Energías Renovables No Convencionales, eficiencia energética en el diseño de la envolvente térmica, así como en los sistemas de climatización, ventilación e iluminación, son algunas de las estrategias de sustentabilidad de los tres recintos que ya pasaron la etapa de precertificación.
A menos de un año de su ingreso al sistema de Certificación CES, los hospitales de Constitución, Cauquenes y Parral, obtuvieron su precertificación con muy buenos puntajes: 65,5, 63,0 y 62,5, respectivamente.
Con el diseño del estudio luis vidal + arquitectos y la asesoría CES de b-green, los tres hospitales han aplicado criterios de sustentabilidad consistentes, destacando la implementación de Energías Renovables No Convencionales, la eficiencia energética en el diseño de la envolvente térmica, así como en los sistemas de climatización, ventilación e iluminación, como cuenta Nathalie Jaimes, coordinadora de Proyectos de b-green.
Es así como los tres hospitales estarán equipados con sistemas de colectores solares que contribuyen con un 45 % a la producción de Agua Caliente Sanitaria (ACS) en sus instalaciones.
“También se ha optimizado el uso del agua mediante la selección de artefactos sanitarios, griferías, paisajismo y sistemas de riego de bajo consumo. En cuanto a los materiales, se ha considerado la reutilización y el reciclaje de los residuos generados tanto en la etapa de construcción como en la de operación. Además, el acero utilizado en el sistema estructural de los edificios proviene de productores sostenibles”, precisa la profesional.
Asimismo, las estrategias de diseño han abordado aspectos clave para asegurar el confort de los usuarios. “Se ha garantizado un óptimo confort visual pasivo mediante una adecuada aportación de luz natural, así como un buen confort acústico a través de la configuración de los elementos constructivos interiores y exteriores. La calidad del aire será óptima gracias al diseño de ventanas operables y un sistema mecánico de inyección de aire exterior, equipado con filtros de alta eficiencia. Estos elementos, junto con los parámetros de diseño de climatización, aseguran también el confort térmico de los usuarios”, añade.
Desafíos particulares
Si bien el nivel de dificultad en la integración de estrategias CES fue equivalente para los tres recintos hospitalarios, “podría considerarse que en el Hospital de Constitución fue más desafiante lograr el cumplimiento del aporte de luz natural, atribuyendo esto a las condiciones de emplazamiento y orientación”, afirma Jaimes.
Esto llevó a que el análisis iterativo del diseño de fachada fuese más exhaustivo, “buscando dar respuesta a soluciones que no afectaran la coherencia del lenguaje arquitectónico, pero que sobre todo, otorgaran la mayor uniformidad posible y el cumplimiento de las condiciones mínimas que permitieran el máximo aprovechamiento de la luz natural”, dice.
Para el sistema de control solar, éste se priorizó a través de la selección de cristales con propiedades adecuadas. “Complementario a esto y al diseño retranqueado de ventanas de los paramentos de fachadas, se incorporaron elementos de protección solar adicionales en función de la ubicación y la orientación”, específica la profesional.
Así, en el Hospital de Cauquenes, “se han diseñado celosías horizontales en la fachada norte para reducir la incidencia solar, especialmente en las áreas de hospitalización, igual que en los hospitales de Parral y Constitución, en los que adicionalmente se disponen lamas verticales en las fachadas este y oeste. Adicionalmente, en el Hospital de Constitución se han considerado mallas microperforadas para reducir la exposición solar en los tramos de muro cortina”, asegura.
Por último, Nathalie Jaimes cuenta que la reducción del consumo en iluminación se generará mediante la instalación de dispositivos LED en el 100% de las instalaciones. Los hospitales contarán con un sistema de control centralizado con opciones de configuración de programación y ajuste teniendo en cuenta factores como la ocupación y las horas del día.
“El sistema, además, contempla la instalación de sensores de presencia, movimiento y de regulación de la intensidad de la luz. Cabe destacar que se ha desarrollado un plan de gestión y mantenimiento de las instalaciones, por lo que las auditorías periódicas del consumo energético, permitirán evaluar el comportamiento del sistema identificando áreas de mejora y ajustes según sea necesario”, sostiene.
Los hospitales de Parral, Constitución y Cauquenes se sumaron al proceso de certificación con CES, con el diseño del estudio luis vidal + arquitectos,buscando confort y eficiencia energética para sus usuarios, al igual que el premiado Hospital de Curicó.
