Del check list a la arquitectura

Por Ronald Scheel Bass, arquitecto y asesor CES.

¿Hasta cuándo hablaremos de arquitectura sustentable como si la sustentabilidad fuera una cualidad externa a la arquitectura? ¿Estará aún vigente el compromiso con la buena arquitectura o la sustentabilidad se la está devorando?

Muchas veces se ha dicho que los procedimientos de certificación sustentable más parecen un “check list” que un verdadero sistema promotor de una arquitectura de calidad. Esto, aunque no fuera cierto, nos pone en alerta. Una posible confirmación atentaría en contra del sano principio que ostentan los procedimientos de medición y evaluación de la “sustentabilidad” de los edificios, dentro de los cuales se incluye CES. Definitivamente, estos procesos deben poner al usuario, al ocupante del espacio, en el centro de atención. Y cada vez más. Y esta es la esencia, la razón de ser de la arquitectura.

Hoy por hoy, el coronavirus tiene en jaque las tendencias inmobiliarias del momento y los análisis programáticos arquitectónicos de los edificios en general. Los espacios necesarios para nuestras actividades están repensándose, considerando nuevas necesidades, nuevas funciones. Los espacios más domésticos, más íntimos, como la vivienda, necesitan nuevos programas para dedicar al trabajo o al estudio, “sin salir de casa”. Y a esto hay que agregar nuevos y mayores tiempos de permanencia en los hogares. Por otra parte, los espacios públicos, de encuentro, compartidos, requieren ajustes como aumento en los metros cuadrados por persona, más ventilados, con protocolos de sanitización, espacios de espera o de transición. 

El coronavirus ha puesto en evidencia la importancia del diseño arquitectónico en cuanto a la calidad de este tipo de espacios se refiere. Y son los arquitectos desde la génesis del diseño que tempranamente disponen de las herramientas necesarias para la conducción adecuada en la planificación edilicia, en particular para los edificios de uso público a los que apunta CES.

Aunque parezca una perogrullada, el usuario debe ser el gran protagonista e inspirador en el proceso del “diseño sustentable”. En otras palabras, no debemos quedarnos en resolver la fórmula que permita la calificación buscada. Es necesario ir más allá de la atractiva imagen sustentable, pasando a lo más profundo del contenido de esa imagen. Es, en definitiva, un contenido que habla del usuario, de las personas ocupantes, de sus necesidades, de sus funciones mejor acogidas. Y, finalmente, de cómo estas personas perciben los aportes de estas metodologías.

Es en este sentido que quisiera poner énfasis en el aspecto “calidad medioambiental interior”, elemento de evaluación fundamental en CES y que toma especial relevancia en la concreción de mejores espacios. La inclusión de aspectos pasivos incorporados a la arquitectura, calidad en la relaciones entre recintos, y desde estos al exterior, aislamiento del ruido exterior, buena iluminación natural y aire interior, aspectos todos que apuntan al confort directo del ocupante y que contribuyen directamente en una mejor arquitectura. En definitiva, acciones que son consecuencia directa de un buen diseño arquitectónico. 

Y esta es una muestra de cómo los métodos de certificación ciertamente, lo queramos o no, se han transformado en promotores de edificios en donde las posibilidades de satisfacción de parte de los ocupantes se ve acrecentada.

Más que un check list, se debe tratar de la promoción de buenos resultados para un edificio que debe ir en beneficio de quienes los ocupan y como positivo aporte al desarrollo de sus actividades. Espacios de calidad porque se diseñan de manera consciente con respecto a quienes los usarán. Se trata de cómo vivimos los edificios no sólo cómo los vemos u observamos. 

La pandemia traerá cambios positivos en la arquitectura y así es que, salvo excepciones de fondo, no hay mal que por bien no venga. Es una oportunidad más para poner en valor la importancia que tiene el adecuado diseño de espacios que redunde en que nuestra actividades se desenvuelvan en ambientes de calidad. Es el fin que persigue la arquitectura y CES se ha transformado en un muy buen aliado.

