Arquitectos informados y conscientes del desarrollo sostenible

Por Paola Molina, presidenta de Certificación Edificio Sustentable (CES).

En el Día del Arquitecto, quisiera comenzar por felicitar a todos los colegas que desde sus diferentes veredas del ejercicio profesional van colaborando al desarrollo de la arquitectura en nuestro país, con identidad, con innovación, pero sobre todo con responsabilidad frente a los desafíos inminentes que tenemos por delante. 

Hoy, sin duda, son tiempos desafiantes, donde tenemos un incremento en el déficit de vivienda, una situación social sensible, una realidad económica compleja, una pandemia latente y, a la vez, una gran encrucijada con el cambio climático. De alguna manera, se vinculan todas cuando nos enfocamos en el ejercicio de nuestra profesión.

En el pasado hemos podido experimentar épocas en que han existido desafíos similares a los de hoy de Déficit Cero de Vivienda, pero donde el propósito sobrepasó el objetivo, volviéndose un resultado complejo, aunque es importante reconocer que conceptos como desarrollo sostenible y ciclo de vida aún no estaban permeados en nuestra sociedad y clase política como hoy sí lo están.

En cambio, estos tiempos nos traen soluciones. Hoy contamos con una hoja de ruta a nivel global que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), donde la arquitectura y el urbanismo tienen injerencia directa sobre los 17 objetivos, siendo una profesión portadora de una gran responsabilidad en poder materializar un mejor futuro.

Dentro de los 17 objetivos está el Objetivo 9: Industria, Innovación e infraestructura, lo que está muy en línea con los propósitos de la actual gestión del Minvu de lograr Déficit Cero de Viviendas a través de la industrialización. Pero este resultado será positivo y generará externalidades positivas en el corto, mediano y largo plazo, solo si se enmarca bajo el desarrollo sostenible

La industrialización por sí sola no mejorará la calidad de la vivienda, ni evitará problemas de habitabilidad posterior, solo podrá ajustar plazos de ejecución y minimizar residuos (si es bien ejecutada). La industrialización toma un curso positivo evitando los errores del pasado, solo si se circunscribe al universo de los ODS y a las herramientas en línea con este propósito desarrolladas actualmente en nuestro país como son: la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), la Certificación de Edificios Sustentables (CES), la Calificación Energética de Viviendas (en letras superiores o iguales a D), la Ley Marco de Cambio Climático, la Ley de Eficiencia Energética, la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, la postergada actualización de Reglamentación Térmica, la Estrategia de Economía Circular Sector Construcción, la Hoja de Ruta RCD de Economía Circular sector Construcción, el Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes donde se está obligado a reportar emisiones en una obra, entre otras.

Por lo anterior, la arquitectura sostenible, además de usar las herramientas ya disponibles, permite desarrollar proyectos conscientes que:

  • Mejoran la calidad de vida de las personas.
  • Cuidan el medio ambiente.
  • Son asequibles.
  • Visualizan y consideran todo el ciclo de vida de nuestros diseños para hacer un buen diseño que persista y aporte en el tiempo. 
  • Aportan diseños que demandan y disponibilizan recursos sostenibles en el tiempo.

Nuestra responsabilidad como arquitectos es estar informados y conscientes de ello, aplicándolo en todos los roles que nos corresponda desde nuestro ejercicio profesional.

Diseño sustentable: más que un eslogan, una necesidad urgente de adoptar

Por Néstor Vásquez, arquitecto de la Universidad de Chile, arquitecto del edificio Centro de Día del Adulto Mayor de Punta Arenas ganador del Premio CES 2019.

El arquitecto se presenta ante la obra como el creador de espacios y volúmenes donde las personas desenvuelven su vida y su actividad diaria, generando el cobijo suficiente para satisfacer la función y la emoción de habitar. Sin embargo, nuestra labor nos ha llevado a incorporar nuevos conceptos y desafíos que se han sumado al arte y a la técnica. Es así como la sustentabilidad ha venido a poner un punto importante en nuestra obra, y el arquitecto en su misión de responder al momento en el cual se encuentra, debe estar consciente de esta problemática actual mundial, en el cuidado de los recursos naturales y la contaminación. 

