Siguiendo el camino de Europa en carbono neutralidad

Por Hernán Madrid, jefe de CES.

Lograr edificios carbono neutrales es una de las grandes metas de la industria de la construcción en Europa. De hecho, el continente tiene metas muy concretas de reducción de emisiones estimadas para 2030 y 2050. La industria es muy transparente con sus impactos y se ha concentrado en desarrollar soluciones innovadoras ligadas tanto a la metodología constructiva como a los materiales.

Por su parte, nuestro país presentó a las Naciones Unidas en abril de 2020 la actualización de su NDC, que plantea alcanzar la neutralidad de emisión de GEI para 2050, fijando como meta la emisión de 95 millones de toneladas equivalentes (MtCO2eq) para 2030.

Si queremos avanzar con decisión hacia la carbono neutralidad en nuestras edificaciones es una buena idea fijarnos en los que lo han hecho mejor. En este sentido, la Unión Europea muestra más avances en carbono neutralidad a nivel mundial.

Y es un área desde la que podemos apoyar con CES, a través de una herramienta para cuantificar las emisiones de huella de carbono, así como potenciar las estrategias que contribuyan a ese objetivo, por medio de direccionamiento en las cantidad de puntos de los requerimientos dentro del sistema de certificación. 

Una mirada reciente al respecto es la que se ha venido desarrollando con la Dirección de Arquitectura del MOP, con la cuantificación de emisiones durante la operación de los edificios y el desarrollo de versión CES Aeropuertos, en conjunto con la Dirección de  Aeropuertos, que incluirá con mayor fuerza los temas de cuantificación de huella de carbono en operación, incorporando, además, la huella de carbono durante el proceso completo de la edificación, por lo tanto incluirá los materiales y los procesos constructivos que se van a evaluar, junto con estrategias específicas que favorecen la reducción de la huella de carbono, por ejemplo, temas de electromovilidad y de uso de hidrógeno verde dentro de vehículos en los terminales.

Precisamente, el último punto es el que ha ido tomando más fuerza y que pude constatar en el aeropuerto de Lyon, Francia. Hoy, el uso de hidrógeno verde está incluido formalmente en la operación del recinto aeroportuario a nivel de vehículos. Es difícil que en un corto plazo los edificios operen con esta fuente de energía, pero sí con renovables a partir de energía solar.

El uso de energía renovable en el sitio contribuye significativamente a la reducción de la huella de carbono del sistema de operación. En el caso del edificio piloto de Punta Arenas, se veía que el impacto de tener generación fotovoltaica del 40% de la energía requerida,  tiene un impacto superior a la reducción del 40% en términos de emisiones.

Para llegar a la carbono neutralidad, el aeropuerto de Lyon ha añadido elementos que nosotros podemos incluso ampliar, por ejemplo, en Francia no hay impulso a que la calefacción sea a través de electricidad con bombas de calor, sino que a través de gas y avanzar hacia biocombustible. Pero acá, como tenemos un mayor potencial de uso de renovables, tenemos una mejor proyección pensando en la carbono neutralidad.

En nuestro país tenemos grandes posibilidades con las renovables y el uso de hidrógeno verde, que si los combinamos con el ejemplo de países con mayor desarrollo, nos permitirán avances mucho más rápidos y directos. El camino se ve bastante claro, aprendamos de los países más desarrollados y potenciemos nuestras ventajas locales para alcanzar la carbono neutralidad de manera efectiva.

Planificación maestra y CES: herramientas sinérgicas para la sostenibilidad

Por Mauricio Ramírez Molina, arquitecto ▪ MSc UCLouvain, socio 88 Limitada y asesor CES

Las exigencias de sostenibilidad a nivel global y nacional vinculadas —entre otras— a eficiencia energética y gestión de la energía, huella de carbono, huella hídrica y circularidad reflejan una sociedad interesada en perfeccionar y mejorar su relación con el planeta, lo que evidentemente es una buena noticia para todos. Sin embargo, con tal cantidad de áreas por abordar, es fácil sentirse agobiado al no saber por dónde partir y cómo responder a estas exigencias de forma seria. En tal sentido, para aquellas organizaciones o grupos de la sociedad que funcionan o actúan en base o desde el entorno construido, puede haber una gran oportunidad para implementarlas de forma estructurada, segura y económicamente viable a través de la planificación maestra o master planning.