Iluminación en la rehabilitación sustentable de edificios existentes 

Por Natalia Spörke, socia de Ecode SpA y asesora CES.

Actualmente, el desarrollo sustentable es una prioridad explícita de las políticas del Estado de Chile, preocupación compartida también por distintos actores del sector privado. Con este objetivo, la eficiencia energética en el sector de la construcción es un factor relevante para ayudar a alcanzar los objetivos de desarrollo sustentable del país. 

Gran parte del consumo energético asociado al rubro de la construcción se puede atribuir a la etapa de operación de los edificios, principalmente de los edificios existentes que no incorporaron estrategias sustentables y de eficiencia energética en su diseño. En este contexto, existe una gran oportunidad de reducir el consumo energético en la operación de los edificios mediante la rehabilitación con estrategias de diseño sustentable, abarcando los tres ámbitos de la sustentabilidad. Una rehabilitación sustentable reduce el impacto ambiental al disminuir el uso de sistemas mecánicas e iluminación artificial, se mejora la calidad ambiental interior para el beneficio de los usuarios, y se reduce el costo operacional de éstos, lo que en algunos casos genera que el proceso de rehabilitación resulte atractivo para el propietario, extendiendo el ciclo de vida del edificio. 

Parte significativa del consumo energético en edificaciones está asociado a climatización, ventilación e iluminación, por lo que son los principales focos de atención. La luz natural es un recurso disponible, siendo un factor primordial para el ahorro energético de los edificios, la cual al integrase en el diseño de un proyecto de iluminación artificial puede reducir entre un 20-40% del consumo energético asociado a la iluminación artificial (Yun et al 2010).

A diferencia de las nuevas construcciones, el desafío en la rehabilitación de edificios existentes es que la implementación de estrategias de diseño pasivo, eficiencia energética y sustentabilidad se ven limitados por las preexistencias, sobre todo en edificios con valor histórico y patrimonial. En estos casos, uno de los principales desafíos es el aporte de luz natural donde las condiciones y vanos de ventanas existentes no pueden ser intervenidos por su valor patrimonial. Al restringir las variables de orientación, forma y diseño de ventanas para el aporte de luz natural, el diseño integrado toma aún mayor relevancia, ya que las estrategias de diseño no serán mediante el dimensionamiento de vanos, estrategias de control solar y especificación de cristales, sino también tendrán gran influencia variables de diseño como la distribución programática, el trabajo de cubiertas para iluminación cenital y estrategias para la habilitación interior tales como definición de forma, reflectividad de los materiales y particiones interiores, entre otros. La limitación de intervención de edificios históricos para aporte de luz natural deberá complementarse con la iluminación artificial, adquiriendo gran relevancia el diseño integrado para combinar de forma eficiente y confortable la luz natural y artificial en el edificio. 

La luz natural es un recurso renovable y disponible en condiciones adecuadas durante periodos extensos del día en gran parte del mundo; es la fuente de luz con mayor eficiencia luminosa y reproducción cromática, la cual mejora la calidad lumínica interior de los edificios. Los beneficios de la luz natural han sido ampliamente reconocidos, dado que un recinto iluminado naturalmente presenta mejores condiciones de confort, beneficios para la salud y aumenta la productividad de los usuarios. 

En base a lo descrito, resulta esencial el trabajo integrado de las distintas especialidades para conservar y resaltar los valores de construcciones patrimoniales, y a su vez mejorar las condiciones de habitabilidad interior para cumplir con los estándares actuales.

El diseño pasivo aplicado al espacio público: el caso del Jardín Botánico Chagual

Con el Parque Metropolitano de Santiago como mandante, en este proyecto ha trabajado un gran equipo, liderado por Luis Vidal y Matías Yachán, que ha incorporado múltiples estrategias que harán de esta gran obra un lugar acogedor y sustentable.

