Biblioteca Gabriela Mistral: cómo funciona el 1º edificio certificado CES de La Serena

No solo confort térmico, visual y acústico ofrece el edificio sustentable que está cerca del mar en la región de Coquimbo, pues se ha incorporado una serie de medidas que transmiten el valor de la economía circular.

Ahorro de agua potable, gracias a sus artefactos eficientes y reutilización de aguas grises; optimización solar gracias a sus grandes vidrieras; y reciclaje, impulsado por una serie de capacitaciones para el manejo de residuos, destacan en la Biblioteca Regional Gabriela Mistral, el primer edificio de uso público con Certificación CES de la región de Coquimbo.

Esta emblemática obra -que cuenta con una superficie útil mayor a 1.000 m2- tomó como base de información y metodología el documento “Términos de Referencia Estandarizados con Parámetros de Eficiencia Energética y Confort Ambiental, para Licitaciones de Diseño y Obra de la Dirección de Arquitectura, Según Zonas Geográficas del País y Según Tipología de Edificios” (TDRe) de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas (MOP).

El mandante se preocupó de variables tan diversas como el confort térmico pasivo, el confort visual pasivo, la calidad del aire pasivo, el confort acústico, la demanda de energía, la hermeticidad de la envolvente, los sistemas de agua potable y el manejo de residuos durante la construcción, un trabajo que hoy exhibe maduros frutos.

Debido a las templadas temperaturas promedio de La Serena y a sus oficinas y amplios salones, el proyecto requería contar con bajas ganancias internas producto de los usuarios, iluminación y equipos. Para potenciar las ganancias pasivas y control solar, la fachada norte presenta un screen panel con un 50% de perforación -en promedio- que se gradúa en base al requerimiento de iluminación natural interior. Además, cuenta con un alero que une la cubierta con la fachada metálica, para controlar el ingreso solar durante los meses calurosos.

En tanto, la fachada oriente presenta una baja ganancia térmica solar. Además, cuenta con una doble piel metálica perforada que controla este efecto. Junto con ello, se incorporaron rollers interiores que controlan el deslumbramiento de las tempranas horas de la mañana.

En la fachada poniente, la pantalla metálica vertical presenta un bajo porcentaje de perforación (20%), con el fin de controlar el ingreso de radiación solar durante las horas de la tarde. Junto con esto, se evita el deslumbramiento que se ocasiona producto de la excesiva radiación solar. Asimismo, frente a la cafetería del primer nivel se plantaron árboles de hoja caduca que controlan el sobrecalentamiento en verano.

En tanto, la fachada sur vidriada ofrece una pantalla muy transparente para aprovechar lo más posible la iluminación natural. Para eso, se consideró un porcentaje de apertura superior al 80% de la pantalla screen panel. Además, esta última se separa 4 metros del muro para aumentar la ganancia lumínica. Los ventanales, por su parte, consideran el control del ruido y también la minimización de las pérdidas térmicas del interior.

Manejo del agua y los residuos

Otro punto por destacar es el ahorro de agua potable de la biblioteca, para lo cual se incorporaron artefactos eficientes en el uso del recurso agua, comparando los valores de caudales y consumos de artefactos. “Tenemos manejo de aguas grises, todas las plantas se riegan con ellas; tenemos paneles fotovoltaicos; optimización de luz solar y mejor control de temperatura interna”, explica la directora interina de la Biblioteca Regional Gabriela Mistral, Paloma Soto.

En el edificio, el reciclaje juega hoy un rol fundamental. Por eso, gran parte del proceso para su desarrollo ha sido acompañado por la Fundación Huancara y el Ministerio del Medioambiente. “Nos capacitaron tanto al equipo como a la empresa de equipo de aseo externa para hacer la separación de residuos. Tenemos reciclaje de botellas PET, latas, papel y cartón. Reciclamos una tonelada y media de insumos el año pasado”, comenta Paloma Soto, quien cuenta que cada piso de la biblioteca dispuso contenedores para estos fines. 

Además de la certificación CES, en el recinto existe una huerta comunitaria que se ha ido ampliando poco a poco. “Queremos también reciclar los residuos orgánicos y siguiendo con el espíritu de Gabriela Mistral, hacemos talleres enfocados en aprender tocando la tierra, para que las personas conozcan las plantas. En la huerta hay poemas de la poetisa. No sólo nos preocupamos del fomento lector que es el corazón de toda la biblioteca, sino también de la educación, nos preocupamos de la sustentabilidad y de la innovación”, explica la directora interina de la biblioteca.

En la huerta inspirada en la Premio Nobel de Literatura existen muchas hierbas medicinales: ruda, albahaca, hierba buena, acelga, tomates, lechugas, acelga y frutillas. “Hemos aprendido los ciclos, cada cuanto se cosecha. Muchas de las lechugas nacieron de semillas que sacamos de lechugas anteriores, hemos aprendido a semillar. No solo queremos trabajar hacia fuera sino también hacia dentro para que el equipo viva la certificación que tenemos”, señala.

Gracias a la mesa de educación para la sustentabilidad creada para impulsar acciones en esa línea, junto al CEAZA, se desarrolló un kit de observación de aves. Además, como la biblioteca se ubica al lado de un humedal existe una bitácora colaborativa, que permite que todos los que piden el kit anoten las aves que observan para que, luego, los investigadores trabajen con ella.