Los tres complejos hospitalarios serán edificios sustentables, más eficientes y responsables con el medioambiente. Pablo Canales, arquitecto del Departamento de Proyectos Hospitalarios del Minsal, señala que “como Ministerio de Salud, estamos comprometidos con la infraestructura, creemos que es una forma importante de aportar a los compromisos que tenemos como país, a la reducción de las emisiones de carbono y de la contaminación en general”.
Diseñados por el estudio luis vidal + arquitectos, bajo una premisa concreta: “el objetivo del cliente y el nuestro era crear el mejor hospital posible para el paciente y el más sustentable”, dice Jorge Sánchez, director de proyecto Hospitales Red Maule, luis vidal + arquitectos.
Y es que el estudio posee experiencia en diseño sustentable: “no sólo hemos diseñado unos hospitales más confortables, sino que los hemos construido”, asegura.
Un diferenciador claro es el uso de la luz natural, la que ayuda a reducir el tiempo de recuperación del enfermo, además de disminuir el costo energético en luz artificial. “Por eso, se le ha dado protagonismo en recintos regularmente ocupados, como las habitaciones de hospitalización y otros espacios de tratamiento y recuperación. También hemos buscado una definición de factor forma que fuera lo más compacto posible para reducir las pérdidas energéticas y asegurar los consumos anuales, además de desarrollar una envolvente térmica muy superior a las exigencias normativas, entre otras medidas”, precisa Ítalo Veas, coordinador de envolvente y estrategias de sostenibilidad Hospitales Red Maule, luis vidal + arquitectos
Se adoptó la tipología de espina para resolver el programa solicitado, la que permite evitar la doble circulación clásica del sistema en doble peine con la consiguiente optimización de superficie. En estos casos, una circulación de público mayormente en la planta baja da acceso a las unidades dispuestas en esta planta y a cada una de las salas de espera de las unidades de las plantas inferiores y superiores.
En tanto, en la planta inferior, la circulación es principalmente interna y, al igual que en la baja, son los funcionarios y pacientes hospitalizados quienes circulan y acceden directamente a sus destinos. La tipología de espina empleada concentra circulaciones, lo que permite que los bloques longitudinales que alojan las hospitalizaciones y zonas administrativas den frente a las entradas principales posándose limpiamente sobre los zócalos, que alojan las unidades de diagnóstico y tratamiento.
“Con esta estrategia se busca la integración en el entorno, ya que se reduce y humaniza la escala de este tipo de edificios. Además, se han utilizado colores asociados al valor local de la propia ciudad: en el caso del Parral, su reconocida tradición agrícola determinó la elección de tonos verdes y amarillos; en el caso de Constitución, es su vínculo con el océano, por lo que se ha optado por tonos azules y naranjas del atardecer en el mar”, asegura Jorge Sánchez. Mientras que en el Hospital de Cauquenes se ha empleado una tipología más clásica, “la de doble peine, en la que una circulación pública ubicada al oriente resuelve los accesos de visitas y pacientes externos y una interna la de los de funcionarios y pacientes hospitalizados, en el lado poniente del edificio. También aquí se emplea el color como estrategia de identificación, en este caso, tonos ocres y tintos de la tradición alfarera y vinícola del lugar”, sostiene Ítalo Veas.
Requisitos CES
Para luis vidal + arquitectos, los requisitos de la certificación CES adhieren a sus valores y principios para diseñar edificios de bajo impacto y consumo energético mínimo. En luis vidal + arquitectos comparten los valores asociados al uso de la luz natural, el confort acústico, la búsqueda por el bajo consumo energético, el desarrollo de envolventes térmicas que conjuguen costos, aspectos constructivos y valores de diseño, uso eficiente del agua y desarrollo de instalaciones, todos ellos involucrados en la arquitectura hospitalaria.
Los hospitales de la Red Maule integran conceptos tanto de eficiencia funcional como operativa y de sostenibilidad. “Los criterios CES nos han ayudado a orientar y justificar a nivel técnico las intenciones que teníamos y que mostramos en el diseño de los edificios: aprovechamiento máximo de la luz natural, aislamiento óptimo para minimizar el gasto energético, ubicación estratégica de instalaciones. El objetivo era reducir el estrés en el uso de la infraestructura y aprovechar al máximo las condiciones preexistentes para minimizar el impacto de los edificios, tanto en su construcción como en su operatividad, y lograr, a la vez, la mejor experiencia para los usuarios”, afirma el director de proyecto Hospitales Red Maule.