Los jardines botánicos han jugado un importante papel en el estudio, conservación y difusión del valor de las plantas a nivel mundial. De ahí que sea tan emblemático el proyecto “Jardín Botánico Chagual”, mandatado por el Parque Metropolitano, que busca obtener la Certificación Edificio Sustentable (CES). Su propuesta arquitectónica consta de cuatro edificios. Uno de ellos es el Centro de Visitantes (Edificio del Aire), que sirve de acceso en la parte superior y contiene el programa administrativo, sala de exposiciones, cafetería y salas multiuso.

Infraestructura y naturaleza

Asimismo, en el proyecto destaca una terraza que propicia un primer encuentro desde una posición privilegiada con amplias vistas hacia el jardín y la Cordillera de los Andes que alberga al conocido Cerro el Plomo, que con sus más de 5.400 msnm atrae a aficionados al trekking y el trail running. “Corresponde a un proyecto que mezcla espacios de oficinas con recintos de exposición y circulación de público. Los senderos exteriores a través de los jardines son la conexión entre los edificios”, explica ingeniero asociado de E3 y asesor CES, Matías Yachan.

La Plaza del Origen (Edificio de la Tierra), ubicada en el centro del recorrido del jardín, se propuso para quienes necesitan una pausa durante su recorrido, bajo una gran sombra, orientada en conexión con la simbología y la visión cósmica de los pueblos originarios. El edificio genera un espacio cubierto donde el visitante podrá descansar y vivir una experiencia vinculada a los orígenes del universo.

En tanto, el Edificio de Investigación Botánica (Edificio del Agua) se erigirá como un centro destinado a la investigación, registro y planificación del Jardín Botánico Chagual, que se coloca sobre las lagunas destinadas a la fitorremediación. Éste contará también con biblioteca, sala de lectura, laboratorios y salas relacionadas con la labor investigativa y ofrecerá óptimas condiciones de vistas, iluminación y ventilación natural.

Por su parte, el Edificio del Fuego, vinculado a las instalaciones del actual Vivero Leliantú, consta de un patio de maniobras y estancias relacionadas con el personal de mantención del Jardín Botánico, como comedores, bodegas, camarines y otros recintos técnicos y de apoyo. Además, se consideran otros programas asociados al óptimo funcionamiento del jardín. En este ámbito, destacan los sombreaderos distribuidos en el recorrido e integrados con los diseños de los distintos jardines temáticos.

“Se jugó con aislaciones mayores a las estándares, intentando evitar la existencia de puentes térmicos y generando grandes pieles semi opacas en las zonas acristaladas evitando grandes ganancias solares, pero permitiendo mantener muros cortina”, detalla el asesor CES, Matías Yachan. 

En este trabajo de ingeniería y construcción, el “Manual de Diseño Pasivo y Eficiencia Energética en Edificios Públicos”, publicado por la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, en colaboración con el Ministerio de educación, ha sido clave. Estrategias como el diseño en función del clima, la selección de materiales, la temperatura, la humedad, los vientos y las estrategias de diseño arquitectónico pasivo, estuvieron enfocadas en “aprovechar las ventajas del clima y minimizar sus desventajas, con el objetivo de alcanzar el bienestar de los usuarios de las edificaciones públicas con un mínimo consumo de energía”.

Y aunque el proyecto sufrió grandes mutaciones en su arquitectura en el transcurso de la etapa de diseño, lo que significó re pensar las soluciones constructivas, el diseño pasivo ha sido siempre un punto central para todos los profesionales detrás del Jardín Botánico Chagual que le cambiará la cara a Vitacura.

Licitan estudio para definir edificación energía neta y cero emisiones en Chile

En el marco del convenio de colaboración entres los ministerios de Energía y Obras Públicas y el Instituto de la Construcción -entidad administradora de CES-, se busca definir los conceptos y su implicancia en el desarrollo de instrumentos y herramientas.

