Mejor Escuela: avanzamos en Eficiencia Energética en edificaciones

Por Vittorio Tronci, jefe de la Unidad de Edificación de Ciudades del Ministerio de Energía

Como Ministerio de Energía, estamos trabajando en la implementación de la Ley de Eficiencia Energética, la cual en sus artículos 3 y 4 referidos a edificaciones, presenta desafíos significativos, especialmente en lo que respecta a la certificación de construcciones existentes. 

Actualmente, la Calificación Energética de Viviendas sigue siendo un instrumento voluntario y entrará en vigor con la ley, una vez se cumplan los tiempos de toma de razón por la Contraloría. Sin embargo, la obligatoriedad aplicará a los edificios nuevos que incluyan publicidad de venta, sin considerar las edificaciones antiguas o existentes, lo que representa un desafío en el marco normativo.

Como institución, queremos avanzar generando proyectos demostrativos para la renovación energética del parque construido. En ese sentido, uno de los referentes más exitosos ha sido el Programa Mejor Escuela, que busca mejorar el acondicionamiento térmico de las escuelas y liceos de Chile con eficiencia energética.

Con un presupuesto de 19 mil millones de pesos, financiados por un fondo de infraestructura verde de la Dirección de Presupuestos (Dipres), este proyecto se ha transformado en un referente en la renovación energética de edificios existentes, respondiendo transversalmente a muchos de los temas que están considerados tanto en la Ley de Eficiencia Energética, como en los acuerdos establecidos dentro de la Agenda de Energía, que es la hoja de ruta de nuestro quehacer institucional. 

Mediante la mejora de la envolvente térmica y la incorporación de atributos de eficiencia energética, Mejor Escuela, busca elevar los estándares de construcción y fomentar la competencia en el sector, con un impacto directo en mejorar la calidad de vida de las y los estudiantes de educación pública.

Un punto clave de este trabajo es la colaboración con la Certificación de Edificio Sustentable (CES), donde el Ministerio busca certificar al menos dos escuelas como pilotos de la nueva versión enfocada en edificaciones existentes. Este paso demuestra un compromiso con la certificación de construcciones, superando incluso las brechas normativas.

Es así, que, como Ministerio de Energía, no solo cumplimos con los requisitos establecidos, sino que también estamos liderando el camino hacia estándares superiores en la eficiencia energética de las edificaciones en nuestro país.

Cinco años de evolución de los edificios ganadores de los Premios CES

Por Romy Luckeheide, arquitecta en CES.

Desde el año 2019, el Instituto de la Construcción, administrador del sistema de Certificación de Edificio Sustentable (CES) premia a los edificios que alcancen el mayor estándar en cuanto a las cinco categorías existentes: calidad del ambiente interior, energía, agua, materiales y residuos y gestión, lo cual se traduce en puntaje obtenido después de un proceso de diseño y construcción. 

En un principio, la idea fue difundir las estrategias sustentables que incorporan los edificios y sus indicadores finales, para dar a conocer los beneficios de certificarse e impulsar así el crecimiento de CES en la edificación pública y privada. 

Hoy, que celebramos el quinto año de los Premios CES 2023, podemos decir que se superaron con creces las expectativas iniciales, no sólo por la diversidad de proyectos, lugares, mandantes y actores involucrados, sino que porque ahora existe un incentivo de superación: saber que se puede diseñar y construir mejor de lo que se hacía, que se pueden incorporar estrategias que van en directo beneficio de las personas y que es importante considerar nuestro clima, nuestra geografía e historia. 

Gracias a esto se aprecia en cada proyecto CES un diseño innovador, único para cada lugar, lo que favorece, además, la construcción de una identidad propia en la edificación del país. 

Destacamos estos últimos cinco años que los proyectos ganadores hayan estado distribuidos en diferentes regiones, en el extremo sur la región de Magallanes; al sur, la región de la Araucanía, Los Lagos y Biobío; en el centro, la región del Maule, Valparaíso y O’Higgins, y al norte, Atacama y Tarapacá. 