En ese sentido, “nos parece que CES es una herramienta muy valiosa para conseguir estos objetivos”, dice Pablo Canales. Y agrega que “al visitar el Hospital de Curicó fuimos verificando los elementos que se fueron validando durante la certificación y reconocimos aspectos que pueden retroalimentar la futura operación de los sistemas y su impacto real en el entorno, habitabilidad y en el confort de los usuarios”.
Desafíos del diseño
Sin duda, en los Hospitales del Parral y Constitución, hubo un mayor desafío al integrar estrategias CES, “ya que tienen una mayor superficie de fachada oriente/poniente. Esa orientación nos obligó a tener en cuenta el diseño de las protecciones pasivas en fachada y controlar la relación de superficies opacas/acristaladas, para proteger los edificios lo más posible del soleamiento intenso en verano y escaso en invierno”, especifica el coordinador de envolvente y estrategias de sostenibilidad Hospitales Red Maule.
Para ello, “siempre realizamos estudios previos específicos de protección y aprovechamiento de la luz que hagan compatible las estrategias pasivas con desafíos de diseño y un resultado compositivo significativo, dada la importancia social que tiene este tipo de hospitales públicos. Estas estrategias luego son contrastadas y analizadas conjuntamente con el especialista de eficiencia energética y el asesor CES, para, de manera conjunta, encontrar las soluciones que mejor respondan a los requerimientos”, sostiene Veas.
Y reconoce que la especificación de los materiales ligados a la envolvente térmica no siempre fue sencilla, porque “nos encontramos con exigencias muy altas que no todos los materiales cumplían. En algunos casos, hemos tenido que trabajar junto con nuestro cliente, la Sociedad Concesionaria Red Maule, para buscar en el mercado soluciones que nos permitieran conseguir los espesores, cargas y desempeños acordes a las exigencias del proyecto”, comenta.
En el caso de la envolvente, al optar por una “fachada ventilada”, “la tecnología misma jugaba a nuestro favor, ya que están pensadas para garantizar las mejores condiciones posibles de aislamiento. Cuando abordamos el diseño de los vanos de ventanas para proporcionar luz natural al edificio nos vimos obligados a hacer múltiples estudios hasta lograr la solución óptima”, añade el coordinador.
Control solar
El estudio ha optado por una protección pasiva basada en lamas horizontales/verticales, dependiendo de sus orientaciones para cada uno de los hospitales.
En el caso del Hospital de Cauquenes, dada la preeminencia de su orientación norte, se ha optado por quiebrasoles horizontales; en cambio, para para los de Parral y Constitución se ha privilegiado el sentido vertical.
Por otra parte, “en conjunto a la especialidad de eficiencia energética, se han configurado unos vidrios que controlan las ganancias solares y control de los factores de sombra para conseguir los niveles de iluminación interior óptimos”, explica Sánchez.
Asimismo, los arquitectos comparten que las instalaciones se encuentran integradas en el diseño del edificio, lo que, además de ayudar a que la infraestructura esté perfectamente integrada en su entorno, minimiza los trazados de instalaciones con el consiguiente ahorro energético y de superficie.
“Cada uno de estos hospitales contará con equipos de climatización de máxima eficiencia, uso de agua controlado con sistemas de bajo consumo, paneles solares, entre otras medidas. Por último, a través del uso de vegetación autóctona de mínimo consumo hídrico en patios y zonas comunes será posible reducir en un 20% la evapotranspiración, y con ello, el consumo de agua para riego, además del ahorro en el traslado de especies desde distancias largas”, dice Jorge Sánchez.
Con cerca de 56 años de existencia, el complejo de CEPAL en Vitacura avanza en el desarrollo de un nuevo proyecto de renovación, esta vez en su sector Norte. Al ser una intervención en una estructura ya existente, la tarea resulta compleja por lo que la implementación de metodologías como BIM será clave, al permitir abordar de forma integrada y anticipada la coexistencia de múltiples especialidades.