Por tal motivo, esta preocupación por el medio ambiente donde vivimos, nos debe llevar a reflexionar en su cuidado, y es ahí donde nuestra labor puede interferir en proyectar los espacios adecuados, que cuenten con una orientación acorde al lugar donde se emplaza la obra, que nos proteja del clima y capte o controle la energía solar disponible, la energía eólica en zonas con vientos suficientes para aprovechar su potencial, captación del agua lluvia, y, en general, crear prácticas sostenibles para lograr evitar el gasto excesivo de energía, utilizando así, recursos que el propio entorno ofrece para el funcionamiento del conjunto.

Tenemos que pensar cada vez que nos enfrentamos a un “papel” que ya no existe vuelta atrás, y que nuestros proyectos deben ser sustentables, para poder mirar y tener un mundo mejor, un planeta más sano y una naturaleza más limpia.  La reducción del impacto ambiental que hacen las nuevas prácticas sustentables en la arquitectura son un gran paso para preservar nuestro planeta. 

Entonces, nuestra función será diseñar para respetar el medio ambiente, pero esta característica no impedirá que la obra sea limitada en su diseño, todo lo contrario, es posible potenciar la calidad formal y espacial, cuyo resultado hará que estén incorporadas en su entorno, sean más confortables para los usuarios, y la comunidad las acepte como propias. 

La tecnología que incorporamos en estas obras, la utilización de los materiales, su disposición en relación a la acústica y la aislación térmica, por ejemplo, harán que la calidad de vida de las personas que habitan en ellas sea superior; serán más saludables puesto que al dejar de estar expuestos a la contaminación continua de la vida cotidiana son capaces de ayudarnos a mejorar nuestra salud evitando o disminuyendo la posibilidad de enfermar por causas contaminantes, medio ambientales o por un entorno agreste o sucio.

Los arquitectos contribuiremos coordinando todas las especialidades y profesionales que nos puedan aportar desde cada una de sus áreas, es decir, todo un equipo profesional estará en sintonía con el proyecto total, por lo que podemos decir que la sustentabilidad es un aspecto de gran interés e importancia para todos los ámbitos del conocimiento y para las diversas actividades humanas, puesto que en la actualidad debe formar parte de las políticas de desarrollo de cualquier país o región. En la arquitectura, los criterios ecológicos y de diseño sustentable ya no son más un eslogan, sino una necesidad urgente de adoptar, ya que nuestra sociedad lo requiere, y nuestros edificios deben responder a ella.

Necesitamos repensar, aportar y actuar ahora

Por Paola Molina, presidenta Certificación Edificio Sustentable (CES)

En esta nueva conmemoración del Día del Arquitecto quisiera escribirles a mis colegas con el fin de animarlos y empoderarlos hoy en nuestro rol frente a los desafíos que se nos prestan en esta década con miras a poder seguir viviendo al 2050 con el medio ambiente y clima, cercanos a los que conocemos y hemos vivido por milenios y que nos han permitido el desarrollo y la subsistencia.

Todos ya hemos percibido y escuchado el innegable cambio climático que nos afecta y hemos podido vislumbrar como no solo debemos trabajar en mitigar sus consecuencias sino también en planificar y desarrollar la adaptación a futuros escenarios posibles en que sea viable una sana convivencia entre el ser humano y el medio ambiente que lo rodea de manera que se facilite nuestra existencia.

Frente a este desafío, el sector de la construcción: arquitectos, ingenieros, constructores, técnicos y operarios tiene mucho que repensar y aportar. 

Para entrar en contexto revisaremos algunas cifras, es importante destacar que siempre son bastante conservadoras en relación con la realidad, debido a que los datos son difíciles de levantar y esto se complejiza más aún cuando hablamos de nuestra realidad local. 

Hoy el sector de la construcción representa el 40% del consumo de las materias primas a nivel mundial y en Chile somos responsables del 34% del total de los residuos sólidos generados en nuestro país.

También este sector en Chile, consume un 30% aprox. de energía y a nivel mundial un 36% de la energía global. 

En Chile el sector de la construcción genera un 30% de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y a nivel mundial las emisiones de CO2 son equivalentes a un 39% (28% operación y 11% Carbono incorporado considerando solo Acero, Cemento y Vidrio principalmente)

En temas de agua, a nivel mundial, el sector consume un 16% del total.