Cada edificio ha adoptado diversas estrategias para lograr altos puntajes, pero ¿qué tienen en común los proyectos ganadores? Todos se han centrado en lograr un alto puntaje en calidad del aire interior, aumentando el confort de las personas al interior del edificio con iluminación natural, ventilación adecuada para cada recinto, aislación acústica, control de temperaturas y humedad. Disminución de la demanda energética, con la importante labor del diseño arquitectónico y la disminución de consumo energético, donde todas las especialidades incorporaron sistemas eficientes. En cada proyecto, se considera un importante ahorro de agua potable en el uso interior del edificio y en el paisajismo. 

Todas las ceremonias CES han logrado dar a conocer la experiencia del usuario en diferentes tipos de programas, en edificios de seguridad, de deporte, de oficinas, educación y salud, a través de diversas entrevistas, un levantamiento valioso en cuanto a la contribución de las estrategias que se implementaron en cada tipo de edificio. 

Otro de los objetivos también fue el reconocimiento de los principales actores involucrados en llevar adelante la certificación de un proyecto: asesores y evaluadores del sistema, arquitectos, constructoras y mandantes. Si bien los primeros años que se celebraron los premios, los proyectos ganadores fueron de iniciativas públicas, se sumaron en los últimos años también proyectos privados con alto puntaje. 

De esta manera, la premiación ha puesto en valor el gran aporte al diseño y construcción sustentable de parte de mandantes públicos y privados, así como la labor de profesionales de todo el país que apuestan por una construcción sostenible y una mejora en los estándares de habitabilidad de los edificios, cosa que los usuarios de ellos agradecen enormemente. Por ello, la invitación es a que más profesionales y mandantes se sumen a la certificación de sus proyectos, los beneficios están a la vista, tanto en consumo energético como en el bienestar social que aportan a las comunidades que los habitan.

Evolución y ajustes al modelo de CES frente a nuevo escenario de cambio climático

Por Hernán Madrid, jefe de CES.

Como ya lo hemos difundido, durante este año liberamos una actualización al modelo de certificación para edificios de uso público, la que incluye una serie de mejoras y ajustes a la metodología de evaluación, los que fuimos levantando durante el tiempo que llevamos aplicando el modelo CES.

Estas mejoras y ajustes se orientaron, principalmente, a los parámetros base y calibración de requisitos de estrategias que son incorporadas fundamentalmente en la etapa de diseño del edificio y, en algunos casos, durante la construcción. Sin embargo, visualizamos que tenemos la necesidad de abordar algunos temas relevantes para la operación del edificio que no incluimos en esta actualización.

Durante este año hemos podido visitar algunos de los edificios certificados en las regiones de Maule, Los Lagos y Magallanes, los que han estado operando ya por unos años y han cumplido más de un ciclo invierno-verano. Por ello, hemos evidenciado el enorme aporte que estos edificios de uso público hacen a la comunidad, especialmente en los lugares más pequeños y aislados, pudiendo comprobar los aspectos del sistema de certificación que funcionan de buena manera y los que requieren algún enfoque diferente.

La experiencia de este año nos ha hecho evidente la necesidad de abordar con mayor fuerza algunos aspectos que inciden fuertemente en las condiciones de operación de los edificios, como son la puesta en marcha y calibración de sistemas complejos de climatización y control centralizado, además de lo que denominamos, en general, como adaptación al cambio climático. Si bien son aspectos contenidos de alguna manera dentro de CES, creemos posible abordarlos con más énfasis, de modo de poder contribuir de una forma más significativa a la etapa de operación.

Un aspecto en el que queremos comenzar a trabajar es el fortalecimiento de los requerimientos, o la generación de algunos nuevos, para asegurar el correcto funcionamiento de las estrategias complejas de sistemas activos, especialmente sistemas de climatización y de control centralizado. Esto se orienta a poder asegurar la calibración y puesta en marcha de estos sistemas, poniendo énfasis en las condiciones del personal que hará la operación de estos sistemas. Esto último es extraordinariamente relevante en el resultado real del edificio y en muchas ocasiones, tal vez con la única excepción en el caso de hospitales, no se aborda con la fuerza que se requiere.

Creemos relevante realizar una reflexión en conjunto sobre la compatibilidad de las condiciones mínimas necesarias para implementar un sistema complejo y la posibilidad real de contar con personal capacitado y sistemas de mantención y/o reparación oportunos de estos sistemas, especialmente en lugares de difícil acceso.