“Queremos que la certificación CES sea más que una placa pegada fuera de la biblioteca. Esperamos que desde este lugar la gente se vaya con conocimiento sobre el cuidado del medioambiente. Este es un edificio muy bonito y cómodo; luminoso, limpio y transparente; con accesibilidad universal y terrazas; un edificio cálido, que tiene verde y está cerca del mar. Todos los edificios debieran construirse en esta línea. Pero el tema de las aguas grises es vital, no se puede construir un edificio sin esos sistemas, no podemos botar el agua y mucho menos con sequía. A partir de lo público hay que dar el ejemplo a los privados, mostrar que el edificio funciona porque nosotros no tenemos ningún problema en su funcionamiento y no es más caro”, concluye Paloma Soto.

Huella de carbono en la edificación y el vínculo con las certificaciones

Por Paola Valencia, gerenta de Sostenibilidad de E3

Como ya es ampliamente conocido, según el último reporte de Global Alliance for Building and Construction, el sector vinculado a edificación es responsable del 38% de las emisiones globales de GEI, donde un cuarto de éstas corresponde a las emisiones generadas en los procesos de producción de materiales, transporte y construcción. Por lo tanto, hoy en día se sabe que tres cuartos de las emisiones del sector corresponden a carbono operacional y un cuarto a carbono incorporado. 

Sin embargo, ya hace muchos años que sabemos que el sector construcción es responsable de éste y otros impactos ambientales y ha sido uno de los sectores más lentos en incorporar cambios de buenas prácticas no sólo medioambientales, sino también de innovación, tecnológicas y sociales. Y ¿por qué ocurre esto? Bueno, por algo muy simple, porque al menos en Chile este sector compite sólo por costos directos y no considera los costos indirectos. Esto quiere decir que no paga impuestos por los diferentes impactos que genera. Un ejemplo muy claro de esto es que es más barato botar basura que valorizarla. Esto es grave, porque esos impactos ambientales los terminamos pagando todos, dado que el estado invierte un porcentaje no menor del presupuesto nacional en mitigación de daños ambientales, tales como planes de descontaminación, subsidios a familias de zonas saturadas, reforestación, gastos en salud por consecuencia de la contaminación y tantos otros.

Un gran desafío que tenemos en el sector construcción es lograr que nuestros procesos sean ambiental y socialmente responsables y para lograr esto, una de las herramientas más potentes son las certificaciones medioambientales, pero cuando promovemos estos sistemas, lo primero que encontramos por parte de la industria es la respuesta “es más caro”.

Por ello, es muy relevante avanzar a nivel nacional en levantar datos sobre los impactos ambientales vinculados a los procesos productivos y reflejar esto en los costos de producción, tomando para esto uno de los principios de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que señala que “El que contamina paga”. En este contexto, todos los procesos productivos deberían pagar impuestos ambientales de acuerdo con su nivel de impacto y, bajo este concepto, claramente un proyecto certificado con estándares de sustentabilidad tendería a ser más económico que uno no certificado.

Las certificaciones medioambientales de edificios también tienen un rol fundamental en la generación de datos e información ambiental sobre los procesos de producción, construcción y operación de los edificios e infraestructura. Es así como hace más de 20 años que se han implementado certificaciones medioambientales en el mundo, que buscan cambiarle la cara a la industria hacia una más responsable y verde. En ese sentido, se destaca a Chile como uno de los países que no sólo ha implementado sistemas internacionales, sino también desarrollado e implementado sistemas nacionales que ayudan a movilizar al sector a incorporar prácticas de menor impacto ambiental.

Es por esto que vale la pena destacar cómo están abordando la reducción de emisiones de GEI los sistemas de certificación medioambiental que están operando en Chile y que son las certificaciones internacionales LEED y EDGE, y las certificaciones nacionales CVS y CES. En ese sentido, se destaca que todos los sistemas tienen un enfoque de ciclo de vida para abordar la promoción de reducción de energía y por ende de emisiones de GEI, aunque claramente algunos la abordan con mayor profundidad que otros. Los temas en los que coinciden la mayoría de estas certificaciones son premiando el uso de materiales y productos que documenten la energía incorporada en sus procesos, medidas de eficiencia energética en el diseño del edificio, en los equipos de iluminación, climatización, agua caliente sanitaria y la incorporación de energías renovables.

Y al igual que las certificaciones anteriores la Certificación Edificio Sustentable se destaca por promover la eficiencia energética con enfoque de ciclo de vida, ya que premia a los proyectos que documenten la energía incorporada en los materiales, medidas de eficiencia energética en el diseño arquitectónico, en diseño de iluminación, en sistemas de climatización y de agua caliente sanitaria y a los que incorporen energías renovables.

Construye2025 impulsa certificación para trabajadores en manejo de residuos

A través de un proyecto colaborativo presentado a ChileValora, buscan desarrollar perfiles para trabajadores y dar herramientas para el manejo de los residuos de la construcción que definan un adecuado desempeño en su quehacer. 

Ante el desafío climático global, la industria de la construcción en Chile está trabajando hace varios años en una transformación cultural. Tras los lanzamientos de la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035 y la Estrategia de Economía Circular en Construcción 2025, se hizo necesario fortalecer un ecosistema para el desarrollo de la economía circular y el manejo de residuos de la construcción y demolición.

Una de las formas es contribuir a generar capacidades en el sector, para lo cual Construye2025, con el apoyo del Instituto de la Construcción, junto con las empresas constructoras Axis DCViconsa y Suksa se adjudicaron un proyecto cofinanciado por ChileValora, que tiene por objetivo desarrollar perfiles laborales y planes de formativos que definan el desempeño adecuado de trabajadores en actividades relacionadas al manejo de los residuos de la construcción.

