Junto a ello, destacaron los altos puntajes en la certificación y precertificación. Estas son las cifras totales.
Con 30 proyectos inscritos, destacados puntajes y nuevos mandantes cerró CES el primer semestre de 2024. Asimismo, se precertificaron 30 proyectos y se certificaron 11.
Entre los certificados, destacan la Sala Cuna y Jardín Infantil Pinocho, certificado sobresaliente con 70 puntos. El proyecto de la Junta Nacional de Jardines Infantiles ubicado en Temuco, región de la Araucanía, obtuvo el primer lugar de los Premios CES 2021, en la categoría Proyecto Precertificado, con el diseño de Arquiferreira / Fabián Morales, la asesoría CES de Rodrigo Escobar y la revisión de la Entidad Evaluadora 88 Ltda. Mientras que en el proceso de certificación, trabajaron Wladimir Bugueño como asesor CES y Ecosustenta como entidad evaluadora.
En precertificación, el proyecto de Reposición Escuela Básica Molco Alto alcanzó los 75,5 puntos. También de la región de la Araucanía, este proyecto estará ubicado en Villarrica, su mandante es la Municipalidad de Villarrica, la unidad técnica es la Dirección de Arquitectura del MOP de la región, en tanto la arquitectura está a cargo de ANGO Arquitectura y la asesora CES es de Cecilia Palarino. Además, 88 Ltda. actuó como entidad evaluadora.
Por Paola Valencia, gerenta de Sostenibilidad de E3
Como ya es ampliamente conocido, según el último reporte de Global Alliance for Building and Construction, el sector vinculado a edificación es responsable del 38% de las emisiones globales de GEI, donde un cuarto de éstas corresponde a las emisiones generadas en los procesos de producción de materiales, transporte y construcción. Por lo tanto, hoy en día se sabe que tres cuartos de las emisiones del sector corresponden a carbono operacional y un cuarto a carbono incorporado.
Sin embargo, ya hace muchos años que sabemos que el sector construcción es responsable de éste y otros impactos ambientales y ha sido uno de los sectores más lentos en incorporar cambios de buenas prácticas no sólo medioambientales, sino también de innovación, tecnológicas y sociales. Y ¿por qué ocurre esto? Bueno, por algo muy simple, porque al menos en Chile este sector compite sólo por costos directos y no considera los costos indirectos. Esto quiere decir que no paga impuestos por los diferentes impactos que genera. Un ejemplo muy claro de esto es que es más barato botar basura que valorizarla. Esto es grave, porque esos impactos ambientales los terminamos pagando todos, dado que el estado invierte un porcentaje no menor del presupuesto nacional en mitigación de daños ambientales, tales como planes de descontaminación, subsidios a familias de zonas saturadas, reforestación, gastos en salud por consecuencia de la contaminación y tantos otros.
Un gran desafío que tenemos en el sector construcción es lograr que nuestros procesos sean ambiental y socialmente responsables y para lograr esto, una de las herramientas más potentes son las certificaciones medioambientales, pero cuando promovemos estos sistemas, lo primero que encontramos por parte de la industria es la respuesta “es más caro”.
Por ello, es muy relevante avanzar a nivel nacional en levantar datos sobre los impactos ambientales vinculados a los procesos productivos y reflejar esto en los costos de producción, tomando para esto uno de los principios de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que señala que “El que contamina paga”. En este contexto, todos los procesos productivos deberían pagar impuestos ambientales de acuerdo con su nivel de impacto y, bajo este concepto, claramente un proyecto certificado con estándares de sustentabilidad tendería a ser más económico que uno no certificado.
Las certificaciones medioambientales de edificios también tienen un rol fundamental en la generación de datos e información ambiental sobre los procesos de producción, construcción y operación de los edificios e infraestructura. Es así como hace más de 20 años que se han implementado certificaciones medioambientales en el mundo, que buscan cambiarle la cara a la industria hacia una más responsable y verde. En ese sentido, se destaca a Chile como uno de los países que no sólo ha implementado sistemas internacionales, sino también desarrollado e implementado sistemas nacionales que ayudan a movilizar al sector a incorporar prácticas de menor impacto ambiental.
Es por esto que vale la pena destacar cómo están abordando la reducción de emisiones de GEI los sistemas de certificación medioambiental que están operando en Chile y que son las certificaciones internacionales LEED y EDGE, y las certificaciones nacionales CVS y CES. En ese sentido, se destaca que todos los sistemas tienen un enfoque de ciclo de vida para abordar la promoción de reducción de energía y por ende de emisiones de GEI, aunque claramente algunos la abordan con mayor profundidad que otros. Los temas en los que coinciden la mayoría de estas certificaciones son premiando el uso de materiales y productos que documenten la energía incorporada en sus procesos, medidas de eficiencia energética en el diseño del edificio, en los equipos de iluminación, climatización, agua caliente sanitaria y la incorporación de energías renovables.