El Banco Mundial define al plan maestro como “un documento dinámico de planificación a largo plazo que proporciona un diseño conceptual para guiar el crecimiento y desarrollo futuros. La planificación maestra consiste en hacer la conexión entre los edificios, los entornos sociales y sus entornos circundantes”. El Banco Mundial también indica que la planificación maestra puede asumir otros roles, tales como “Desarrollar un cronograma de escalonamiento e implementación e identificar prioridades para la acción”, “Conceptualizar y dar forma al entorno urbano tridimensional” e “Involucrar a la comunidad local y actuar como constructor de consenso”.

Así, la planificación maestra o master planning nos permite visualizar un futuro deseado que, diseñado mediante prospección y escenarios posibles, nos ayudará a desarrollar estrategias y tácticas para implementar lo que necesitaremos de forma adecuada y realista. Además, con la digitalización de nuestra realidad física y el desarrollo de software basado en ciencia y en data, es posible desarrollar estos escenarios o perspectivas con un mayor grado de confiabilidad, para luego evaluarlos y finalmente llevarlos a la realidad. Asimismo, una mayor disponibilidad de métricas y líneas base de sostenibilidad y de metas al 2030, 2040 y 2050 completan los insumos necesarios para una planificación maestra robusta.

En nuestra experiencia en el diseño y desarrollo de planes maestros para dos universidades nacionales —8 campus, 70 hectáreas y cerca de 300.000 m2 en total— a través de la planificación maestra basada en edificios y áreas exteriores hemos podido incorporar múltiples directivas relacionadas a la sostenibilidad, alineadas con políticas públicas nacionales y tendencias internacionales, incluidos los ODS de la ONU. Nuestra experiencia más reciente con la Universidad Católica de Temuco UCT, donde hemos diseñado su Plan Integral de Campus, nos ha permitido incluir no sólo dimensiones de la sostenibilidad relacionadas a los edificios, sino también otras dimensiones que tienen que ver con la organización, las personas, su funcionamiento interno y su relación con la comunidad y la ciudad. Temas como circularidad, inclusividad, interculturalidad y ciencia y tecnología para el desarrollo regional forman parte de este robusto plan, que nace a partir de sus anhelos y de la prospección y planificación de su entorno construido y que permitirá a la UCT posicionarse como un referente en este ámbito.

Aquí, la Certificación Edificio Sustentable CES se transforma en un gran aliado para poder implementar las estrategias de sostenibilidad definidas a nivel de plan maestro, al proveer una solución integrada aplicable al ámbito de las edificaciones y que es concordante con las exigencias globales y nacionales de sostenibilidad que las organizaciones o empresas deben cumplir. CES posee una gran cantidad de métricas que pueden ser utilizadas en los escenarios prospectivos, lo que permite evaluar el cumplimiento futuro de metas de sostenibilidad, la inversión requerida para ello y sus retornos económicos, ambientales y sociales. Por esta razón hemos recomendado e incluido a la Certificación Edificio Sustentable como herramienta preferente de certificación de edificios en todos los planes maestros que hemos diseñado y desarrollado.

Los hitos de CES y el aporte de la DA-MOP

Por Paola Molina, presidenta de CES.

Sin duda, un hito relevante para CES ha sido la colaboración con la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, la que se ha extendido más allá, logrando la segunda incorporación de los proyectos que ellos gestionan con CES en una nueva emisión de Bonos Verdes Soberanos. 

Esta es una iniciativa que involucra a los Ministerios de Hacienda, Medio Ambiente y Obras Públicas, y en la versión pasada, ya pudimos aportar con la cuantificación de las reducciones de emisiones en la etapa de operación de los edificios CES certificados de la DA-MOP, de modo que formaron parte por primera vez en la segunda emisión de Bonos Verdes del país, aportando con un 38% de los bonos emitidos, equivalentes a 1.180 millones de dólares. 

Por este importante logro queremos agradecer a la Dirección de Arquitectura del MOP por haber incorporado nuevamente a CES como una herramienta de medición y aporte.

También es importante destacar el exitoso convenio de colaboración suscrito entre el Minergía, MOP y CES durante el 2019-2020, que se amplió al 2021, permitiéndonos desarrollar importantes avances en el alcance de nuestra herramienta que hoy ya se encuentran mayoritariamente concluidos.

El convenio suscrito generó, entre otros aportes: 

  • Nueva Plataforma web de CES que se encuentra ya en operación. 

Se desarrolló una nueva plataforma para los procesos de certificación, lo que fue un esfuerzo importante para facilitar el trabajo de asesores, equipos de proyecto y evaluadoras, y al mismo tiempo, permitir un manejo estadístico detallado de la información que se levanta a partir de los procesos de certificación, de modo de poder colaborar con las diferentes instancias de reporte a nivel nacional e internacional. 