El proyecto denominado “Nuevos perfiles ocupacionales y planes formativos para trabajadores en el manejo de residuos de la construcción”, ha visualizado tres perfiles relacionados a este manejo en obras e instalaciones: perfil maestro manipulador, capataz y encargado de bodega y logística para manejo de residuos de la construcción.

“Hemos tenido un importante avance con el reciente lanzamiento de la Estrategia de Economía Circular en Construcción, que se sumó a la Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción 2035, por lo que los desafíos para este año son promover tanto la valorización de los residuos como generar las capacidades para la gestión”, explica Alejandra Tapia, coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025. La profesional también destaca “la importancia de avanzar en distintos frentes en el sector, a través del apoyo a las distintas iniciativas, como es el caso del Acuerdo de Producción Limpia de Economía Circular en Construcción de la Región de Valparaíso, que entre sus acciones y metas busca promover la capacitación en todos los niveles.

Beneficios para la industria

“Esperamos que una vez aprobados los perfiles, mucha gente de obra se capacite y certifique, con los beneficios que tiene para las empresas contar con gente cuyas competencias están certificadas, y para los trabajadores contar con una certificación de sus aprendizajes y competencias, que sin duda los posiciona y fortalece”, declara José Pedro Campos, director ejecutivo del Instituto de la Construcción.

Así también lo esperan desde el sector privado. Empresas como Viconsa, Axis DC y Suksa han apostado por este proyecto, por los beneficios que implica para ellas y sus equipos. 

A juicio de Lucas Bracho, jefe del Departamento de Medio Ambiente de Constructora Viconsa, “este proyecto es fundamental para avanzar en el correcto uso de nuestros recursos”. Y es que “los perfiles de cargo que se están desarrollando están enfocados a disminuir el impacto ambiental que se genera en todo el ciclo del proyecto de construcción, desde la llegada de los materiales, la optimización de estos y el adecuado manejo de los residuos basada en una jerarquía de residuos”, precisa.

Por ello, Bracho resalta “la importancia de las personas, de cada integrante del equipo, para que se sientan parte de estos cambios que son de suma urgencia. Hacemos un llamado al rubro a tomar las medidas necesarias para disminuir el impacto ambiental de sus proyectos y a unirse a esta nueva forma de construir”.

Y esto también repercute en la productividad de las constructoras. “A la construcción entran personas sin conocimientos y con esto, la empresa puede estar mucho más tranquila de que sus trabajadores van a ser más productivos. Por otra parte, el trabajador puede ser reconocido por su capacitación formal”, dice Joaquín Cuevas, especialista en gestión de residuos. 

El cambio cultural es un punto clave para Axis DC, empresa que lleva un par de años trabajando en gestión de residuos. Por ello, “tener estos nuevos perfiles o competencias es un tremendo plus para la gestión de residuos y buscamos que cada vez más profesionales y trabajadores de la obra manejen estos conceptos, porque mientras más personas adquieran estos conceptos, va a ser mejor para la industria”, cree Mikel Fuentes, líder de Innovación de Axis DC. 

En Axis DC tienen altas expectativas una vez que se publiquen estos perfiles, porque “sí o sí el rubro va a avanzar hacia allá”, a juicio de Fuentes, quien también destaca la colaboración de este proyecto. “Ha sido una experiencia súper enriquecedora, entre el ámbito privado y público, con distintas miradas”, precisa Fuentes. 

Luego de seis años implementando gestión de residuos, desde Constructora Suksa se manifiestan muy contentos de ser parte de este proyecto. “Constantemente estamos capacitando a nuestros trabajadores, pero hoy cobra relevancia poder avanzar hacia competencias formales para nuestros colaboradores, que son quienes, finalmente, llevan a cabo los planes para lograr los objetivos ambientales, para cumplir con nuestro compromiso ambiental respecto a la reducción de nuestras emisiones”, comenta Victoria Leiva, jefa de procesos del Grupo BIBA.

Por qué certificar

“La capacitación y certificación de competencias laborales ha sido uno de los temas que ha estado en la agenda del Instituto de la Construcción desde sus inicios, hace ya más de 20 años, oportunidad en que hicimos un diagnóstico y propuestas al respecto. Posteriormente, en el marco de una colaboración entre países del sur de América, este tema saltó con fuerza, mirando las experiencias de países vecinos, especialmente la de Argentina”, precisa José Pedro Campos.

Por ello, “haber colaborado en la presentación y haber logrado la aprobación por parte de ChileValora de la elaboración de tres perfiles de competencias laborales en un ámbito tan importante y vigente, como es el manejo de residuos de construcción y demolición en obra, nos es muy satisfactorio”, añade.

En tanto, Francisco Silva, secretario ejecutivo de ChileValora, comenta que “el Certificado de Competencias Laborales que otorga ChileValora implica un reconocimiento del Estado a las habilidades y conocimientos que cuenta una persona para ejercer un oficio y, por tanto, constituye un importante instrumento de empleabilidad y un aporte significativo al sector. Estos nuevos perfiles y planes formativos serán una herramienta fundamental para impulsar trayectorias formativas y laborales en los trabajadores y trabajadoras de la construcción, abriendo así un camino de desarrollo profesional y personal para ellos”.