Ubicado en la comuna de Vitacura, en Santiago, se encuentra el Edificio de las Naciones Unidas, sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), considerado como un verdadero hito de la arquitectura moderna latinoamericana. Inaugurado en 1966, este edifico diseñado por el arquitecto chileno Emilio Duhart, en colaboración con Christian de Groote, Roberto Goycoolea y Oscar Santelices se inspira en la obra del famoso realizador francés Le Corbusier, con hormigón a la vista y juego de volúmenes, además de combinar elementos alusivos a la historia y el arte de América Latina.
Según se menciona en su sitio web, la construcción es una gran estructura de concreto armado, robusta y ligera a la vez, en la que el piso principal aparece sostenido por 28 pilares. Su referente más característico es el “Caracol” ubicado al centro del edificio, que contiene en su interior dos salas de reuniones circulares que representan la igualdad de todos los países miembros.
Con más de 56 años de vida, la obra ha pasado por diversos cambios y situaciones que la han llevado a realizar modificaciones, como por ejemplo, tras el terremoto de 2010 donde la estructura sufrió algunos daños menores, por lo que el edificio fue sometido a remodelaciones para modernizar sus espacios y recobrar en algunas zonas el diseño original de sus creadores, renovando su cuarto piso que incluyó una moderna sala de conferencias.
De la misma forma y para estar acorde a los nuevos tiempos, en 2022 se anunció el desarrollo de un nuevo proyecto para la construcción y renovación del Edificio Norte de CEPAL; idea que ya venía gestionándose desde el año 2016.
Proyecto de Renovación
La renovación y construcción del edificio ubicado en la Sección Norte del complejo de CEPAL, comprende aproximadamente 2.600 m² de superficie interior e incluye espacios de oficinas y áreas comunes para cerca de 145 funcionarios, salas de reuniones y baños. “El proyecto se circunscribe dentro de una estrategia global de Naciones Unidas de actualización de sus activos inmobiliarios y en esa revisión notamos que había trabajo pendiente, edificios que requerían cambios, producto de, por ejemplo, actualizaciones de norma y que tenían un consumo excesivo de energía”, explica el arquitecto Eduardo Lyon, jefe sección de Servicios generales de CEPAL.
A raíz de aquello, se realizó una evaluación con TCO (costo total de propiedad), que corresponde a una evaluación del ciclo de vida del edificio, para entender cuál es el real costo y cuál es la estrategia más adecuada para el edifico: ya sea, reemplazarlo, repararlo, cambiarle la maquinaria, etcétera. “Lo novedoso de este análisis es que toma el ciclo de vida completo del edificio e incluye el costo de operarlo”, comenta Lyon.
Importancia de nuevas tecnologías
El proyecto presenta la complejidad de ser una intervención a una estructura pre existente, además de incorporar tecnologías adicionales a las de un proyecto tradicional de este tipo. Ante este desafío la implementación de BIM es clave, porque permite abordar de forma integrada y anticipada la coexistencia de múltiples especialidades. “El desafío en esta obra era abierto y usando tecnologías BIM pudimos modelar el edificio antes de construir, nos permitió entender que el edificio iba a ser económicamente factible y nos iba a permitir ahorrar energía”, señala Lyon.
El uso de BIM, desde las primeras etapas del diseño, se pretende extender hacia la etapa de construcción e incluso a la posterior operación del edificio, siempre teniendo como objetivo la integración de los sistemas en un modelo cuyo objetivo es la eficiencia y la sostenibilidad. “Gracias a BIM sabíamos cuánto podría ser el consumo del edificio: cuánto iban a consumir las plantas fotovoltaicas, las capacidades de todo, las ingenierías, etcétera. Una integración temprana es una ventaja que ofrece BIM ya que mucha gente puede colaborar. ¿Por qué hacer las preguntas después si gracias a BIM las puedes hacer antes?”, comenta Lyon, agregando que con el uso de BIM se pueden establecer parámetros, valores de un proyecto, modelar, entre otros.
Y es que de acuerdo al arquitecto, BIM trae también la conversación a la mesa. “Contamos con el apoyo de Construye2025, tuvimos conversaciones con otros grupos, con la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), nos volvimos una especie de experimento continuo. Hemos tenido conversaciones sobre todo, implementando BIM y economía circular”, sostiene Lyon.