  • Aporte a la futura Calificación Energética de Edificios de uso Público, Comerciales y Oficinas. 

En el marco de la Ley de Eficiencia Energética, se plantea la implementación de la Calificación Energética de Edificios de Uso Público, Comerciales y Oficinas. 

Esta calificación completará un núcleo de herramientas locales para el área, sumándose a las ya existentes CEV, CVS y CES.

Para su desarrollo se trazó un programa consistente en tres estudios o etapas, de las cuales la primera y segunda parte fueron desarrolladas en el marco de este convenio y consisten principalmente en el levantamiento de la experiencia internacional, metodologías y modelos de referencia, y en el desarrollo de una herramienta de cálculo para la calificación. 

Las dos etapas concernientes a este convenio se encuentran terminadas.

  • Estudios para la incorporación a la certificación de estándares Net 0 energía y Net 0 carbono. 

Se avanzó en la definición de aplicación del estándar Net Zero energía y net Zero carbono. Para lo que se desarrolló un estudio, basándose en la experiencia internacional y la realidad de Chile. El estudio se encuentra disponible en nuestro sitio web.

También se generó un estudio piloto de huella de carbono, en el Edificio del Centro Día Adulto Mayor de Punta Arenas, ganador 2019 categoría certificación con nivel Destacado con 69 puntos. Se desarrolló una cuantificación de la huella de carbono en el ciclo completo de la edificación, incluyendo materiales y proceso constructivo; comparando un escenario base (edificio con la certificación) y otros que consideraron posibilidades de mejoras. 

Además, se realizó la evaluación de diferentes herramientas de cuantificación y metodologías internacionales, optando por RICS del Reino Unido.

El estudio se encuentra disponible en nuestro sitio web.

Con este trabajo vamos avanzando en generar la información base para poder incorporar a las futuras versiones de CES los criterios de Net 0 carbono y energía.

  • Versión CES edificios existentes. 

Este objetivo surgió a raíz de la necesidad de contar con una herramienta específica que nos permitiera incluir a los edificios existentes en la Certificación.

Esta versión presenta un enfoque diferente a la versión tradicional de CES, ya que se asocia a la mejora en el comportamiento del edificio, tomando como línea base, su propio desempeño. De esta manera, se levanta el comportamiento real y sobre ese nivel se certifica un porcentaje de mejora de al menos 20%.

Actualmente, tenemos disponible la versión preliminar y nos encontramos en etapa de realizar pilotos con el sistema para poder calibrar por lo que los invitamos a inscribir pilotos para la versión de edificios existentes.

  • Actualización de la herramienta CES 1.1. 

Esta versión incorpora: 

  • Una mayor exigencia para la envolvente del edificio. 
  • Se divide con mayor detalle las zonas climáticas.
  • Se incorpora el cálculo de la huella de carbono en la operación del edificio.
  • Se reorientan los requerimientos asociados a energía y agua incorporada, pasando a DAP para todo tipo de materiales o productos.
  • Se incorpora la categoría de Innovación.

La herramienta comenzará a funcionar:

  • A partir del 1 de noviembre de 2022. Donde se habilitará la versión para la inscripción de proyectos de manera voluntaria.
  • Durante el periodo entre el 1 de octubre al 31 de diciembre de 2022 se podrá elegir la versión a utilizar al inscribir el proyecto. 
  • Desde el 1 de enero de 2023 será obligatorio el uso de la versión 1.1.

Sumado al convenio mencionado, el año pasado comenzamos un trabajo conjunto con la Dirección de Aeropuertos del MOP para el desarrollo de la versión CES Aeropuertos. En una primera versión, esta considera los edificios terminales de pasajeros y en la segunda, una ampliación a todo el recinto aeroportuario.

En el trabajo para la primera versión, se calibrarán los requerimientos de consumo de energía, uso eficiente de agua y acondicionamiento acústico, y se ampliará la mirada a temas nuevos dentro del sistema de certificación como: Huella de carbono en el ciclo completo de la edificación, economía circular, y Elementos asociados a innovación que incluyen electromovilidad, uso de hidrógeno verde para vehículos de transporte interno, parámetros de impacto social e infraestructura verde y azul.

Al contemplar todo el camino avanzado desde el año 2015 en que CES entra en operación, nos llena de orgullo contar hoy con más de 500 proyectos trabajando con CES, de los cuales 90 ya se encuentran certificados y más de 200 precertificados, registrándose un constante aumento de proyectos.