Otro tema muy importante que ha venido apareciendo en los últimos años y que, en particular, este año ha sido más notorio, es el aumento de las temperaturas debido al cambio climático. Se ha hecho muy visible en nuestros edificios en regiones, en los que tradicionalmente hemos incluido solo calefacción por diseño, como son Los Lagos, Aysén y Magallanes, y que ya en momentos del verano han empezado a necesitar aire frío. 

Este año pudimos ver el caso de un edificio que fue diseñado con temperaturas máximas de 26°C, lo que está en línea con la normas de referencia y las condiciones climáticas promedio de los últimos 30 años -que usualmente usamos como archivos de clima para la simulación computacional-. Pero, en la práctica, este verano tuvo varios días de temperaturas sobre los 35°C, lo que evidentemente trajo muchas dificultades de funcionamiento. Casos como este nos hacen pensar ineludiblemente en una evaluación con condiciones de adaptación al cambio climático dentro del modelo CES.

Con lo que les he comentado, solo nos queda invitarlos a todos quienes participan o colaboran con CES, a sumarse a los comités técnicos que comenzaremos durante los próximos meses para plantear alternativas sobre cómo abordar ambos temas.

Siguiendo el camino de Europa en carbono neutralidad

Por Hernán Madrid, jefe de CES.

Lograr edificios carbono neutrales es una de las grandes metas de la industria de la construcción en Europa. De hecho, el continente tiene metas muy concretas de reducción de emisiones estimadas para 2030 y 2050. La industria es muy transparente con sus impactos y se ha concentrado en desarrollar soluciones innovadoras ligadas tanto a la metodología constructiva como a los materiales.

Por su parte, nuestro país presentó a las Naciones Unidas en abril de 2020 la actualización de su NDC, que plantea alcanzar la neutralidad de emisión de GEI para 2050, fijando como meta la emisión de 95 millones de toneladas equivalentes (MtCO2eq) para 2030.

Si queremos avanzar con decisión hacia la carbono neutralidad en nuestras edificaciones es una buena idea fijarnos en los que lo han hecho mejor. En este sentido, la Unión Europea muestra más avances en carbono neutralidad a nivel mundial.

Y es un área desde la que podemos apoyar con CES, a través de una herramienta para cuantificar las emisiones de huella de carbono, así como potenciar las estrategias que contribuyan a ese objetivo, por medio de direccionamiento en las cantidad de puntos de los requerimientos dentro del sistema de certificación. 

Una mirada reciente al respecto es la que se ha venido desarrollando con la Dirección de Arquitectura del MOP, con la cuantificación de emisiones durante la operación de los edificios y el desarrollo de versión CES Aeropuertos, en conjunto con la Dirección de  Aeropuertos, que incluirá con mayor fuerza los temas de cuantificación de huella de carbono en operación, incorporando, además, la huella de carbono durante el proceso completo de la edificación, por lo tanto incluirá los materiales y los procesos constructivos que se van a evaluar, junto con estrategias específicas que favorecen la reducción de la huella de carbono, por ejemplo, temas de electromovilidad y de uso de hidrógeno verde dentro de vehículos en los terminales.

Precisamente, el último punto es el que ha ido tomando más fuerza y que pude constatar en el aeropuerto de Lyon, Francia. Hoy, el uso de hidrógeno verde está incluido formalmente en la operación del recinto aeroportuario a nivel de vehículos. Es difícil que en un corto plazo los edificios operen con esta fuente de energía, pero sí con renovables a partir de energía solar.

El uso de energía renovable en el sitio contribuye significativamente a la reducción de la huella de carbono del sistema de operación. En el caso del edificio piloto de Punta Arenas, se veía que el impacto de tener generación fotovoltaica del 40% de la energía requerida,  tiene un impacto superior a la reducción del 40% en términos de emisiones.

Para llegar a la carbono neutralidad, el aeropuerto de Lyon ha añadido elementos que nosotros podemos incluso ampliar, por ejemplo, en Francia no hay impulso a que la calefacción sea a través de electricidad con bombas de calor, sino que a través de gas y avanzar hacia biocombustible. Pero acá, como tenemos un mayor potencial de uso de renovables, tenemos una mejor proyección pensando en la carbono neutralidad.