Sobre esto último, desde CEPAL, señalan que la economía circular tiene un rol fundamental a la hora de entender el desarme del edifico existente. “Una sistematización en las faenas de retiro y clasificación de elementos constructivos tendrá como prioridad la reutilización o reciclaje de estos, para que solo en última instancia se deba realizar una disposición final en depósitos de residuos autorizados”, explica Lyon, agregando que se ha establecido como parte del proyecto un plan de reciclaje, donde mediante mecanismos de trazabilidad se permita tener un registro de las posibilidades de reutilización como primera prioridad. Adicionalmente, como fomento a pequeños productores y proveedores locales, el proyecto contempla la utilización puntual de revestimientos sustentables artesanales locales y el uso de materias primas provenientes de elementos vegetales.
Así, estos elementos transforman el proyecto en un hito por dos razones principales: el proceso y el producto en sí. “Al hablar del proceso nos referimos a la colaboración que ha habido entre diferentes partes y por la simultaneidad. Estamos acostumbrados a la secuencialidad, una cosa detrás de la otra, los errores caen en las manos del otro. Al hacer el proceso simultáneo, se está mostrando una manera de cómo debería hacerse la arquitectura pública en Chile, cómo colaborar, cómo agruparse. Es un proceso interesante de estudiar, repetir y mejorar”, señala Lyon.
Por su parte, al hablar del producto, se hace referencia al hecho que los edificios sean generadores de energía y tengan la capacidad de generar el confort mediante las soluciones técnicas adecuadas. “Este edificio tiene un nivel tecnológico interesante y a pura tecnología local. Todo se controla desde una central, por un computador o varios, desde el riego hasta los enchufes. Hay plataformas de control con los aires acondicionados de todas las oficinas. Los pisos de trabajo tienen sensores que van alineando las luces de acuerdo a la luz que hay afuera. Tiene sensores de movimiento para apagar las luces, etcétera. Este edificio va a incorporar automatización del mismo”, explica Lyon.
Llamado a participar
Para poder avanzar con el desarrollo de renovación y construcción del edificio Norte, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), está realizando un Requerimiento de Expresión de Interés para identificar empresas constructoras, individuales, consorciadas o en colaboración empresarial conjunta, locales e internacionales, con sólida experiencia, y que cumplan con los requerimientos técnicos, financieros y legales, para ser precalificadas como potenciales contratistas para la ejecución de las obras del proyecto.
Las empresas constructoras interesadas pueden acceder a los detalles del presente Requerimiento y Bases Administrativas en los siguientes enlaces:
Aquellas empresas constructoras que sean precalificadas por CEPAL en función de su idoneidad técnica, financiera y legal, serán invitadas a participar en el proceso de selección de oferentes que CEPAL llevará adelante a través de un Requerimiento de Propuestas Multietapa con Diálogo Competitivo. La fecha límite para presentar las expresiones de interés es hasta el 27 de septiembre de 2022.
Desde el inicio de la Revolución Industrial la humanidad ha estado dominada por un sistema económico absolutamente lineal: producir, consumir y desechar. No es necesario detenerse a explicar el impacto que este modelo ha tenido en nuestro medio ambiente. Son tan graves que según un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU nuestro planeta va a alcanzar el decisivo límite de 1,5 ℃ por encima de la temperatura de la época preindustrial en el año 2030.
Es por eso por lo que urge cambiar la economía lineal por una circular y el desafío es trabajar con una visión de largo plazo que permita generar un modelo que vaya más allá del reciclaje y en el que las empresas y organizaciones de todo tipo y tamaño se hagan cargo adecuadamente de sus residuos, valorizarlos y dándoles una nueva vida o uso.
Todos lo sabemos, pero muchos olvidamos que vivimos en un planeta de recursos finitos y cada día somos más humanos con un modelo de vida que es imposible sustentar, el principal pilar de la economía circular es la regeneración. Sus acciones buscan restaurar el equilibrio que necesita el ecosistema para que nuestra especia pueda prosperar en armonía con la naturaleza.
Ya entrando en materia, en la construcción es habitual la recuperación de los despuntes de acero para reciclarlos y fabricar acero nuevo. Pero no sólo los despuntes de acero son residuos en una obra, también hay madera, hormigón, plásticos y vidrios, entre otros. En el mundo, la construcción es responsable del 35% de los residuos sólidos.