CES además de ser un reconocimiento al esfuerzo y logro obtenido por cada equipo en cada proyecto, es una certificación que acredita el aporte a mejorar la calidad de vida de las personas en sus ambientes de trabajo, atención, servicios, deporte, esparcimiento y estudio, donde pasan gran parte del día, impactando positivamente en nuestra sociedad. 

Un cambio cultural que requiere trabajo colaborativo

Por Scarlett Vásquez, directora general de Obras Públicas

Vivimos en un contexto complejo, el cambio climático amenaza nuestra disponibilidad de recursos naturales y fuentes de extracción de materiales para la construcción. En el Ministerio de Obras Públicas, trabajamos en incorporar la economía circular en los proyectos públicos para las metas planteadas en la Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción 2035.

Sabemos que nuestro rol es relevante por el impacto que tienen estas nuevas medidas en la industria y en el territorio. Las primeras acciones que hemos realizado es la gestión de los residuos de construcción: nuestro desafío es ser un aporte a la reutilización de materiales en las obras públicas. 

Destacan así los avances realizados por Vialidad, en la región de Valparaíso, a través de la reutilización de asfaltos; o la Dirección de Aeropuertos, respecto al uso del RAP o fresado asfáltico. En ese sentido en el Aeropuerto Andrés Sabella de Antofagasta por ejemplo, se está reutilizando el RAP sobrante para otras obras en la región o en la construcción del Aeródromo de Tobalaba en donde se reutilizó más del 90% de este material. Además de cambios en las bases de las mantenciones de pistas para alargar la vida útil de materiales y de recursos.

Como Ministerio y gobierno, tenemos el desafío de incorporar la economía circular en todo nuestro quehacer, en crear incentivos en las licitaciones de obras para contratistas que cuenten con criterios sustentables, como la reutilización de material, gestión de residuos, cálculo de huella de carbono, compromisos con la comunidad, certificaciones, entre otros.

Todo esto implica un cambio cultural, por lo que se necesita del trabajo colaborativo entre todos los actores del sector construcción: públicos, privados, y academia, siendo este uno de nuestros principales desafíos como Ministerio de Obras Públicas. 

Fuente: Construye2025

Arquitectos informados y conscientes del desarrollo sostenible

Por Paola Molina, presidenta de Certificación Edificio Sustentable (CES).

En el Día del Arquitecto, quisiera comenzar por felicitar a todos los colegas que desde sus diferentes veredas del ejercicio profesional van colaborando al desarrollo de la arquitectura en nuestro país, con identidad, con innovación, pero sobre todo con responsabilidad frente a los desafíos inminentes que tenemos por delante. 

Hoy, sin duda, son tiempos desafiantes, donde tenemos un incremento en el déficit de vivienda, una situación social sensible, una realidad económica compleja, una pandemia latente y, a la vez, una gran encrucijada con el cambio climático. De alguna manera, se vinculan todas cuando nos enfocamos en el ejercicio de nuestra profesión.

En el pasado hemos podido experimentar épocas en que han existido desafíos similares a los de hoy de Déficit Cero de Vivienda, pero donde el propósito sobrepasó el objetivo, volviéndose un resultado complejo, aunque es importante reconocer que conceptos como desarrollo sostenible y ciclo de vida aún no estaban permeados en nuestra sociedad y clase política como hoy sí lo están.

En cambio, estos tiempos nos traen soluciones. Hoy contamos con una hoja de ruta a nivel global que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), donde la arquitectura y el urbanismo tienen injerencia directa sobre los 17 objetivos, siendo una profesión portadora de una gran responsabilidad en poder materializar un mejor futuro.

Dentro de los 17 objetivos está el Objetivo 9: Industria, Innovación e infraestructura, lo que está muy en línea con los propósitos de la actual gestión del Minvu de lograr Déficit Cero de Viviendas a través de la industrialización. Pero este resultado será positivo y generará externalidades positivas en el corto, mediano y largo plazo, solo si se enmarca bajo el desarrollo sostenible

La industrialización por sí sola no mejorará la calidad de la vivienda, ni evitará problemas de habitabilidad posterior, solo podrá ajustar plazos de ejecución y minimizar residuos (si es bien ejecutada). La industrialización toma un curso positivo evitando los errores del pasado, solo si se circunscribe al universo de los ODS y a las herramientas en línea con este propósito desarrolladas actualmente en nuestro país como son: la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), la Certificación de Edificios Sustentables (CES), la Calificación Energética de Viviendas (en letras superiores o iguales a D), la Ley Marco de Cambio Climático, la Ley de Eficiencia Energética, la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, la postergada actualización de Reglamentación Térmica, la Estrategia de Economía Circular Sector Construcción, la Hoja de Ruta RCD de Economía Circular sector Construcción, el Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes donde se está obligado a reportar emisiones en una obra, entre otras.