Y al igual que las certificaciones anteriores la Certificación Edificio Sustentable se destaca por promover la eficiencia energética con enfoque de ciclo de vida, ya que premia a los proyectos que documenten la energía incorporada en los materiales, medidas de eficiencia energética en el diseño arquitectónico, en diseño de iluminación, en sistemas de climatización y de agua caliente sanitaria y a los que incorporen energías renovables.
Dos arquitectos con experiencia en sustentabilidad y el jefe de CES, Hernán Madrid, conversaron sobre el tema junto al socio de AOA y anfitrión de este ciclo de capacitaciones, Mauricio Ramírez.
Una distendida y clarificadora jornada virtual se realizó el 19 de noviembre, en una charla organizada por la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA), en la cual se expusieron los proyectos desarrollados por los arquitectos Raimundo Lira, socio de Lira Arquitectos Asociados; y Alfredo Massman, socio de Massman Arquitectos.
En la conversación, que tuvo por objetivo explorar la aplicación de la Certificación Edificio Sustentable (CES) en dos edificios, con distintos programas arquitectónicos, ubicaciones geográficas y climas, participó el jefe de la Certificación CES, Hernán Madrid.
El primer proyecto revisado fue el Edificio Corporativo de la Caja Los Andes, ubicado en Viña del Mar, que se construyó en 2016 y que obtuvo Certificación CES sobresaliente. En tanto, el segundo proyecto fue la Escuela Roberto White, emplazada en Palena, edificio certificado CES que se levantó en 2019.
Durante el evento virtual, el jefe de CES, Hernán Madrid, explicó cuáles son los criterios y énfasis locales que considera la certificación, además de las características principales que se contemplan en el ciclo de vida de un edificio. “Algo que siempre destacamos es que el foco está puesto en el diseño pasivo que genera mejores condiciones de habitabilidad para las personas”, señaló.
Asimismo, el ingeniero destacó que las condiciones climáticas impactan de forma diferente a cada edificio; así como los parámetros técnicos que CES toma en cuenta a la hora de certificar un proyecto. Entre éstos, mencionó: las emisiones GEI, la calidad de ambiente interior, el agua y la gestión de residuos.
“La Caja Los Andes hace muchos años está preocupada de entregar bienestar y calidad de vida a sus afiliados y trabajo. En este caso, obtener la certificación significó ir un paso más allá”, comentó Raimundo Lira, sobre el proyecto que comenzó a gestarse en 2014, en la Región de Valparaíso y que cuenta también con una certificación internacional.
Enseguida, el arquitecto Alfredo Massmann, relató cómo se gestó la historia de la Escuela Roberto White, en Palena. Se llamó a un concurso donde había que proponer un proyecto en base a una evaluación económica y calidad del diseño. “Optamos por un proyecto prefabricado para que los pudiéramos trasladar y la exigencia CES viene desde el Estado. Por lo tanto, no era un tema nuevo pero la condición extrema de Palena requirió un acucioso trabajo”, detalló.
Estrategias clave
En el edificio desarrollado en Viña del Mar, las dimensiones del terreno, los distanciamientos y altura fueron importantes. “El primer piso tiene atención de público, el tercero atención a pensionados, en el cuarto hay una terraza y del sexto al noveno hay oficinas administrativas. Una de las cosas importantes era la ubicación porque el edificio tiene cercanía con el metro tren lo que nos permitió disminuir la cantidad de estacionamientos, porque solo podíamos hacer dos subterráneos debido a las características del terreno”, indicó Raimundo Lira.
En Palena, en tanto, se privilegió la orientación norte. Allí se construyeron dos pisos de aulas, las cuales eran importantes porque los niños pasaban allí el 85% del tiempo. “En el proyecto, se necesitaba una ganancia solar pasiva, además de iluminación y temperatura para el gimnasio. El terreno era bastante grande, así es que privilegiamos la orientación norte al máximo posible”, comentó Alfredo Massmann.
La integración de los especialistas fue crucial en ambos proyectos. “Buscamos una envolvente de alto desempeño y un diseño integrado Todas las especiales se orientaron a lograr las exigencias de la certificación, no tuvimos ninguna discrepancia porque coincidimos en la mayoría de las estrategias que podíamos tomar para el desarrollo del edificio”, explicó el arquitecto Raimundo Lira.
Por su parte, Alfredo Massmann, comentó que desde el día cero hubo que preocuparse de la integración temprana del equipo. “Tenemos una estructura pre-armada para los proyectos que van con certificación: en el organigrama primero está arquitectura, luego viene el asesor de eficiencia energética o especialista en certificación CES que domina a las otras especialidades”, argumentó.
