Los integrantes de ambos comités han consensuado los énfasis de cada certificación, lo que habla de considerar las posibilidades reales de contar con infraestructura y edificaciones más resilientes a nivel país, basándose tanto en la normativa actual como en los datos entregados por distintos programas y organismos públicos.
Sin duda, lo más valioso de los dos comités activos de la versión CES + Resiliencia: riesgo sísmico y cambio climático es “la participación, el entusiasmo de los miembros que lo conforman y el aporte de conocimiento y de diversas herramientas que actualmente se encuentran en trabajo y desarrollo”, señala María José Ibaceta, secretaria técnica del Instituto de la Construcción, a cargo de estas instancias.
En este contexto, la arquitecta del IC cuenta que “nos hemos dado cuenta que existe una cantidad muy considerable de esfuerzos públicos que convergen en la misma temática de resiliencia, donde este espacio abierto de trabajo técnico nos ha permitido interactuar y complementarnos de forma transversal. Hay mucho trabajo por delante y mucha voluntad en seguir avanzando”.
Así, entre los avances del Comité de Cambio Climático está la revisión de algunas referencias como el Resilience Leadership Program User Guide (RELi) del USGBC: “hemos tenido unas excelentes presentaciones de parte del David Cabieles y Fabián Bustos del Ministerio de Energía sobre los exploradores de Minenergía y la API de Energías Renovables”, dice Ibaceta. Asimismo, se han visto algunas problemáticas de sobrecalentamiento en edificios con Certificación CES, “los cuales sirven para tener de ejemplo de cómo ha afectado el aumento de temperaturas por el cambio climático. Se han reconocido algunas brechas principalmente en la unificación de datos para reconocer la amenaza de determinado evento climático o en algunos casos, información faltante”, añade.
En tanto, en el grupo de Riesgo Sísmico se han revisado algunas referencias en guías y estándares internacionales relacionados con temáticas de resiliencia y enfocadas en eventos sísmicos. “También se ha revisado el trabajo local que están desarrollando profesionales desde las ingenierías civiles y han llevado a la mesa de trabajo actuales normas que se pueden basar para los requerimientos a confeccionar, tanto para la protección sísmica como elementos no estructurales, diseño por desempeño, entre otros temas”, comenta la profesional del IC.
“Hemos ido consensuando ciertos criterios base de desempeño de las estructuras. Es bien importante coincidir en que debemos considerar ciertos factores en base a la normativa y que estamos socializando entre todos los pares estas definiciones. Efectivamente, están siendo llevadas desde el área estructural, pero efectivamente tienen un concepto detrás relacionado con el desempeño de las estructuras y cómo incorporar las nuevas tecnologías dentro de esos análisis, abordando puntos de certeza respecto de los análisis que se están tratando”, detalla Francisca Pedrasa, presidenta de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales (AICE).
En ese sentido, Jorge Carvallo, presidente de la Asociación Chilena de Sismología e Ingeniería Antisísmica (Achisina), detalla que “hemos logrado un relativo consenso en términos de usar los objetivos de desempeños deseados como índice para calificar las estructuras y de acuerdo a esto certificarlas”, por lo que, a su juicio, “se debe dar énfasis a la capacidad que tenemos de diseñar y construir estructuras, para las cuales se puede estimar razonablemente bien cómo será la respuesta ante diferentes sismos”.
Para Pedrasa, el enfoque de AICE para esta certificación es “dar la tranquilidad con que los parámetros que se están utilizando o asignando para ciertos factores de resiliencia tengan antecedentes lo más fidedignos posibles y que estén alineados con el avance normativo que tenemos en Chile y con los requerimientos para los diseños de nuestras estructuras”. La ingeniera hace énfasis en este punto, “porque así como está el CES + Resiliencia, que debería aportar en acelerar procesos de búsqueda de mejoras en los análisis y en la innovación respecto de los cálculos estructurales, también está el hecho de que nuestra normativa nos debería dar herramientas para ese tipo de cosas, por lo que tenemos un gran interés en que este CES + Resiliencia vaya en la línea de lo que estamos incorporando en nuestra normativa y tenemos certeza de que somos capaces de abordar y de definir de buena manera, de modo que los proyectos vean reflejados y sea factible considerar estos aportes y no que sean casos muy específicos y finalmente, esto se transforme solo en un indicador de número y no en un indicador de realidad respecto de la resiliencia de las estructuras”.
Lo que viene
Como señala María José Ibaceta, también “contamos con una sesión de Comité Técnico CES + Resiliencia Ampliado para la presentación de la ‘Metodología Complementaria para la evaluación de riesgos de desastres en proyectos de infraestructura pública’, realizada por Orietta Valdés del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, la cual tiene un componente muy importante en la evaluación de la resiliencia en algunos proyectos de inversión de infraestructura pública, es decir, será un componente muy importante en esta materia, el cual se evaluará para determinada infraestructura pública a partir de este año 2024”, agrega María José Ibaceta.
En ambos comités están participando representantes de entidades públicas y privadas, por lo que “esperamos que en las próximas sesiones de trabajo se integren otros ministerios para trabajar y tener su punto de vista en temas de resiliencia e infraestructura, sobre todo ser una mesa de trabajo para conocer los proyectos que están desarrollando actualmente otras entidades respecto a infraestructura y cambio climático”, anuncia la secretaria técnica.
Por otra parte, se espera tener información unificada para esta futura certificación CES + Resiliencia y estudiar en detalle las metodologías que se pueden aplicar para tener edificaciones más resilientes a nivel país.
“Los próximos pasos son ir desarrollando los requerimientos de los distintos comités técnicos para temas de resiliencia e identificar las asesorías que vamos a necesitar en el corto y largo plazo para desarrollar mejor la herramienta de certificación”, concluye.