En nuestro país tenemos grandes posibilidades con las renovables y el uso de hidrógeno verde, que si los combinamos con el ejemplo de países con mayor desarrollo, nos permitirán avances mucho más rápidos y directos. El camino se ve bastante claro, aprendamos de los países más desarrollados y potenciemos nuestras ventajas locales para alcanzar la carbono neutralidad de manera efectiva.

Planificación maestra y CES: herramientas sinérgicas para la sostenibilidad

Por Mauricio Ramírez Molina, arquitecto ▪ MSc UCLouvain, socio 88 Limitada y asesor CES

Las exigencias de sostenibilidad a nivel global y nacional vinculadas —entre otras— a eficiencia energética y gestión de la energía, huella de carbono, huella hídrica y circularidad reflejan una sociedad interesada en perfeccionar y mejorar su relación con el planeta, lo que evidentemente es una buena noticia para todos. Sin embargo, con tal cantidad de áreas por abordar, es fácil sentirse agobiado al no saber por dónde partir y cómo responder a estas exigencias de forma seria. En tal sentido, para aquellas organizaciones o grupos de la sociedad que funcionan o actúan en base o desde el entorno construido, puede haber una gran oportunidad para implementarlas de forma estructurada, segura y económicamente viable a través de la planificación maestra o master planning.

El Banco Mundial define al plan maestro como “un documento dinámico de planificación a largo plazo que proporciona un diseño conceptual para guiar el crecimiento y desarrollo futuros. La planificación maestra consiste en hacer la conexión entre los edificios, los entornos sociales y sus entornos circundantes”. El Banco Mundial también indica que la planificación maestra puede asumir otros roles, tales como “Desarrollar un cronograma de escalonamiento e implementación e identificar prioridades para la acción”, “Conceptualizar y dar forma al entorno urbano tridimensional” e “Involucrar a la comunidad local y actuar como constructor de consenso”.

Así, la planificación maestra o master planning nos permite visualizar un futuro deseado que, diseñado mediante prospección y escenarios posibles, nos ayudará a desarrollar estrategias y tácticas para implementar lo que necesitaremos de forma adecuada y realista. Además, con la digitalización de nuestra realidad física y el desarrollo de software basado en ciencia y en data, es posible desarrollar estos escenarios o perspectivas con un mayor grado de confiabilidad, para luego evaluarlos y finalmente llevarlos a la realidad. Asimismo, una mayor disponibilidad de métricas y líneas base de sostenibilidad y de metas al 2030, 2040 y 2050 completan los insumos necesarios para una planificación maestra robusta.

En nuestra experiencia en el diseño y desarrollo de planes maestros para dos universidades nacionales —8 campus, 70 hectáreas y cerca de 300.000 m2 en total— a través de la planificación maestra basada en edificios y áreas exteriores hemos podido incorporar múltiples directivas relacionadas a la sostenibilidad, alineadas con políticas públicas nacionales y tendencias internacionales, incluidos los ODS de la ONU. Nuestra experiencia más reciente con la Universidad Católica de Temuco UCT, donde hemos diseñado su Plan Integral de Campus, nos ha permitido incluir no sólo dimensiones de la sostenibilidad relacionadas a los edificios, sino también otras dimensiones que tienen que ver con la organización, las personas, su funcionamiento interno y su relación con la comunidad y la ciudad. Temas como circularidad, inclusividad, interculturalidad y ciencia y tecnología para el desarrollo regional forman parte de este robusto plan, que nace a partir de sus anhelos y de la prospección y planificación de su entorno construido y que permitirá a la UCT posicionarse como un referente en este ámbito.

Aquí, la Certificación Edificio Sustentable CES se transforma en un gran aliado para poder implementar las estrategias de sostenibilidad definidas a nivel de plan maestro, al proveer una solución integrada aplicable al ámbito de las edificaciones y que es concordante con las exigencias globales y nacionales de sostenibilidad que las organizaciones o empresas deben cumplir. CES posee una gran cantidad de métricas que pueden ser utilizadas en los escenarios prospectivos, lo que permite evaluar el cumplimiento futuro de metas de sostenibilidad, la inversión requerida para ello y sus retornos económicos, ambientales y sociales. Por esta razón hemos recomendado e incluido a la Certificación Edificio Sustentable como herramienta preferente de certificación de edificios en todos los planes maestros que hemos diseñado y desarrollado.