Elevated view of the city of Antofagasta, Chile

En línea con los objetivos del Acuerdo de París, todos los edificios nuevos deberán diseñarse para operar con carbono neto cero a partir de 2030 y el 100% de los edificios (nuevos y existentes) deben operar con carbono neto cero para 2050. La industria de la construcción ha respondido con el avance hacia edificaciones de menor demanda energética y menores emisiones de carbono asociadas. 

Por eso, el Ministerio de Energía, la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas y el Instituto de la Construcción están licitando el “Estudio del estado del arte de definiciones de edificación cero energía neta y cero emisiones netas en el contexto regulatorio internacional”.

Lo anterior, porque en Chile no existe una definición estandarizada de la definición de net zero o cero neto para los dueños, diseñadores y operadores, de edificios. Esto afecta  la cuantificación del consumo energético y de las emisiones de carbono de las distintas edificaciones  en base a los mismos alcances a lo largo del ciclo de vida. Igualmente, se espera que el estudio llegue a una definición en los distintos documentos de las políticas de estado, para armonizar metodologías y establecer metas.

Las definiciones que se propongan deberán estar en concordancia con las herramientas nacionales vigentes Calificación Energética de Viviendas CEV, Certificación de Vivienda Sustentable CVS, Certificación Edificio Sustentable CES y los términos de referencia estandarizados TDRe DA MOP, en las que se implementaran las consideraciones de NZEB y/o NZCB.

Encuentra aquí las bases técnicas y administrativas AQUÍ.
Encuentra las preguntas/respuestas AQUÍ.

Plazos

  • Plazo para recepción de propuestas para el desarrollo del estudio, de acuerdo a los TDR adjuntos: hasta el lunes 14 de diciembre de 2020.
  • Las consultas, si las hubiese, serán recibidas hasta el miércoles 9 de diciembre, en el correo hmadrid@iconstruccion.cl, y se enviarán las mismas respuestas a todos los consultores invitados a participar.
  • Los resultados serán informados el martes 22 de diciembre 2020 por este mismo medio.

El imponente edificio de la Facultad de Administración y Economía de la USACH

En el diseño de esta obra destacan su base circular y forma piramidal, sus muros parcialmente acristalados, las terrazas con áreas verdes en cada nivel y una terraza en altura, desde donde se puede observar todo el campus.

En una superficie de más de 13 mil metros cuadrados se emplaza el nuevo edificio de la Facultad de Administración y Economía (FAE) de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), en proceso de precertificación CES. El diseño -hecho por Marsino Arquitectos Asociados- contará con doce pisos de 3,40 metros de altura para privilegiar el espacio y la libertad.

Con la asesoría de Efizity, el edificio ha logrado disminuir la ganancia térmica e incorporar un eficiente sistema de protección solar en la fachada. “No es 100% climatizado, solo hay calefacción en las salas y sistema para aire frío con tecnología inverter en las oficinas y estudio”, comenta Carlos Saldaña, asesor CES de Efizity.

La infraestructura consta de 12 pisos y tres subterráneos, salas de clases, auditorio para cerca de 350 personas, salas de estudio, recintos para profesores, cafeterías y casino. Su diseño incorpora espacios para centros de alumnos y una amplia cafetería central para estudiantes y funcionarios que se proyecta a los jardines exteriores.

La arquitectura del edificio invita a aprovechar los espacios, evitando puertas y cierres, para transitar por pasillos que unen los pisos como abriéndose a la conversación entre los usuarios, porque todo confluye en este proyecto único que busca fomentar la participación de los estudiantes, en todo lo que conlleva la vida universitaria.

Menos ganancia

Otro elemento diferenciador de esta mega obra -que sobresale por su belleza en Estación Central- es el uso de acero reciclado y otros materiales de bajas emisiones, según Saldaña. “Se pensó en el confort de los estudiantes, hubo estudios acústicos en salas y auditorios para lograr el mayor confort posible”, detalla el asesor CES.

