LA EFICIENCIA ENERGÉTICA, LA CERTIFICACIÓN Y LOS ARQUITECTOS

Por Francis Pfenniger B., arquitecto y representante IC en Comité Directivo CES

Que en Chile hay espacio y necesidad de mejorar el comportamiento térmico de las edificaciones y reducir su demanda energética y consumo de agua parece ser un punto sobre el que hay bastante consenso y reconocimiento, tanto en las esferas profesionales como en la sociedad en general. Sin embargo, parece haber aún un esfuerzo por hacer en el sentido de que estas certezas se trasladen al mercado de la edificación, estimulando a inversionistas y usuarios a llevarlo a la práctica. Se piensa que los sistemas de certificación de los atributos de sustentabilidad y de eficiencia energética son una herramienta que puede ser útil a estos efectos, sumándose así a los parámetros mínimos que se ha puesto el país en estas materias.

El desarrollo e implementación de la Certificación Edificio Sustentable (CES) – administrada por el Instituto de la Construcción- marca un antes y un después en el proceso de certificación en Chile. Inicialmente concebida para edificios de uso público, hoy se extiende a hospitales y en el futuro podrá incorporar otros usos y destinos. La herramienta desarrollada se ajusta a las características y necesidades del país, valorando cinco grandes temas: Calidad del Aire Interior, Energía, Agua, Residuos y Gestión; a través de cuatro categorías: Arquitectura, Instalaciones, Construcción y Operación, lo que arroja un total de 23 líneas de acción, separadas en requisitos obligatorios y voluntarios.

Los requisitos obligatorios son un piso mínimo a cumplir, mientras los voluntarios otorgan un puntaje variable cuyo máximo es 100, siendo 30 puntos el mínimo para optar a la categoría de “edificio certificado”. 

Lo interesante de destacar es la alta puntuación que tienen las variables asociadas a la arquitectura e instalaciones en materias de confort y energía, lo que da una clara señal de que el sistema apuesta a valorar el diseño, en tanto aporta efectiva y eficazmente en estas materias. En efecto, es a partir del diseño que se pueden lograr mejoras sustantivas en materia de eficiencia energética y confort para los usuarios, especialmente si es asumido en las etapas tempranas de su conceptualización o del anteproyecto. Y es en estos aspectos, cuyo puntaje está diferenciado en dos grandes macro zonas climáticas del país, que se pone en valor la condición local de esta certificación, diferenciándose de otras metodologías. Esta certificación premia, además, con puntaje adicional la gestión de integrada de anteproyectos.

Lo anterior hace que CES no solo sea una herramienta eficaz para certificar (y controlar) los aspectos críticos de sustentabilidad de edificios en Chile, sino que representa una invitación y un estímulo a realizar mejoras en los procesos de diseño que contribuyan al cumplimiento de sus objetivos.

Algunas de estas materias son propias del quehacer de los arquitectos. Hoy CES se agrega como una herramienta efectiva, que se suma a la batería de conocimientos y herramientas que las facultades y escuelas de arquitectura entregan -o deberían entregar– a sus estudiantes. No solo abre un campo profesional nuevo a los candidatos a ejercer en calidad de asesores de la Certificación CES, sino que abre la posibilidad de integrar efectivamente estos conceptos en el desarrollo de sus proyectos. Si la tendencia actual de crecimiento de la certificación CES se fortalece, el beneficio será perceptible para los usuarios, el bienestar y la economía de toda la sociedad, incluidos los arquitectos.