“Actualmente los Residuos de la Construcción y Demolición (RCD), son un gran problema en el mundo, y en Chile generamos mucho más. Por ejemplo, en un país desarrollado la construcción de un edificio habitacional genera 0,14 metros cúbicos (m3) de residuos por cada metro cuadrado (1m2) construido. En cambio, en nuestro país, para ese mismo edificio generamos 0,26 m3 por m2, casi el doble”, explica Felipe Ossio, académico de la Escuela de Construcción de la Pontificia Universidad Católica de Chile y vicepresidente del SubComité de Economía Circular del Instituto de la Construcción (IC).
“En una primera etapa en Chile hemos abordado la economía circular en la construcción a través del concepto de gestión de residuos. Tanto públicos como privados han dado pasos fundamentales y con grandes resultados en esa línea, pero es indispensable transitar a modelos circulares que incluyan las etapas de gestión y diseño. Primero, hay que tener claro que los materiales y componentes deben mantenerse circulando en la tecnósfera (ciclos técnicos) y biosfera (ciclos biológicos) por el mayor tiempo posible con la mayor calidad posible; debemos privilegiar uniones físicas antes que químicas que permitan el desmontaje, adaptación, recuperación y mantenimiento de estos”, señala Anamaría De León arquitecta y consultora en economía circular, miembro del SubComité de Economía Circular del IC.
Y agrega que “en la etapa de diseño arquitectónico y de materiales se define entre el 60% y 80% de la sostenibilidad de una obra o producto. El diseño para la deconstrucción, diseño para la reversibilidad, banco de materiales, modulación y estandarización reversibles y diseñar por capas, son algunas de las estrategias que podemos activar en etapas tempranas de un proyecto.”
Para enfrentar este problema, el programa Construye2025, impulsado por Corfo y administrado por el Instituto de la Construcción, elaboró una Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción, que se lleva a cabo en conjunto con los ministerios de Vivienda, Medio Ambiente y Obras Públicas.
El objetivo es lograr un país que gestiona sus recursos en forma eficiente, por lo cual trabajan en cinco ejes estratégicos: el ordenamiento y planificación sustentable del territorio; la coordinación y articulación pública; la cadena de valor sustentable y circular; la necesidad de desarrollar y fortalecer plataformas de datos que entreguen información para el diseño de políticas públicas y creación de nuevos mercados en torno a la economía circular en construcción; y la remediación ambiental de los resultados de la extracción de áridos y disposición inadecuada de los RCD.
La iniciativa busca generar una industria más productiva disminuyendo en un 20% los costos de producción; aumentar en un 20% las edificaciones sustentables y disminuir en un 30% las emisiones de CO2 al 2030.
La coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025 a cargo de la iniciativa, Alejandra Tapia, señala que la economía circular busca optimizar los recursos mejorando la sustentabilidad, productividad y competitividad de las empresas, así como también impulsar la innovación para la creación de modelos de negocios y servicios que disminuyan la extracción de recursos, constituyendo una oportunidad para ampliar la base de la economía del país.
Así, no sólo tenemos una industria más sustentable, sino que también la economía circular ayuda a generar nuevos empleos que la OIT los cataloga como “empleos verdes” y los califica de la siguiente manera: “Empleos decentes que contribuyen a preservar y restaurar el medio ambiente ya sea en los sectores tradicionales como la manufactura o a la construcción o en nuevos sectores emergentes como las energías renovables y la eficiencia energética”. Más aún hace hincapié en que estos empleos verdes permiten: aumentar la eficiencia del consumo de energía y materias primas; limitar las emisiones de gases de efecto invernadero; minimizar los residuos y la contaminación; proteger y restaurar los ecosistemas; y contribuir a la adaptación al cambio climático.
Desde hace más de un año, el Instituto de la Construcción articula, junto a un gran número de reparticiones gubernamentales, universidades, oficinas de ingenieros y arquitectos, además de empresas privadas y organismos que las representan, como el Instituto Chileno del Acero y la Corporación de Desarrollo Tecnológico; el Subcomité de Economía Circular, que está trabajando para promover y aplicar en la construcción este modelo, cuyos beneficios son claros y muy palpables. Además de la disminución en el uso de la energía, lo que permite reducir la huella de carbono en la construcción, está el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, pues permite contar con ciudades más sustentables y pensadas en beneficio de la sociedad.