 En tanto, las celosías verticales y profundas que adornan rítmicamente la fachada evitan la radiación solar directa. “Como las salas tienen harta ganancia térmica el objetivo fue evitar lo más posible las ganancias solares. Las salas, además, se ventilan mediante las ventanas”, afirma Carlos Saldaña.

Cuatro datos clave

Características pasivas: celosías verticales, cristal doble vidriado hermético.
Sistema de climatización: calefacción con calderas de condensación para salas de clases y oficinas; otros programas sistema de VRV Inverter.
Iluminación: se privilegia la iluminación natural de los espacios y se usa tecnología LED para la iluminación artificial.
Materiales: acero reciclado para la estructura y materiales de bajas emisiones para las terminaciones.
Ahorro de agua: el proyecto considera ahorro de agua tanto para el paisajismo, con vegetación de bajo consumo y riego por goteo; como para los artefactos sanitarios que también son de bajo consumo.

La necesidad de la mejora continua

Por Matías Yachan, ingeniero asociado E3 y asesor CES.

Las certificaciones nacionales son herramientas desarrolladas para visibilizar y masificar la eficiencia energética en Chile. Estas han sido diseñadas según la experiencia mundial, particularmente de países como Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, los que llevan algunas décadas de ventaja ya aplicándolas. 

Justamente, la experiencia internacional ha permitido que CES cuente con los más altos estándares, preocupándose y abordando las distintas temáticas que preocupan al mundo de la sustentabilidad. Aunque este mundo muta su vocabulario constantemente, y se van incorporando nuevas variables que lo hacen más robusto, los principios básicos son bastante transversales y permanentes. Basta con considerar que hace 15 años se hablaba de arquitectura bioclimática, hace 10 de eficiencia energética, hace seis de sustentabilidad, hace cuatro de sostenibilidad, por un camino paralelo avanzaba el CO2 equivalente, y hoy se habla de Net Zero, y Reduce tu huella.

Dentro de los espacios habitados, todos estos conceptos apuntan a lo mismo, más o menos amplios, pero el fin sigue siendo el mismo: un uso de la energía más sustentable. Ello, ya sea desde una concepción de beneficio individual, donde una persona quiere beneficiarse de incorporar estos parámetros y, por ende, mejorar su propia calidad del ambiente interior, disminuyendo su facturación a fin de mes, como podría ser el interés en una vivienda. El mismo criterio aplicaría a una oficina, donde se puede buscar el confort de sus usuarios y una facturación reducida. O finalmente, bajo una mirada macro, de Estado o sociedad, donde el beneficio se interrelaciona con otras variables, por ejemplo, salud, y las externalidades negativas impactan en varias áreas. Cabe señalar que esta mirada macro, en los últimos años no sólo pertenece a planificadores sociales, sino que las masas han adoptado principios sociales en sus decisiones particulares, lo cual es un beneficio inmenso.

Independiente de cual sea la motivación, estas certificaciones apuntan a entregar una mejor calidad del ambiente interior (CAI) y disminuir las externalidades negativas. Y en eso, hacen muy bien su trabajo.

Se trata, entonces, de principios bastante estáticos, ya que la calidad del ambiente interior se encuentra asociada a satisfacer las condiciones que afectan a los cinco sentidos, como la visión o la sensación corporal térmica o acústica, y las externalidades negativas se pueden cuantificar, ya sea en dinero, CO2e, u otro, entonces, la barrera que falta por superar para dar el gran salto de traspasar todos estos principios del papel a la realidad y lograr la masificación corresponde a su factibilidad. 