Por lo anterior, la arquitectura sostenible, además de usar las herramientas ya disponibles, permite desarrollar proyectos conscientes que:

  • Mejoran la calidad de vida de las personas.
  • Cuidan el medio ambiente.
  • Son asequibles.
  • Visualizan y consideran todo el ciclo de vida de nuestros diseños para hacer un buen diseño que persista y aporte en el tiempo. 
  • Aportan diseños que demandan y disponibilizan recursos sostenibles en el tiempo.

Nuestra responsabilidad como arquitectos es estar informados y conscientes de ello, aplicándolo en todos los roles que nos corresponda desde nuestro ejercicio profesional.

Diseño sustentable: más que un eslogan, una necesidad urgente de adoptar

Por Néstor Vásquez, arquitecto de la Universidad de Chile, arquitecto del edificio Centro de Día del Adulto Mayor de Punta Arenas ganador del Premio CES 2019.

El arquitecto se presenta ante la obra como el creador de espacios y volúmenes donde las personas desenvuelven su vida y su actividad diaria, generando el cobijo suficiente para satisfacer la función y la emoción de habitar. Sin embargo, nuestra labor nos ha llevado a incorporar nuevos conceptos y desafíos que se han sumado al arte y a la técnica. Es así como la sustentabilidad ha venido a poner un punto importante en nuestra obra, y el arquitecto en su misión de responder al momento en el cual se encuentra, debe estar consciente de esta problemática actual mundial, en el cuidado de los recursos naturales y la contaminación. 

Por tal motivo, esta preocupación por el medio ambiente donde vivimos, nos debe llevar a reflexionar en su cuidado, y es ahí donde nuestra labor puede interferir en proyectar los espacios adecuados, que cuenten con una orientación acorde al lugar donde se emplaza la obra, que nos proteja del clima y capte o controle la energía solar disponible, la energía eólica en zonas con vientos suficientes para aprovechar su potencial, captación del agua lluvia, y, en general, crear prácticas sostenibles para lograr evitar el gasto excesivo de energía, utilizando así, recursos que el propio entorno ofrece para el funcionamiento del conjunto.

Tenemos que pensar cada vez que nos enfrentamos a un “papel” que ya no existe vuelta atrás, y que nuestros proyectos deben ser sustentables, para poder mirar y tener un mundo mejor, un planeta más sano y una naturaleza más limpia.  La reducción del impacto ambiental que hacen las nuevas prácticas sustentables en la arquitectura son un gran paso para preservar nuestro planeta. 

Entonces, nuestra función será diseñar para respetar el medio ambiente, pero esta característica no impedirá que la obra sea limitada en su diseño, todo lo contrario, es posible potenciar la calidad formal y espacial, cuyo resultado hará que estén incorporadas en su entorno, sean más confortables para los usuarios, y la comunidad las acepte como propias. 

La tecnología que incorporamos en estas obras, la utilización de los materiales, su disposición en relación a la acústica y la aislación térmica, por ejemplo, harán que la calidad de vida de las personas que habitan en ellas sea superior; serán más saludables puesto que al dejar de estar expuestos a la contaminación continua de la vida cotidiana son capaces de ayudarnos a mejorar nuestra salud evitando o disminuyendo la posibilidad de enfermar por causas contaminantes, medio ambientales o por un entorno agreste o sucio.

Los arquitectos contribuiremos coordinando todas las especialidades y profesionales que nos puedan aportar desde cada una de sus áreas, es decir, todo un equipo profesional estará en sintonía con el proyecto total, por lo que podemos decir que la sustentabilidad es un aspecto de gran interés e importancia para todos los ámbitos del conocimiento y para las diversas actividades humanas, puesto que en la actualidad debe formar parte de las políticas de desarrollo de cualquier país o región. En la arquitectura, los criterios ecológicos y de diseño sustentable ya no son más un eslogan, sino una necesidad urgente de adoptar, ya que nuestra sociedad lo requiere, y nuestros edificios deben responder a ella.

Certificaciones que aportan al bienestar social

Por Paola Molina, presidenta de Certificación Edificio Sustentable (CES).

Hoy, Chile cuenta con dos certificaciones nacionales: Certificación de Edificio Sustentable (CES) y la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS)

Para el país, contar con ambas certificaciones ha mostrado ser de gran impacto en mejorar la calidad de vida de las personas, minimizar las huellas ambientales, además de propiciar la calidad de los diseños de los proyectos a costos que se vuelven cada vez más asequibles y posibles de masificar.

