¿Cómo los Premios CES impulsan el mercado?

Por Ricardo Fernández, presidente Comité Directivo CES

Desde que decidimos la creación de los premios CES, pensamos que era una manera concreta de difundir los beneficios de certificar los edificios de uso público, para aumentar aún más la cantidad de edificios, tanto en el desarrollo de edificación del Estado como en el inmobiliario privado.

Al existir esta instancia de reconocimiento a aquellas obras que alcanzan los mayores puntajes para la certificación, permite conocer e interactuar con mandantes, asesores, consultores, arquitectos, constructores y especialistas que vivieron el proceso, tienen los costos reales de cada etapa del proyecto, la estimación de los beneficios y pueden medir y verificar con los resultados obtenidos.

Certificar significa verificar por un tercero, que actúa en forma independiente, valore la calidad del diseño y especificaciones considerados en el proyecto.

Hoy contamos con alrededor de 350 proyectos -51 certificados y el resto en proceso de certificación-, distribuidos en todas las regiones de nuestro país. Sabemos que un buen proyecto tiene un confort interior superior, ambientes más sanos, aumento de productividad (mayor aprendizaje en escuela, menores tiempos de recuperación en establecimientos de salud, productividad laboral, etc.) y disminución de costos operacionales. En base de datos de proyectos certificados a la fecha, podemos decir que un edificio con Certificación CES gasta menos de la mitad de energía que uno tradicional, el costo del proceso para lograr la certificación es menos del 0,5% del costo de la obra (sin considerar terreno) y el menor costo operacional paga esta inversión rápidamente.


En la versión anterior del premio, los ganadores en la categoría edificio certificado, es decir, ya construidos, fueron el Centro de Día del Adulto Mayor de Punta Arenas, el Cuartel de Bomberos de Cunco y el Centro Elige Vivir Sano de Caldera, lo que demostraron que el modelo de nuestra certificación es aplicable en las distintas zonas climáticas de nuestro país y en todo tipo de edificación de uso público.

Hoy debemos poner en el centro de toda acción en el sector construcción a las personas, comunicando lo que hacemos a los usuarios finales, con el fin de que ellos sean quienes demanden a las inmobiliarias, edificaciones que cuenten con certificaciones como CES.

Esperamos también que la academia, un actor relevante en la preparación de futuros profesionales, considere en sus mallas curriculares la enseñanza de esta herramienta de certificación.


En estos tiempos de pandemia, cuando estamos experimentando cambios en la forma de vida y de hacer nuestras actividades, fomentemos CES para que las edificaciones sean concebidas, diseñadas y construidas para el buen vivir de las personas y minimizando los impactos en el medioambiente tanto en la construcción como en la operación de los proyectos.