Es aquí donde entra el principio de Certificación Nacional. Ya que la factibilidad y, por ende la masificación, se encuentran relacionadas con las condiciones locales y sociales para su aplicación. Muy distinto es premiar el uso de energías limpias a través de equipos modernos de alta eficiencia presentándose así en el papel, pero aplicarlo a una localidad donde el combustible utilizado es la leña y la realidad local ha tenido constantemente un presupuesto y una operabilidad que no se condice con el alcance del diseño. 

El proyectista es clave para lograr lo anterior, ya que debe tener la capacidad de acercar a la realidad local un diseño que tiene como objetivo cumplir los dos principios básicos: aumentar la CAI y disminuir las externalidades negativas, pero de manera factible. De nada sirve un Chiller con COP de 4.2 instalado en una escuela de Puerto Tranquilo, donde cualquier técnico para mantenerla se encuentra en Coyhaique y el costo de alcanzar confort encendiendo el sistema centralizado es tres veces superior al gasto que incurrían antes en el colegio a través de salamandras con las cuales no alcanzaban confort. El salto puede ser cuántico, y es responsabilidad de las autoridades y las políticas públicas generar TDRs concordantes, y no dejarlo sólo en manos del proyectista.

Bajo esta premisa de Nacional, CES justamente privilegió variables que fuesen aplicables a las distintas realidades locales, pero manteniendo altos estándares internacionales, mezcla compleja, pero factible. La premisa de hace casi 10 años, en los diseños de CES, de diferenciar entre arquitectura – diseño pasivo e instalaciones – sistemas activos, sigue siendo válida; sin embargo, el principio de la mejora continua ya tocó su puerta y el Instituto de la Construcción como entidad administradora de CES supo recoger las inquietudes y ya se encuentra en proceso de actualización.

Nueva plataforma CES estandariza y agiliza el ingreso y revisión de proyectos

El portal que será lanzado en diciembre generará indicadores que permitirán contar con información estadística de parámetros relevantes para la construcción sustentable.

Hace casi dos años, gracias al convenio de colaboración entre los ministerios de Energía y Obras Públicas más el Instituto de la Construcción, en conjunto con CES, tomó forma la idea de mejorar el funcionamiento operativo de la certificación. Así, en marzo de este año, la administración comenzó a trabajar en su nueva plataforma web y en el sitio público para mejorar los procesos y, al mismo tiempo, lograr un lenguaje en común con la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS). 

“La nueva plataforma es más eficiente porque automatiza acciones que hoy se hacen de manera manual. Los asesores podrán inscribir sus proyectos por sí mismos y cuando éstos tengan suficiente avance, podrán ingresar información general y específica para cada requerimiento. Luego, el mismo asesor enviará a revisar estos antecedentes, de modo que el evaluador podrá analizar toda la información de forma estandarizada, para luego emitir sus observaciones”, explica la arquitecto asistente de CES, Romy Lückeheide.

Además, una vez ingresadas las observaciones del evaluador, la nueva plataforma generará informes de revisión con sus comentarios por cada requerimiento y en cada etapa. Junto con esto, el sistema arrojará una cartilla de puntaje, en la que se visualizará en detalle el puntaje optado y el puntaje ganado por categoría y por requerimiento.

De esta manera, cuando el proyecto logre la Precertificación o la Certificación, el equipo de proyecto podrá descargar un reporte final con, al menos, indicadores de porcentajes de reducción de ahorro de agua, emisiones de CO2, energía y residuos. En este aspecto, los indicadores que se rescaten de cada proyecto permitirán contar con información estadística de parámetros relevantes para la construcción sustentable.

“La plataforma está conectada al sitio público, que se modernizó y fue lanzado en septiembre y, ahora, la información que ingrese por proyecto, automáticamente, se vinculará con el sitio público, lo que facilitará la publicación de la información general de los proyectos”, detalla la arquitecto Romy Lückeheide.

Los alcances de esta nueva plataforma, que se lanzará en diciembre próximo, se expondrán en una serie de charlas virtuales que se programarán tras el debut de este sistema, que será más estandarizado y más eficiente.