Finalmente, cabe resaltar que la formación de estas capacidades contribuirá a la implementación del “Reglamento Sanitario para el manejo de residuos de las actividades de construcción y demolición”, el que se espera que entre en vigencia a principios del 2023, y que regulará toda la cadena de manejo de residuos.

Fotos gentileza Viconsa.

Fuente: Construye2025

Certificación de Edificio Sustentable entregó placa a Puerto San Antonio

El jefe de CES, Hernán Madrid, viajó a la Región de Valparaíso  para entregar el símbolo que representa la validación de una infraestructura eficiente y sustentable.

El jefe de Certificación de Edificio Sustentable (CES), Hernán Madrid, entregó su placa a la Empresa Puerto San Antonio EPSA, la cual distingue al Edificio Administrativo de la empresa estatal porque cuenta con los elementos de eficiencia energética y sustentabilidad para armonizar con el entorno, entregar las mejores condiciones a los usuarios  y propender al cuidado del medio ambiente.

El edificio corporativo de la empresa portuaria utiliza menos energía al aprovechar de manera eficiente la luz del sol. Además, en su construcción consideró el uso de una serie de materiales reciclados. Junto con ello, debido a su diseño arquitectónico pasivo, el sistema de aire acondicionado no requiere de un uso intensivo.

 “Estas instalaciones tienen tres puntos muy fuertes: el primero es la eficiencia energética en el consumo de energía; el segundo es que tiene la categoría máxima para uso eficiente de agua y por último están las condiciones que se entregan a las personas para que puedan trabajar en su edificio”, comentó el jefe de CES, Hernán Madrid, quien agradeció el respaldo de los ejecutivos de Puerto San Antonio, quienes creyeron en la herramienta.

Durante la ceremonia de entrega, el jefe de Valor Compartido de Puerto San Antonio, Miguel Aguirre, valoró  lo que representa la certificación para el medioambiente, pero también para los trabajadores. “Iniciamos el proceso en 2018, cuando la empresa estaba en la etapa de construcción del edificio, momento en que se decidió por parte de la gerencia general que debía mutar a una obra sustentable”, recordó.

En este aspecto, el ejecutivo expresó su emoción por haber logrado el puntaje necesario para lograr este hito. “Como funcionarios hoy estamos habitando un edificio que cumple con ser amigable con el medio ambiente, uno de los pilares declarados por nuestra empresa”, dijo.

En tanto, el arquitecto responsable del diseño sustentable del edificio, Pablo Aguirre, explicó que se hizo un trabajo técnico desde el primer día para lograr la certificación. “Se consideró como un edificio que fuera sustentable y más amigable desde el punto de vista humano, todo acompañado con tener una ventilación eficiente y junto con todos los aspectos humanos de enriquecer la experiencia del día a día de venir a trabajar”, detalló.

CES vuelve a terreno con recorrido por los edificios sustentables del sur de Chile

El jefe de CES, Hernán Madrid, completó una gira que incluyó la visita a cinco edificios certificados desde Valdivia a Chiloé, en la que pudo constatar una reducción en el consumo de energía superior al 50% en cada proyecto.

En Valdivia comenzó la visita del jefe de Certificación Edificio Sustentable (CES), Hernán Madrid, quien inició su recorrido visitando la sala cuna de la Universidad Austral de Chile, un edificio de más de 500 m2 que atiende a cerca de 40 hijos e hijas de funcionarios. “Solo hubo comentarios positivos del lugar, porque la temperatura allí funciona muy bien”, explicó el jefe de CES. 

Posteriormente, Hernán Madrid se trasladó al Cecrea Valdivia, ubicado en la ex estación de trenes de la ciudad.

La siguiente parada fue en Puerto Montt, en el Centro Terapéutico que obtuvo el primer lugar en la categoría “Certificado” de los Premios CES 2020. Este centro clínico mandatado por el Club de Leones y la Universidad Austral de Chile ha estado funcionando a capacidad completa durante los últimos meses. “En términos prácticos, destaca la iluminación natural, pues hay estrategias que permiten trabajar sin luz eléctrica durante buena parte del año, lo que se refleja en las condiciones de quienes trabajan ahí”, afirmó Hernán Madrid.

Dicho edificio, consume del orden de un cuarto de lo que gasta otro edificio de similares características. Igual de eficiente es la sede Chiloé de la Universidad de Los Lagos, que estuvo funcionando parcialmente durante el último semestre. “Es un edificio importante para la ciudad y muy bien logrado. Al conversar con los encargados de operación y mantención de la sede y comparar con otras es considerablemente mejor en sus condiciones interiores de temperatura, ventilación, e iluminación, así como en eficiencia energética”, dijo el jefe de CES.

Sede Chiloé, U. de Los Lagos.

En la Isla Grande de Chiloé, Madrid también visitó el Cecrea de Castro, donde “las condiciones interiores son muy buenas. Es un edificio espectacular, un ícono para la ciudad de Castro. Partió como un museo, simula una ballena y está revestido con tejuelas de alerce”, detalló.

Dicho recinto, que cuenta con una superficie total superior a 4.600 m2, ha estado funcionando todo el año ofreciendo muchas actividades para los niños. “Es un centro abierto con instalaciones para danza, música, trabajo audiovisual y muchos usos. La directora dice que es el mejor edificio de los Cecrea en Chile e incluso tiene vista al mar. Es muy acogedor y funciona fantástico en términos de temperatura”, comentó el jefe de CES.