Finalmente, Mauricio Ramírez, destacó que muchos colegas de AOA participan en proyectos CES, por lo que valoró la instancia de conversación que giró en torno a la experiencia de la certificación.
Por Matías Yachan, ingeniero asociado E3 y asesor CES.
Las certificaciones nacionales son herramientas desarrolladas para visibilizar y masificar la eficiencia energética en Chile. Estas han sido diseñadas según la experiencia mundial, particularmente de países como Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, los que llevan algunas décadas de ventaja ya aplicándolas.
Justamente, la experiencia internacional ha permitido que CES cuente con los más altos estándares, preocupándose y abordando las distintas temáticas que preocupan al mundo de la sustentabilidad. Aunque este mundo muta su vocabulario constantemente, y se van incorporando nuevas variables que lo hacen más robusto, los principios básicos son bastante transversales y permanentes. Basta con considerar que hace 15 años se hablaba de arquitectura bioclimática, hace 10 de eficiencia energética, hace seis de sustentabilidad, hace cuatro de sostenibilidad, por un camino paralelo avanzaba el CO2 equivalente, y hoy se habla de Net Zero, y Reduce tu huella.
Dentro de los espacios habitados, todos estos conceptos apuntan a lo mismo, más o menos amplios, pero el fin sigue siendo el mismo: un uso de la energía más sustentable. Ello, ya sea desde una concepción de beneficio individual, donde una persona quiere beneficiarse de incorporar estos parámetros y, por ende, mejorar su propia calidad del ambiente interior, disminuyendo su facturación a fin de mes, como podría ser el interés en una vivienda. El mismo criterio aplicaría a una oficina, donde se puede buscar el confort de sus usuarios y una facturación reducida. O finalmente, bajo una mirada macro, de Estado o sociedad, donde el beneficio se interrelaciona con otras variables, por ejemplo, salud, y las externalidades negativas impactan en varias áreas. Cabe señalar que esta mirada macro, en los últimos años no sólo pertenece a planificadores sociales, sino que las masas han adoptado principios sociales en sus decisiones particulares, lo cual es un beneficio inmenso.
Independiente de cual sea la motivación, estas certificaciones apuntan a entregar una mejor calidad del ambiente interior (CAI) y disminuir las externalidades negativas. Y en eso, hacen muy bien su trabajo.
Se trata, entonces, de principios bastante estáticos, ya que la calidad del ambiente interior se encuentra asociada a satisfacer las condiciones que afectan a los cinco sentidos, como la visión o la sensación corporal térmica o acústica, y las externalidades negativas se pueden cuantificar, ya sea en dinero, CO2e, u otro, entonces, la barrera que falta por superar para dar el gran salto de traspasar todos estos principios del papel a la realidad y lograr la masificación corresponde a su factibilidad.
Es aquí donde entra el principio de Certificación Nacional. Ya que la factibilidad y, por ende la masificación, se encuentran relacionadas con las condiciones locales y sociales para su aplicación. Muy distinto es premiar el uso de energías limpias a través de equipos modernos de alta eficiencia presentándose así en el papel, pero aplicarlo a una localidad donde el combustible utilizado es la leña y la realidad local ha tenido constantemente un presupuesto y una operabilidad que no se condice con el alcance del diseño.
El proyectista es clave para lograr lo anterior, ya que debe tener la capacidad de acercar a la realidad local un diseño que tiene como objetivo cumplir los dos principios básicos: aumentar la CAI y disminuir las externalidades negativas, pero de manera factible. De nada sirve un Chiller con COP de 4.2 instalado en una escuela de Puerto Tranquilo, donde cualquier técnico para mantenerla se encuentra en Coyhaique y el costo de alcanzar confort encendiendo el sistema centralizado es tres veces superior al gasto que incurrían antes en el colegio a través de salamandras con las cuales no alcanzaban confort. El salto puede ser cuántico, y es responsabilidad de las autoridades y las políticas públicas generar TDRs concordantes, y no dejarlo sólo en manos del proyectista.
Bajo esta premisa de Nacional, CES justamente privilegió variables que fuesen aplicables a las distintas realidades locales, pero manteniendo altos estándares internacionales, mezcla compleja, pero factible. La premisa de hace casi 10 años, en los diseños de CES, de diferenciar entre arquitectura – diseño pasivo e instalaciones – sistemas activos, sigue siendo válida; sin embargo, el principio de la mejora continua ya tocó su puerta y el Instituto de la Construcción como entidad administradora de CES supo recoger las inquietudes y ya se encuentra en proceso de actualización.