Este es un tema muy relevante, pues el Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés) estimó que en 2050 el 90% de la población latinoamericana vivirá en ciudades, es decir alrededor de 570 millones de personas. Si somos conscientes y trabajamos en beneficio de ellas, muchas de estas personas podrán disfrutar de un medioambiente más sano y una mejor calidad de vida para mediados de este siglo.
¿Hasta cuándo hablaremos de arquitectura sustentable como si la sustentabilidad fuera una cualidad externa a la arquitectura? ¿Estará aún vigente el compromiso con la buena arquitectura o la sustentabilidad se la está devorando?
Muchas veces se ha dicho que los procedimientos de certificación sustentable más parecen un “check list” que un verdadero sistema promotor de una arquitectura de calidad. Esto, aunque no fuera cierto, nos pone en alerta. Una posible confirmación atentaría en contra del sano principio que ostentan los procedimientos de medición y evaluación de la “sustentabilidad” de los edificios, dentro de los cuales se incluye CES. Definitivamente, estos procesos deben poner al usuario, al ocupante del espacio, en el centro de atención. Y cada vez más. Y esta es la esencia, la razón de ser de la arquitectura.
Hoy por hoy, el coronavirus tiene en jaque las tendencias inmobiliarias del momento y los análisis programáticos arquitectónicos de los edificios en general. Los espacios necesarios para nuestras actividades están repensándose, considerando nuevas necesidades, nuevas funciones. Los espacios más domésticos, más íntimos, como la vivienda, necesitan nuevos programas para dedicar al trabajo o al estudio, “sin salir de casa”. Y a esto hay que agregar nuevos y mayores tiempos de permanencia en los hogares. Por otra parte, los espacios públicos, de encuentro, compartidos, requieren ajustes como aumento en los metros cuadrados por persona, más ventilados, con protocolos de sanitización, espacios de espera o de transición.
El coronavirus ha puesto en evidencia la importancia del diseño arquitectónico en cuanto a la calidad de este tipo de espacios se refiere. Y son los arquitectos desde la génesis del diseño que tempranamente disponen de las herramientas necesarias para la conducción adecuada en la planificación edilicia, en particular para los edificios de uso público a los que apunta CES.
Aunque parezca una perogrullada, el usuario debe ser el gran protagonista e inspirador en el proceso del “diseño sustentable”. En otras palabras, no debemos quedarnos en resolver la fórmula que permita la calificación buscada. Es necesario ir más allá de la atractiva imagen sustentable, pasando a lo más profundo del contenido de esa imagen. Es, en definitiva, un contenido que habla del usuario, de las personas ocupantes, de sus necesidades, de sus funciones mejor acogidas. Y, finalmente, de cómo estas personas perciben los aportes de estas metodologías.
Es en este sentido que quisiera poner énfasis en el aspecto “calidad medioambiental interior”, elemento de evaluación fundamental en CES y que toma especial relevancia en la concreción de mejores espacios. La inclusión de aspectos pasivos incorporados a la arquitectura, calidad en la relaciones entre recintos, y desde estos al exterior, aislamiento del ruido exterior, buena iluminación natural y aire interior, aspectos todos que apuntan al confort directo del ocupante y que contribuyen directamente en una mejor arquitectura. En definitiva, acciones que son consecuencia directa de un buen diseño arquitectónico.
Y esta es una muestra de cómo los métodos de certificación ciertamente, lo queramos o no, se han transformado en promotores de edificios en donde las posibilidades de satisfacción de parte de los ocupantes se ve acrecentada.
Más que un check list, se debe tratar de la promoción de buenos resultados para un edificio que debe ir en beneficio de quienes los ocupan y como positivo aporte al desarrollo de sus actividades. Espacios de calidad porque se diseñan de manera consciente con respecto a quienes los usarán. Se trata de cómo vivimos los edificios no sólo cómo los vemos u observamos.
La pandemia traerá cambios positivos en la arquitectura y así es que, salvo excepciones de fondo, no hay mal que por bien no venga. Es una oportunidad más para poner en valor la importancia que tiene el adecuado diseño de espacios que redunde en que nuestra actividades se desenvuelvan en ambientes de calidad. Es el fin que persigue la arquitectura y CES se ha transformado en un muy buen aliado.