En términos generales, hemos podido constatar que todos los edificios han cumplido el objetivo con el que fueron diseñados y certificados, entregar buenas condiciones interiores para los usuarios, siendo eficientes desde el punto de vista de consumo de energía. En todos los edificios que visitamos los usuarios destacaron sus condiciones de temperatura interior e iluminación natural, lo que cobra aún más valor considerando los climas de ciudades como Valdivia, Puerto Montt y Castro. Es una alegría enorme para nosotros escuchar los testimonios y comprobar que la incorporación de CES en los edificios cumple su objetivo.

Cómo el Hospital de Curicó alcanzó una certificación CES sobresaliente

Con 74,5 puntos, el edificio que beneficiará a miles de personas de la Región del Maule acaba de certificarse. Su diseño integrado, aislación acústica, iluminación, cuidada selección de materiales y hasta su manejo de residuos, lo destacan.

Construido por OHL con la asesoría de B-Green, el Hospital de Curicó se impone en la Región del Maule con más de 109 mil m2 construidos, lo que multiplica por casi cinco veces la superficie del recinto anterior que atendía a parte importante de la población en la Región del Maule. El edificio de alta complejidad hospitalaria acaba de obtener una certificación CES sobresaliente, nada menos que con 74,5 puntos.

Bajo el mandato de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas del Maule y el Servicio de Salud Maule, este hospital tendrá 400 camas de hospitalización, 54 de ellas para la atención de pacientes críticos. Además, contará con sillones de diálisis, 9 box de emergencia, 12 pabellones, 5 salas de parto, 16 salas de procedimientos, 800 estacionamientos y un helipuerto disponible para traslados de alta complejidad.

Con siete pisos de altura y dos niveles subterráneos, esta moderna infraestructura no solo cuenta con un alto grado de autonomía energética, sino que, además, es totalmente amigable con el entorno. Éste fue el resultado del trabajo mancomunado de un gran equipo multidisciplinario, tal como relatan sus protagonistas.

“En el proceso de ejecución de obra estaban considerados los parámetros con los cuales se establecen los requerimientos de eficiencia energética como envolvente térmica, fachada ventilada, iluminación, ahorro de agua, paisajismo, aislación acústica, etc. Velamos por cumplir todo lo establecido, durante todo el proceso de ejecución de obra. Además, nos preocupamos de la certificación de los materiales a utilizar y su trazabilidad”, explica Juan Pablo Sepúlveda, jefe de Calidad del Hospital Provincial de Curicó en OHL.

 En este sentido, el especialista de la empresa constructora comenta que la preocupación por la certificación incluso alcanzó a los materiales y su trazabilidad. “El manejo de residuos de la obra también estaba asociado a CES. Se consideró cuánto se podía reutilizar en obra. No fue solo un cumplimiento llevado a cabo de manera documental, fue de la mano de la ejecución en terreno. Velamos por cumplir con la tipología de materiales descritos y la ejecución de acuerdo al diseño de eficiencia energética”, detalla Sepúlveda.

Tope de línea

Para el arquitecto Javier Durán, socio de B-Green Chile, entidad encargada de la asesoría CES, en este proyecto se reúnen todas las buenas prácticas de un edificio sustentable. “Los términos de referencia exigían contar con esta certificación y este proyecto consigue el máximo puntaje en instalaciones y energía gracias a que el edificio combina reducciones de puentes térmicos, mejoramiento de la envolvente, sistemas altamente eficientes, iluminación de alta calidad. Desde el inicio suponía estar en el tope de línea de los requerimientos”, comenta.

Aunque no se trata del primer edificio certificado por B-Green, la obra cobra relevancia debido a las particularidades de la metodología CES Hospitales, que permite incluir estrategias pasivas de ahorro energético. “Estamos súper contentos. Este proyecto es muy significativo. Aunque no es el primero que certificamos fue sobresaliente. Cuando partimos desarrollando este proyecto, el sistema CES sólo cubría los sistemas más convencionales. Comenzamos con la versión borrador y para el equipo fue complejo traducir estos requerimientos sin errar ni perder puntos en el proceso. Felizmente, el manual final resultó con una evaluación bastante favorable”, explica Javier Durán.

Debido a las condiciones en que debía desarrollarse el proyecto y a su alto nivel de exigencia, parecía que técnicamente el trabajo se hacía cuesta arriba. Sin embargo, avanzar en equipo lo hizo todo más fácil. “La cantidad de gente que participó en el diseño, en la construcción, los cambios en los roles, te obligan a tener una metodología. Organizar todo es una labor que a medida que aumenta la complejidad es más engorrosa. Pero, el diseño integrado exige el cruce entre especialidades y la discusión de los aspectos sustentables y de eficiencia energética”, recuerda el arquitecto socio de B-Green.

Y es que la arquitectura se desarrollaba en Santiago, el proyecto y la obra se ejecutaba en Curicó y gran parte de las especialidades radicaba en España. Por eso, el esfuerzo de todo el equipo fue enorme. “Tal vez los aspectos de eficiencia energética son invisibles para los usuarios, pero para ellos las condiciones ambientales son muy relevantes. Esto se ha cuidado muchísimo y se ha intentado generar un buen óptimo entre esas variables: la selección de materiales para tener una mínima o cero contaminantes en el interior, la selección de colores que busca mejorar la experiencia de los usuarios”, detalla Javier Durán.

Premios CES 2021: ejemplos de buena arquitectura y destacada trayectoria

Por Paola Molina, presidenta de CES.