Es importante destacar que ambas certificaciones son de carácter voluntario y tienen el gran valor de incorporar requerimientos por sobre las exigencias vigentes, con el fin de ir abriendo el camino para mejorar en el futuro los estándares y normativas en nuestro país, de acuerdo con la capacidad del sector de ir absorbiendo los desafíos y de acuerdo con la tecnología y materiales disponibles. 

Además, a diferencia de algunas otras certificaciones de este tipo, están desarrolladas en base a datos de clima y geografía locales, lo que permite lograr resultados que se ajustan adecuadamente a cada localidad.

También, al ser desarrolladas en Chile, dan la flexibilidad de poder ir ajustando en el futuro sus parámetros y nos permiten medir y cuantificar como país el avance en cada uno de sus indicadores. Esta característica ya permitió el año pasado incorporar edificios desarrollados por la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas (MOP) que contaban con CES, a la emisión de bonos verdes de Chile, permitiendo disponer de nuevos recursos para ir avanzando en el desarrollo sostenible en nuestro país.

Por último, contar con nuestras propias certificaciones, es de gran valor y sustento para ir avanzando oportunamente en temas relevantes para el país y el sector construcción, como lograr un óptimo bienestar social, ambiental y económico, además de todo lo desafíos a los que nos estamos enfrentando producto del cambio climático y de los cuales hoy debemos hacernos cargo.

Rol de las mujeres en ingeniería y sustentabilidad

Por María Luisa del Campo Hitschfeld, académica en Ingeniería Civil en Obras Civiles, directora del Centro Tecnológico Kipus de la Universidad de Talca

Poco a poco va dejando de ser poco frecuente encontrar a mujeres que desempeñen un rol en las áreas de ingeniería. Seguimos siendo minoría, pero no se puede desconocer que se ha avanzado en ello. Como ocurre en muchos ámbitos, cuando nos enfrentamos a ambientes donde históricamente han sido o son ocupados mayoritariamente por hombres, solemos evitarlos por temor a enfrentar las dificultades que se podrían desprender de ello. Los prejuicios, tanto desde las mujeres hacia los hombres, y al revés, son elementos que dificultan el poder efectivamente dejar de lado el tema género, y centrarnos en el adecuado despliegue del potencial que hay en las personas. Sin embargo, en mi experiencia, son pocas las ocasiones en las que he notado que se ha hecho alguna diferencia por ser mujer, confirmando así que el tema género puede afectar solo inicialmente, pero no prevalecer.

Diversos estudios han constatado que existen prejuicios relacionados a la mayor dificultad que las carreras STEM, tienen para las mujeres. Lamentablemente, esto se traduce luego en la no elección de una carrera de ingeniería, por la mayor dificultad que esta pudiese tener durante los años de formación académica, hasta la complejidad que en el ejercicio de la profesión luego pueda tener. Estos prejuicios han cobrado tanta relevancia que se han asumido como verdad, con lo cual se va restringiendo y descartando muy tempranamente en las mujeres la opción y posterior desarrollo en las áreas de ingeniería.

Hoy en día, las mujeres tenemos cada vez más oportunidades para desarrollarnos en lo que queramos, y en lo que veamos que podemos ser un aporte. Tener o no las competencias para desarrollar la profesión, claramente no es un asunto de género, sino de esfuerzo, preparación, tenacidad y responsabilidad. Los distintos géneros no tienen diferencias en el desempeño de la parte técnica de la ingeniería, pero sí se pueden encontrar ciertas diferencias en las competencias sociales, de comunicación, y en la sensibilidad con la que se aborda la solución de un problema, lo que sin duda enriquece al equipo de trabajo y al proyecto.

Quienes trabajamos en el área de sustentabilidad, sabemos que debemos dialogar con todas las especialidades para lograr que el producto final sea el óptimo. Si lo comparamos a tocar el piano, debemos lograr que todas las teclas suenen en la intensidad y tiempo asignado para que el resultado sea armonioso. Para lograr esta armonía, se debe llegar a acuerdos, poniéndose en el lugar del otro, y creo que en esto las mujeres tenemos innatamente una mayor facilidad. Estas habilidades son aún más necesarias en los proyectos sustentables. Las diversas variables que deben equilibrarse, el ajuste de los distintos proyectos para lograr un mayor grado de confort ambiental, y ahorro energético y de recursos, entre otros, solo pueden potenciarse en la medida que técnicamente se evalúe, pero también se transmita e implemente en cada especialidad.

