Por Hernán Madrid, jefe de CES.
Durante 2023 el Instituto de la Construcción desarrolló una consultoría para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), centrada en la Resiliencia y sostenibilidad en los códigos de construcción de América Latina y El Caribe. En el ámbito de la sustentabilidad se abordaron adicionalmente certificaciones y sellos voluntarios, con colaboración activa del Chile GBC, lo que permitió levantar la situación actual del uso de certificaciones internacionales y locales en cada país de Latinoamérica.
En este contexto, desde CES y el Instituto, tuvimos la oportunidad de colaborar en una Nota Técnica basada en la información levantada, en la que el Instituto de la Construcción participó en coautoría.
Uno de los principales hallazgos en el ámbito de la sustentabilidad es el rol que juegan las certificaciones voluntarias, que contemplen variables que no están en los reglamentos y/o sean establecidas por sobre los estándares reglamentados, para, de esta manera, orientar y promover mejores estándares en las edificaciones y construcciones.
En materia de sellos y certificaciones locales, se identificaron 10 certificaciones, distribuidas en Brasil (5), Chile (2), Colombia (1), Costa Rica (1), y Guatemala (1); y 13 sellos o calificaciones distribuidos en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Panamá y Uruguay. Todos estas son aplicables a diferentes usos de edificios y/o viviendas, públicas y privadas.
Una certificación se considera más robusta cuando un tercero independiente es responsable de realizar pruebas de comprobación y otorgar la certificación. De estos, solo Brasil y Chile cuentan con sistemas de verificación independiente. Por otro lado, únicamente Argentina, Chile, Colombia y México cuentan con etiquetado energético específico para el sector.
En el ámbito de los incentivos, se observó que países como Colombia, Bolivia, El Salvador y Perú, incluyen incentivos normativos en alguno de sus códigos, beneficios constructivos para aquellas edificaciones que incorporen parámetros de sostenibilidad o alcancen algún nivel de certificación bajo algún esquema local o internacional, sean éstas realizadas por el sector público o privado.
Se concluye que existe al menos una certificación aplicable a cada país, sean nacionales o internacionales y que las certificaciones nacionales generalmente se adaptan mejor al contexto y prioridades locales.
Este escenario es una muy buena base para la colaboración en Latinoamérica y El Caribe, en un modelo similar a lo que ha sido el destacado trabajo del Código Modelo de Diseño Sísmico para América Latina y El Caribe en el que el Instituto de la Construcción ha actuado de secretaría general.