El Premio CES es una iniciativa anual, creada desde el Directorio de la Certificación Edificio Sustentable, -durante la presidencia de Ricardo Fernández (2019-2020), actual presidente del Instituto de la Construcción- y con alegría vemos que cada vez toma más relevancia en nuestro país. 

Estos premios buscan relevar y promover desde la certificación, las mejores prácticas de sustentabilidad en el sector edificación de uso público, destacando a los proyectos que han hecho un mayor esfuerzo al certificarse, con el fin de incentivar lograr cada vez mejores prácticas sostenibles, aportando, además, a levantar indicadores del sector para avanzar hacia un desarrollo sostenible.

Actualmente, se encuentran en proceso de certificación sobre 400 proyectos, de los cuales 67 ya están certificados y 227 precertificados, los demás están en proceso de certificación. A la fecha, hay un 36% de proyectos en el ámbito de educación, un 20% en oficinas y el resto se divide entre seguridad, servicios, salud, deporte y cultura.

Todos los proyectos ganadores en esta tercera versión de los Premios CES están en la zona centro-sur del país y, en su mayoría, en la Región de la Araucanía, lo que muestra que la herramienta está siendo un motor de avance nacional no centralizado en la materia, teniendo proyectos certificados en todas las regiones del país.

Es importante destacar que desde su primera versión, además de reconocer a los proyectos y equipos, se ha establecido un galardón especial que premia al profesional destacado, y se otorga a quien desde su área de acción haya sido un motor para el desarrollo, alcance y difusión de la Certificación.

En la primera versión este premio recayó sobre el arquitecto Norman Goijberg, quien fuera también el primer presidente de CES (2014 – 2016) y quien aportó desde un inicio con toda su experiencia, visión y empuje para concretar y poner en marcha la certificación.

En la segunda versión, el premio se otorgó a la arquitecta Margarita Cordaro, quien también presidió la certificación en el periodo 2017-2018 por su permanente esfuerzo hacia la consolidación de esta herramienta, tanto en su contenido y alcance como en su utilización desde el sector público para lograr mejorar los estándares de la edificación dependientes de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas. 

En esta tercera versión, el premio fue otorgado a la constructora civil Yoselin Rosas, quien desde sus inicios profesionales ha sido un motor para el desarrollo sostenible en el sector construcción impulsando la colaboración, gestión y visión sistémica de avance. Primero lo hizo desde el Ministerio de Vivienda y Urbanismo en relación con temas de eficiencia energética y energías renovables y actualmente lo hace desde el Ministerio de Energía como motor del convenio con CES dentro de muchas otras iniciativas.

Un simple ejemplo de lo anterior fue durante el año 2018, cuando organizó una pasantía a Japón subsidiada por el Gobierno Japonés a través de la JICA (Agencia de colaboración internacional de Japón). Esta experiencia duró dos semanas, donde 10 profesionales que representaban a distintas instituciones público-privadas entre las que se encontraba: Minvu, Minsal, MMA, Minergía, CChC, Colegio de Arquitectos de Chile y CES, desarrollaron una clara visión conjunta de estrategias para Chile para lograr abordar edificios Net 0 Energía, en el corto, mediano y largo plazo.

Esta acción, sin duda, permitió la apertura y cimentación de un futuro net 0 energía en nuestro sector y también permitió la inclusión en el Convenio Minergía – CES (IC) además de mejorar la herramienta, avanzar con todos los indicadores necesarios para incorporar estándares con miras a alcanzar en el futuro la carbono neutralidad y edificios net 0 energía desde la certificación.

Experiencias como estas son muchas en la trayectoria de Yoselin, pero, además de su calidad profesional, es importante destacar su calidad humana, expresada de manera muy asertiva por el destacado académico de la PUC, Waldo Bustamante, quien dice: “Yoselin es una mujer íntegra, virtuosa, estudiosa, entregada a sus convicciones profundas, con un inmenso y contundente compromiso por abrir puertas y ventanas para que chilenos y chilenas puedan ver cada día un cielo más limpio en el horizonte, como signo de esperanza de que si podremos superar la crisis que la humanidad y nuestro país enfrenta. Ella es la imagen de mujer joven, que con generosidad nos entrega su experiencia y conocimiento, convencida de que es posible avanzar cada día en la construcción de un país que cubra de bienestar a todos y todas”

En sus futuras versiones, el Premio CES seguirá distinguiendo a profesionales como Norman, Margarita y Yoselin, quienes colaboraron para hacer que la certificación permita consolidar un estándar sostenible a nivel nacional en las edificaciones de uso público, y aportar oportunamente a la altura de los desafíos que se nos presenten. 

El impacto de la certificación CES en la arquitectura chilena

Oficinas de arquitectura que buscan certificar la sustentabilidad de los edificios de uso público valoran la metodología que ayuda a desarrollar proyectos que destacan por su confort, sustentabilidad y armonía con el entorno.

Múltiples disciplinas confluyen en el diseño y construcción de un edificio, donde los arquitectos se preocupan de diseñar considerando tanto aspectos funcionales como variables propias de la sustentabilidad que hoy demandan los usuarios y el medioambiente. Arquitectos de vasta experiencia en edificios de uso público nos cuentan su experiencia con la certificación CES.