Hay consenso en que debemos fomentar la incorporación de más mujeres a las áreas de ingeniería y sustentabilidad. Estamos perdiendo capacidades y oportunidades si no generamos los medios para que desde temprana edad se derriben las barreras de los prejuicios, y luego se entreguen los mecanismos para poder ejercer adecuadamente la profesión. En este último punto, como industria y sociedad, tenemos que resolver temas pendientes si se quiere aumentar el número y participación de mujeres en ingeniería. Entre ellos: promover a temprana edad el interés por las áreas STEM, fomentar el ingreso de mujeres a carreras de ingeniería y sustentabilidad, dar espacios para que más mujeres puedan ocupar altos cargos, y avanzar en mayor flexibilidad para compatibilizar trabajo y familia. Cuando logremos dar este paso, habremos avanzado hacia el real desarrollo sostenible.

Huella de carbono en la edificación y el vínculo con las certificaciones

Por Paola Valencia, gerenta de Sostenibilidad de E3

Como ya es ampliamente conocido, según el último reporte de Global Alliance for Building and Construction, el sector vinculado a edificación es responsable del 38% de las emisiones globales de GEI, donde un cuarto de éstas corresponde a las emisiones generadas en los procesos de producción de materiales, transporte y construcción. Por lo tanto, hoy en día se sabe que tres cuartos de las emisiones del sector corresponden a carbono operacional y un cuarto a carbono incorporado. 

Sin embargo, ya hace muchos años que sabemos que el sector construcción es responsable de éste y otros impactos ambientales y ha sido uno de los sectores más lentos en incorporar cambios de buenas prácticas no sólo medioambientales, sino también de innovación, tecnológicas y sociales. Y ¿por qué ocurre esto? Bueno, por algo muy simple, porque al menos en Chile este sector compite sólo por costos directos y no considera los costos indirectos. Esto quiere decir que no paga impuestos por los diferentes impactos que genera. Un ejemplo muy claro de esto es que es más barato botar basura que valorizarla. Esto es grave, porque esos impactos ambientales los terminamos pagando todos, dado que el estado invierte un porcentaje no menor del presupuesto nacional en mitigación de daños ambientales, tales como planes de descontaminación, subsidios a familias de zonas saturadas, reforestación, gastos en salud por consecuencia de la contaminación y tantos otros.

Un gran desafío que tenemos en el sector construcción es lograr que nuestros procesos sean ambiental y socialmente responsables y para lograr esto, una de las herramientas más potentes son las certificaciones medioambientales, pero cuando promovemos estos sistemas, lo primero que encontramos por parte de la industria es la respuesta “es más caro”.

Por ello, es muy relevante avanzar a nivel nacional en levantar datos sobre los impactos ambientales vinculados a los procesos productivos y reflejar esto en los costos de producción, tomando para esto uno de los principios de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que señala que “El que contamina paga”. En este contexto, todos los procesos productivos deberían pagar impuestos ambientales de acuerdo con su nivel de impacto y, bajo este concepto, claramente un proyecto certificado con estándares de sustentabilidad tendería a ser más económico que uno no certificado.

Las certificaciones medioambientales de edificios también tienen un rol fundamental en la generación de datos e información ambiental sobre los procesos de producción, construcción y operación de los edificios e infraestructura. Es así como hace más de 20 años que se han implementado certificaciones medioambientales en el mundo, que buscan cambiarle la cara a la industria hacia una más responsable y verde. En ese sentido, se destaca a Chile como uno de los países que no sólo ha implementado sistemas internacionales, sino también desarrollado e implementado sistemas nacionales que ayudan a movilizar al sector a incorporar prácticas de menor impacto ambiental.

Es por esto que vale la pena destacar cómo están abordando la reducción de emisiones de GEI los sistemas de certificación medioambiental que están operando en Chile y que son las certificaciones internacionales LEED y EDGE, y las certificaciones nacionales CVS y CES. En ese sentido, se destaca que todos los sistemas tienen un enfoque de ciclo de vida para abordar la promoción de reducción de energía y por ende de emisiones de GEI, aunque claramente algunos la abordan con mayor profundidad que otros. Los temas en los que coinciden la mayoría de estas certificaciones son premiando el uso de materiales y productos que documenten la energía incorporada en sus procesos, medidas de eficiencia energética en el diseño del edificio, en los equipos de iluminación, climatización, agua caliente sanitaria y la incorporación de energías renovables.

Y al igual que las certificaciones anteriores la Certificación Edificio Sustentable se destaca por promover la eficiencia energética con enfoque de ciclo de vida, ya que premia a los proyectos que documenten la energía incorporada en los materiales, medidas de eficiencia energética en el diseño arquitectónico, en diseño de iluminación, en sistemas de climatización y de agua caliente sanitaria y a los que incorporen energías renovables.

