se han utilizado métodos y materiales amigables con el entorno, lo que reduce la huella de carbono de la vivienda.

Acerca de la Certificación de Vivienda Sustentable

Cabe recordar que la CVS es una herramienta que evalúa y valora, de manera objetiva, el estándar de viviendas en etapa de diseño y construcción, considerando criterios ambientales, sociales y económicos. A través de esta certificación es posible evaluar la correcta implementación de más de setenta estrategias o requerimientos de sustentabilidad, las cuales se encuentran agrupadas en seis categorías: salud y bienestar, energía, agua, materiales y residuos, impacto ambiental y entorno inmediato.

La CVS cuenta con dos etapas de certificación; por un lado, está la Precertificación, la cual se puede obtener en la fase de diseño, una vez que se ha obtenido el respectivo permiso de edificación, con el propósito de que el proyecto pueda comercializarse dando a conocer este atributo. Por otro lado, está la Certificación, la cual se obtiene luego de la recepción final de las obras, pues esta evalúa el proyecto ya construido.  Y por otra parte, la CVS cuenta con tres niveles de certificación denominados el más básico es “Vivienda Sustentable certificada”, el segundo nivel es “Vivienda sustentable destacada” y el tercer nivel y el más exigente es “Vivienda Sustentable Sobresaliente” según el puntaje que acumula el proyecto en el cumplimiento de los requerimientos de la certificación.

Su creación y desarrollo ha sido liderado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, con apoyo de los ministerios de Energía y del Medio Ambiente, además de la colaboración del Colegio de Arquitectos, la Asociación de Oficinas de Arquitectura, el Instituto de la Construcción, la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios, la Corporación de Desarrollo Tecnológico, la Cámara Chilena de la Construcción y el Centro Tecnológico para la Innovación en la Construcción, entre otras entidades públicas y privadas. Esta última institución, será la encargada de administrar el sistema, durante los próximos diez años.