Desde Arica a Magallanes, la trayectoria de Crisosto Arquitectos Consultores es amplia. Servicios médicos, establecimientos educacionales y edificios consistoriales destacan en la oficina liderada por el arquitecto de la Universidad de Chile Andrés Crisosto, quien hoy recuerda las dudas que se presentaron cuando recién comenzó a implementarse el sistema de certificación nacional. “Había que ir aclarando cómo funcionaba el sistema, cómo se inscribían los proyectos, cómo se validaban los trabajos realizados por el especialista. Ahora es un sistema muy consolidado entre los consultores que trabajamos con edificación pública, donde hay un fuerte trabajo de coordinación con los especialistas que asesoran”, señala.

Según Crisosto, en este camino el monitoreo es indispensable al ir incorporando elementos pasivos para lograr un mejor comportamiento ambiental. “Después, se va llegando a una solución técnica mucho más afinada que vendría a ser el detalle técnico de cómo es la envolvente; el detalle constructivo; cómo trabajan las ventanas y cómo se sellan; como se produce la ventilación natural; el sistema de clima dentro del edificio; y tantos temas que van convergiendo en el producto final, estructura y especialidades”, señala el arquitecto.

Armonía y funcionalidad

Como una verdadera orquesta, los especialistas se coordinan para hacer edificios eficientes que, en lo posible, no requieran ni enfriamiento ni calor; y que se adapten a climas tan extremos como los que se experimentan en el norte y el sur de Chile. “La idea es que el gasto en edificación pública sea sustentable, que ahorre energía. Mientras menos costo genere, menos costos operacionales habrá y eso es mejor para todo el país”, afirma Andrés Crisosto.

Con objetivos claros que apuntan al confort ambiental, la funcionalidad y la calidad, las consultorías se han ido complejizando, recuerda el arquitecto. “Hoy en día trabajas con softwares y puedes modelar; hay un trabajo interdisciplinario y muchos especialistas que han ido de la mano, trabajando con eficiencia energética y especialidades enfocadas en proyectos sanitarios, donde se preocupan de las aguas grises, la energía solar y muchas otras variables”, señala.

Para el arquitecto Cristóbal Tirado, hoy responsable del Centro Artesanal Coyhaique, proyecto emblemático de la Dirección de Arquitectura del MOP en Aysén, CES vino a sintetizar requerimientos lógicos vinculados a la climatización, el paisajismo y otros. “La eficiencia energética siempre se ha considerado, pero con la certificación CES hay que cumplir”, señala el profesional que ha puesto un fuerte énfasis en mejorar la acústica de los edificios y, por supuesto, en su funcionalidad. Esto último porque, “cualquier edificio tiene que ser como una silla que –por bonita que sea- no puede no funcionar porque es para sentarse”.

Según Tirado, en la arquitectura debe haber cosas bellas pero que funcionen en sus presupuestos, tiempos, diferenciación de flujos, sala de residuos, ventilación, claridad interior, etc. Y aunque la sustentabilidad siempre ha estado presente, hoy la gente es más consciente de ella. Un avance importante en este aspecto es el ahorro de agua logrado, tanto con la grifería como con los estanques de los inodoros que hoy consumen un cuarto de lo que consumían antes. “Es excelente que esté CES y genere exigencias. Pero ese ‘desde’ debiera haber estado siempre. La certificación permite tener un control de obras para que quien ejecuta no se pueda hacer el tonto en el proceso”, acota el arquitecto.

Una certificación cercana

Para Jorge Marsino de Marsino Arquitectos, donde se han especializado en proyectos de uso público de impacto social, la certificación CES ha permitido aterrizar las normas internacionales a la realidad chilena. “Diseñamos edificios de uso público que es necesario evaluar a través de una normativa de eficiencia. Antes las evaluábamos desde la LEED, que era muy engorrosa cara y compleja. Hoy todos los edificios son parte de la evaluación, que ha sido una buena iniciativa para nuestros mandantes, quienes han entendido que es una manera rápida y directa de certificarse. Ahora uno lo ve como algo cercano, práctico y bueno”, comenta.

Según el profesional cuyos proyectos han sido destacados en diversas bienales de arquitectura, la certificación es una manera de mostrar compromiso con el medioambiente y de lograr una infraestructura funcional y amigable, considerando las variables territoriales. “Ha sido una manera muy inteligente de aproximarnos hacia mejores indicadores y mayores compensaciones. A futuro me imagino que las escalas de valoración de los edificios nos van a permitir tener algunas ventajas comparativas, que incluso podrían ser tributarias; y la sofisticación nos va a permitir tener mejores desempeños”, concluye.

Seminario abordará los créditos hipotecarios verdes para viviendas sustentables

Se trata de instrumentos financieros para la adquisición de viviendas con características sustentables. 

Según cifras del Banco Mundial alrededor del 55 % de la población mundial vive en ciudades, tendencia que irá al alza, ya que se estima que para el 2050 siete de cada diez personas vivirán en zonas urbanizadas. A partir de esto, la industria de la construcción tiene un importante desafío relacionado al desarrollo y generación de edificaciones sostenibles de cara a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aspecto que cada vez cobra mayor importancia dada la grave crisis climática por la que atraviesa el planeta. 

Recientemente, el secretario de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, declaró que el informe elaborado por expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es una “alerta roja para la humanidad”. Dicho informe señala que, para estabilizar el clima es imperante reducir de manera sustancial y sostenida en el tiempo las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos, entre otros aspectos que mencionados en el informe más completo de los últimos años. 