Los hitos de CES y el aporte de la DA-MOP

Por Paola Molina, presidenta de CES.

Sin duda, un hito relevante para CES ha sido la colaboración con la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, la que se ha extendido más allá, logrando la segunda incorporación de los proyectos que ellos gestionan con CES en una nueva emisión de Bonos Verdes Soberanos. 

Esta es una iniciativa que involucra a los Ministerios de Hacienda, Medio Ambiente y Obras Públicas, y en la versión pasada, ya pudimos aportar con la cuantificación de las reducciones de emisiones en la etapa de operación de los edificios CES certificados de la DA-MOP, de modo que formaron parte por primera vez en la segunda emisión de Bonos Verdes del país, aportando con un 38% de los bonos emitidos, equivalentes a 1.180 millones de dólares. 

Por este importante logro queremos agradecer a la Dirección de Arquitectura del MOP por haber incorporado nuevamente a CES como una herramienta de medición y aporte.

También es importante destacar el exitoso convenio de colaboración suscrito entre el Minergía, MOP y CES durante el 2019-2020, que se amplió al 2021, permitiéndonos desarrollar importantes avances en el alcance de nuestra herramienta que hoy ya se encuentran mayoritariamente concluidos.

El convenio suscrito generó, entre otros aportes: 

  • Nueva Plataforma web de CES que se encuentra ya en operación. 

Se desarrolló una nueva plataforma para los procesos de certificación, lo que fue un esfuerzo importante para facilitar el trabajo de asesores, equipos de proyecto y evaluadoras, y al mismo tiempo, permitir un manejo estadístico detallado de la información que se levanta a partir de los procesos de certificación, de modo de poder colaborar con las diferentes instancias de reporte a nivel nacional e internacional. 

  • Aporte a la futura Calificación Energética de Edificios de uso Público, Comerciales y Oficinas. 

En el marco de la Ley de Eficiencia Energética, se plantea la implementación de la Calificación Energética de Edificios de Uso Público, Comerciales y Oficinas. 

Esta calificación completará un núcleo de herramientas locales para el área, sumándose a las ya existentes CEV, CVS y CES.

Para su desarrollo se trazó un programa consistente en tres estudios o etapas, de las cuales la primera y segunda parte fueron desarrolladas en el marco de este convenio y consisten principalmente en el levantamiento de la experiencia internacional, metodologías y modelos de referencia, y en el desarrollo de una herramienta de cálculo para la calificación. 

Las dos etapas concernientes a este convenio se encuentran terminadas.

  • Estudios para la incorporación a la certificación de estándares Net 0 energía y Net 0 carbono. 

Se avanzó en la definición de aplicación del estándar Net Zero energía y net Zero carbono. Para lo que se desarrolló un estudio, basándose en la experiencia internacional y la realidad de Chile. El estudio se encuentra disponible en nuestro sitio web.

También se generó un estudio piloto de huella de carbono, en el Edificio del Centro Día Adulto Mayor de Punta Arenas, ganador 2019 categoría certificación con nivel Destacado con 69 puntos. Se desarrolló una cuantificación de la huella de carbono en el ciclo completo de la edificación, incluyendo materiales y proceso constructivo; comparando un escenario base (edificio con la certificación) y otros que consideraron posibilidades de mejoras. 

Además, se realizó la evaluación de diferentes herramientas de cuantificación y metodologías internacionales, optando por RICS del Reino Unido.

El estudio se encuentra disponible en nuestro sitio web.

Con este trabajo vamos avanzando en generar la información base para poder incorporar a las futuras versiones de CES los criterios de Net 0 carbono y energía.

  • Versión CES edificios existentes. 

Este objetivo surgió a raíz de la necesidad de contar con una herramienta específica que nos permitiera incluir a los edificios existentes en la Certificación.

Esta versión presenta un enfoque diferente a la versión tradicional de CES, ya que se asocia a la mejora en el comportamiento del edificio, tomando como línea base, su propio desempeño. De esta manera, se levanta el comportamiento real y sobre ese nivel se certifica un porcentaje de mejora de al menos 20%.