Ingeniería y sustentabilidad

Por Mario M. Lobo Rojas, ingeniero civil, director Área Ingeniería y Certificaciones de Ecosustenta Consultores.

Actualmente, el desarrollo de las ciudades y las personas requiere de mucho más atención en cuanto a su crecimiento y creación de nuevos servicios, debiendo considerar los impactos que generan en aspectos como aire, agua y suelo, para efectos principales como generación de energía y residuos, buscando maneras creativas para no generarlos, minimizando o mitigarlos, y así cumplir aquella premisa que indica que el desarrollo debe satisfacer las necesidades actuales sin comprometer el de las generaciones futuras, para que se considere sustentable. 

Todo esto, teniendo la noción de que la función de la ingeniería siempre ha sido buscar soluciones eficientes mediante métodos y sistemas basados en la ciencia para generar el desarrollo de la humanidad, avanzando de acuerdo a la técnica y tecnología existente, minimizando los impactos sociales y ecológicos de manera eficiente, sabiendo hoy que son pilares fundamentales en el desarrollo sustentable. Considerando todo esto, no es posible decir otra cosa, que la ingeniería es sustentabilidad o definitivamente está intrínsecamente relacionada.

La ingeniería es sustentabilidad en todos sus ámbitos, buscando la eficacia en primer término pero por sobre todo eficiente en todos sus procesos, en el área de la construcción como un actor relevante, donde no cabe duda de que los impactos existen, dando soluciones a la sociedad y a la arquitectura (o los arquitectos) que pretende responder a sus requerimientos, desarrollando con estos métodos, procesos y diseños eficientes, el uso racional de recursos, con bajas y controladas emisiones y reducido consumo energético, transformándose en un puente entre esta sociedad que demanda soluciones con la ciencia y la tecnología que las aporta. Viviendas y edificios más confortables, con mínima demanda energética y consumo de agua, iluminación natural adecuada, calidad y cantidad de aire adecuadas así como temperaturas y humedad controladas, manejo de residuos, son requerimientos que hoy en día por ejemplo una edificación requiere, donde la ingeniería enfrenta transformaciones y retos importantes, ya que la respuesta ya no basta con entregar un lugar donde vivir, sino que entregue un bien con un sinfín de atributos e incluso la experiencia del habitar el espacio. 

Desde años pretéritos, cuando la ciencia aún era incipiente, antiguas civilizaciones ya construían edificaciones, manejaban cursos de aguas o ejecutaban puentes con la técnica y el desarrollo existente, hoy y con mayor rapidez tanto los requerimientos que la sociedad demanda, los desafíos para la ingeniería en un mundo son aún vez más complejos, con una sociedad informada y exigente, la ingeniería debe cumplir con que la solución y dependiente el punto de vista del actor como por ejemplo un usuario de un edificio de uso público, el inversionista, el mandante, el arquitecto u otro en la ejecución de un proyecto cualquiera, se exige que sean eficientes, rentables, amigables con el ambiente, nulo o bajo en emisiones, nulo o bajo demanda energética, sismorresistente, alta serviciabilidad, adaptado a normas vigentes obligatorias y además otras voluntarias, monitorizada, inteligente, certificada entre muchos otros, pero el desafío tal vez más importante y complejo actualmente, es el de planificar también el término de su vida útil, que es posiblemente una deuda que la ingeniería de aquellos años pretéritos no incluía. Esta ingeniería sostenible, así como se hace cargo a través de dar solución al problema planteado, también debe hacerse cargo en qué se transformará cuando ya no sea una solución en el futuro, debiendo planificarse eventuales otros usos o por qué no, su deconstrucción y reconfiguración.

Como se puede ver, hoy la ingeniería no puede estar ajena a la sustentabilidad y a la integración de otras disciplinas, con una finalidad más allá de dar soluciones, sino que éstas deben ser adaptables en el tiempo a requerimientos cada vez más exigentes y con disponibilidad de múltiples herramientas ya no solo basadas en la experiencia como se hacía en sus inicios, sino que en la ciencia cuando la ingeniería se hizo profesional, incluyendo hoy en día el rápido desarrollo de la tecnología, donde podemos contar con nuevos materiales, versátiles, ultrarresistentes, ultradelgados y livianos, etc.

En el Día de la Ingeniería un afectuoso saludo y una invitación a todas los profesionales ligados a esta área a repensar nuestra misión, explorando soluciones innovadoras dada la responsabilidad que tenemos con las futuras generaciones.