A nivel nacional ya se están tomando medidas al respecto, como el trabajo público-privado para desarrollar una “Estrategia Nacional de Huella de Carbono para el sector construcción” o la consolidación de la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), lanzada en mayo de 2020 por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, que tiene como objetivo poner a disposición de la industria una herramienta que promueva estándares constructivos sustentables para la vivienda residencial en Chile, considerando criterios ambientales, sociales y económicos.

Bajo este escenario, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), el Centro Tecnológico para la Innovación en la Construcción (CTeC) y la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), realizarán el próximo 7 de septiembre, y de manera virtual, el webinar Incentivos para la Edificación Sustentable, que tiene como objetivo profundizar sobre los incentivos financieros que existen en el mercado nacional y su impacto en la demanda de viviendas de alto estándar. 

Para Natalia Reyes, jefa de sustentabilidad de CTeC, entidad a cargo de la administración de la CVS “Dado el contexto manifestado por el Informe IPCC, ya no podemos seguir construyendo de la manera en la que se ha hecho en los últimos años. Por lo tanto, se requiere disminuir estos impactos y generar cambios profundos en la forma de abordar los proyectos, desde su etapa de diseño hasta su posterior operación”.

La necesidad por impulsar el desarrollo de edificaciones sustentables está haciendo eco no solo en el sector inmobiliario, sino que también en las entidades financieras, quienes ya han comenzado a incorporar en su oferta créditos que fomenten la adquisición de este tipo de viviendas. Recientemente Banco Santander lanzó el Crédito “Hipotecario Verde” para todas aquellas viviendas que cuenten con la Certificación de Vivienda Sustentable, Certificación Leed, Calificación Energética de Viviendas (CEV) y Certificación Edge. Mientras que Banco Estado, puso a disposición de la población el producto “EcoVivienda”, que consiste en un crédito con una tasa preferencial para viviendas nuevas de proyectos inmobiliarios que cuenten con la CEV con letra D o superior (C, B, A). 

Erwin Navarrete, jefe de la División Técnica de Estudio y Fomento habitacional del Ministerio de Vivienda y Urbanismo señala “Creemos que dada la crisis climática que estamos viviendo tenemos que trabajar en conjunto todos los actores que movilizamos la industria de la construcción. En ese sentido la banca puede hacer un gran aporte en movilizar, a través de los diferentes mecanismos o herramientas verdes que se han estado desarrollando, tanto a la oferta como a la demanda”.

El webinar contará con la participación de representantes de Banco Santander, Inmobiliaria Barrio Vivo, EBP Chile, Minvu y CTeC, quienes abordarán materias relacionadas al interés y disposición a invertir por parte del usuario final en viviendas sustentables, cómo funcionan los créditos verdes, cómo movilizan el sector inmobiliario y cómo todas estas iniciativas impactan en la comunidad.

Para registro en el siguiente enlace https://bit.ly/3jiRzhS

Para más información sobre la CVS https://cvschile.cl

Edificio Administración EPSA: el primer edificio sustentable de San Antonio

Precertificado en 2018, con un puntaje para nivel destacado, el recinto administrativo del puerto de San Antonio, ya se prepara para dar su siguiente paso en sustentabilidad: recibir la certificación CES.

Fue hace cerca de tres años cuando la Empresa Portuaria San Antonio (EPSA) optó por ingresar su edificio administrativo al proceso de precertificación de Certificación Edificio Sustentable. “Entre abril y septiembre de 2018, se trabajó en conjunto con el arquitecto Pablo Aguirre y la empresa asesora Pasiva Ltda. para la obtención de la precertificación del proyecto, efectuándose todas las adecuaciones y mejoras tendientes al cumplimiento de hito”, comenta el coordinador de Ingeniería de EPSA, José Aldunate Rivera. 

Con un fuerte énfasis en la optimización del consumo hídrico y energético y una clara preocupación por el manejo de residuos, EPSA ha demostrado la sustentabilidad ambiental de su edificio institucional, con adecuados niveles de calidad ambiental interior, uso eficiente de recursos y baja generación de residuos y emisiones. Luego de un exhaustivo trabajo en estas materias y de la revisión de los requerimientos establecidos en el Manual de Evaluación y Calificación, la empresa obtuvo su precertificación CES el 29 de octubre de 2018, logrando 55,5 puntos, lo que le permitiría optar al nivel de certificación destacada.

“La etapa de Certificación CES definitiva comenzó una vez obtenida la precertificación, también junto a la empresa Pasiva. Esto obligó a cumplir y documentar tanto los requerimientos establecidos para la etapa de construcción, como todas las modificaciones realizadas a la obra durante el proceso constructivo. 

En vista de esto, se trabajó de forma mancomunada entre arquitectura, inspección técnica de obras y Pasiva durante la ejecución de las obras, tanto para velar por el cumplimiento de los requerimientos como para realizar nuevamente los cálculos, incorporando las modificaciones realizadas durante el proceso constructivo buscando, mantener el puntaje logrado en la precertificación”, detalló el coordinador de Ingeniería de EPSA.

Actualmente, la empresa portuaria está en las últimas etapas del proceso de certificación, completando información referente a las modificaciones efectuadas para recibir la Certificación CES durante este año. Esa es, al menos, su próxima meta.

El edificio -que consta de cuatro niveles más un piso zócalo, en una superficie de 3.500 metros cuadrados, aproximadamente- vino a recuperar el espacio público, convirtiéndose en un edificio emblemático para la comunidad de San Antonio.