Actualmente, tenemos disponible la versión preliminar y nos encontramos en etapa de realizar pilotos con el sistema para poder calibrar por lo que los invitamos a inscribir pilotos para la versión de edificios existentes.

  • Actualización de la herramienta CES 1.1. 

Esta versión incorpora: 

  • Una mayor exigencia para la envolvente del edificio. 
  • Se divide con mayor detalle las zonas climáticas.
  • Se incorpora el cálculo de la huella de carbono en la operación del edificio.
  • Se reorientan los requerimientos asociados a energía y agua incorporada, pasando a DAP para todo tipo de materiales o productos.
  • Se incorpora la categoría de Innovación.

La herramienta comenzará a funcionar:

  • A partir del 1 de noviembre de 2022. Donde se habilitará la versión para la inscripción de proyectos de manera voluntaria.
  • Durante el periodo entre el 1 de octubre al 31 de diciembre de 2022 se podrá elegir la versión a utilizar al inscribir el proyecto. 
  • Desde el 1 de enero de 2023 será obligatorio el uso de la versión 1.1.

Sumado al convenio mencionado, el año pasado comenzamos un trabajo conjunto con la Dirección de Aeropuertos del MOP para el desarrollo de la versión CES Aeropuertos. En una primera versión, esta considera los edificios terminales de pasajeros y en la segunda, una ampliación a todo el recinto aeroportuario.

En el trabajo para la primera versión, se calibrarán los requerimientos de consumo de energía, uso eficiente de agua y acondicionamiento acústico, y se ampliará la mirada a temas nuevos dentro del sistema de certificación como: Huella de carbono en el ciclo completo de la edificación, economía circular, y Elementos asociados a innovación que incluyen electromovilidad, uso de hidrógeno verde para vehículos de transporte interno, parámetros de impacto social e infraestructura verde y azul.

Al contemplar todo el camino avanzado desde el año 2015 en que CES entra en operación, nos llena de orgullo contar hoy con más de 500 proyectos trabajando con CES, de los cuales 90 ya se encuentran certificados y más de 200 precertificados, registrándose un constante aumento de proyectos.

CES además de ser un reconocimiento al esfuerzo y logro obtenido por cada equipo en cada proyecto, es una certificación que acredita el aporte a mejorar la calidad de vida de las personas en sus ambientes de trabajo, atención, servicios, deporte, esparcimiento y estudio, donde pasan gran parte del día, impactando positivamente en nuestra sociedad. 

Un cambio cultural que requiere trabajo colaborativo

Por Scarlett Vásquez, directora general de Obras Públicas

Vivimos en un contexto complejo, el cambio climático amenaza nuestra disponibilidad de recursos naturales y fuentes de extracción de materiales para la construcción. En el Ministerio de Obras Públicas, trabajamos en incorporar la economía circular en los proyectos públicos para las metas planteadas en la Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción 2035.

Sabemos que nuestro rol es relevante por el impacto que tienen estas nuevas medidas en la industria y en el territorio. Las primeras acciones que hemos realizado es la gestión de los residuos de construcción: nuestro desafío es ser un aporte a la reutilización de materiales en las obras públicas. 

Destacan así los avances realizados por Vialidad, en la región de Valparaíso, a través de la reutilización de asfaltos; o la Dirección de Aeropuertos, respecto al uso del RAP o fresado asfáltico. En ese sentido en el Aeropuerto Andrés Sabella de Antofagasta por ejemplo, se está reutilizando el RAP sobrante para otras obras en la región o en la construcción del Aeródromo de Tobalaba en donde se reutilizó más del 90% de este material. Además de cambios en las bases de las mantenciones de pistas para alargar la vida útil de materiales y de recursos.

Como Ministerio y gobierno, tenemos el desafío de incorporar la economía circular en todo nuestro quehacer, en crear incentivos en las licitaciones de obras para contratistas que cuenten con criterios sustentables, como la reutilización de material, gestión de residuos, cálculo de huella de carbono, compromisos con la comunidad, certificaciones, entre otros.