Estas responsabilidades, por falta de conocimiento, no la estábamos considerando dentro de las variables al momento del diseño, no teníamos la necesidad de hacernos cargo porque no eran visible, ahora si lo son y eso nos da una gran posibilidad de aportar a mitigar el cambio climático, también a adaptarnos y a mejorar la calidad de vida de las personas.

Así mismo, en ámbitos de calidad de vida, generábamos externalidades con edificaciones que actualmente promedian temperaturas fuera de los rangos de confort (19°-26°C) en épocas de frío y calor, obligando a los usuarios a depender de equipos de calefacción y refrigeración cuando es posible, y cuando no es viable, a sufrir con la pobreza energética. Lo anterior en un clima en gran parte de nuestro país bastante benigno, en que es muy factible controlar la demanda de energía con un buen diseño logrando muy buenos estándares de calidad de ambiente interior.

El desafío ahora es que debemos considerar todas las externalidades mencionadas al momento de diseñar, y debemos contribuir a disminuirlas en al menos en un 50% al 2030 de la demanda de energía de la nueva construcción y al 2035 una reducción de 50% de las Emisiones de CO2 de todo el parque edificado.

La buena noticia de hacernos cargo de este desafío es que es muy rentable en todos los ámbitos, tanto social, ambiental como económico. Tal vez la mayor barrera de entrada sea reconfigurar nuestras mentes creativas, en la manera de pensar, y de evaluar las prioridades en los diseños, para poder actuar y aportar. 

Con una mano creativa, considerando las variables anteriores y una buena capacidad de integrar especialidades saldrán proyectos formidables, como los que ya comienzan a aparecer alrededor de todo el globo.

Además:

  • • Hoy contamos con herramientas como BIM que nos facilitan la visualización de las externalidades y la integración de especialidades en fases tempranas de diseño, a tiempo de hacer cualquier ajuste para optimizar la calidad y ejecución de los proyectos.
  • • Tenemos certificaciones sustentables nacionales e internacionales, que nos permiten visibilizar los aportes en cada uno de estos aspectos y otros que nos ayudan además de mitigar y adaptar con nuestros edificios al cambio climático y mejorar considerablemente la calidad de vida de sus usuarios. Me permito en este punto destacar a las certificaciones nacionales porque están adaptadas a nuestras necesidades y realidad climática y sociocultural para lograr los mejores resultados: CES – Certificación de Edificios Sustentables, CVS – Certificación de Vivienda Sustentable y la CEV – Calificación energética de Vivienda, pronto también tendremos la CEEUP Calificación Energética de Edificios de Uso Público (no residenciales).
  • • Tenemos una normativa y política pública que está en proceso de fortalecimiento. Hoy en los Planes de Descontaminación Atmosférica desde ya, aplican la futura actualización a la Reglamentación Térmica (RT)en varias localidades del centro sur de nuestro país. Cuando prontamente se actualice la RT, esta tendrá alcance sobre todas las localidades de nuestro país mejorando considerablemente la calidad de vida de las personas.
  • • Tenemos en vigencia recientemente aprobada la Ley de Eficiencia Energética que hará obligatorias las calificaciones energéticas tanto de lo residencial como del área no residencial; y en espera de ser aprobada en el Congreso también está la Ley de Cambio Climático.
  • • Tenemos en desarrollo el Plan Nacional de Eficiencia Energética que proporcionará un marco para el desarrollo de la estrategia de nuestro país en esta temática.
  • • Tenemos la Estrategia de Economía Circular de la Construcción recientemente impulsada por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC). El Construye 2025 y el Instituto de la Construcción (IC) con la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT) de la CChC como facilitador congregando a los ámbitos públicos, privados y academia; como una acción concreta del sector bajo la Hoja de Ruta Nacional de Economía Circular 2020 – 2040, junto a la Hoja de Ruta RCD (Residuos de Construcción y Demolición) Hacia la Economía Circular 2035, con la que se espera dejar optimizado los depósitos de residuos del sector en lugares autorizados y abrir las vías de reutilización de ellos.
  • • Existen créditos verdes con tasas preferenciales para proyectos con las Certificaciones Nacionales.
  • • Etc.

Lo que necesitamos ahora, es acelerar y acrecentar la voluntad y determinación de los profesionales, técnicos y operarios del área, para avanzar con la mayor premura posible para ser parte de la solución a este gran desafío. Si no te has sumado ahora es el momento.