Todo esto implica un cambio cultural, por lo que se necesita del trabajo colaborativo entre todos los actores del sector construcción: públicos, privados, y academia, siendo este uno de nuestros principales desafíos como Ministerio de Obras Públicas. 

Fuente: Construye2025

Arquitectos informados y conscientes del desarrollo sostenible

Por Paola Molina, presidenta de Certificación Edificio Sustentable (CES).

En el Día del Arquitecto, quisiera comenzar por felicitar a todos los colegas que desde sus diferentes veredas del ejercicio profesional van colaborando al desarrollo de la arquitectura en nuestro país, con identidad, con innovación, pero sobre todo con responsabilidad frente a los desafíos inminentes que tenemos por delante. 

Hoy, sin duda, son tiempos desafiantes, donde tenemos un incremento en el déficit de vivienda, una situación social sensible, una realidad económica compleja, una pandemia latente y, a la vez, una gran encrucijada con el cambio climático. De alguna manera, se vinculan todas cuando nos enfocamos en el ejercicio de nuestra profesión.

En el pasado hemos podido experimentar épocas en que han existido desafíos similares a los de hoy de Déficit Cero de Vivienda, pero donde el propósito sobrepasó el objetivo, volviéndose un resultado complejo, aunque es importante reconocer que conceptos como desarrollo sostenible y ciclo de vida aún no estaban permeados en nuestra sociedad y clase política como hoy sí lo están.

En cambio, estos tiempos nos traen soluciones. Hoy contamos con una hoja de ruta a nivel global que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), donde la arquitectura y el urbanismo tienen injerencia directa sobre los 17 objetivos, siendo una profesión portadora de una gran responsabilidad en poder materializar un mejor futuro.

Dentro de los 17 objetivos está el Objetivo 9: Industria, Innovación e infraestructura, lo que está muy en línea con los propósitos de la actual gestión del Minvu de lograr Déficit Cero de Viviendas a través de la industrialización. Pero este resultado será positivo y generará externalidades positivas en el corto, mediano y largo plazo, solo si se enmarca bajo el desarrollo sostenible

La industrialización por sí sola no mejorará la calidad de la vivienda, ni evitará problemas de habitabilidad posterior, solo podrá ajustar plazos de ejecución y minimizar residuos (si es bien ejecutada). La industrialización toma un curso positivo evitando los errores del pasado, solo si se circunscribe al universo de los ODS y a las herramientas en línea con este propósito desarrolladas actualmente en nuestro país como son: la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), la Certificación de Edificios Sustentables (CES), la Calificación Energética de Viviendas (en letras superiores o iguales a D), la Ley Marco de Cambio Climático, la Ley de Eficiencia Energética, la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, la postergada actualización de Reglamentación Térmica, la Estrategia de Economía Circular Sector Construcción, la Hoja de Ruta RCD de Economía Circular sector Construcción, el Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes donde se está obligado a reportar emisiones en una obra, entre otras.

Por lo anterior, la arquitectura sostenible, además de usar las herramientas ya disponibles, permite desarrollar proyectos conscientes que:

  • Mejoran la calidad de vida de las personas.
  • Cuidan el medio ambiente.
  • Son asequibles.
  • Visualizan y consideran todo el ciclo de vida de nuestros diseños para hacer un buen diseño que persista y aporte en el tiempo. 
  • Aportan diseños que demandan y disponibilizan recursos sostenibles en el tiempo.

Nuestra responsabilidad como arquitectos es estar informados y conscientes de ello, aplicándolo en todos los roles que nos corresponda desde nuestro ejercicio profesional.

Diseño sustentable: más que un eslogan, una necesidad urgente de adoptar

Por Néstor Vásquez, arquitecto de la Universidad de Chile, arquitecto del edificio Centro de Día del Adulto Mayor de Punta Arenas ganador del Premio CES 2019.

El arquitecto se presenta ante la obra como el creador de espacios y volúmenes donde las personas desenvuelven su vida y su actividad diaria, generando el cobijo suficiente para satisfacer la función y la emoción de habitar. Sin embargo, nuestra labor nos ha llevado a incorporar nuevos conceptos y desafíos que se han sumado al arte y a la técnica. Es así como la sustentabilidad ha venido a poner un punto importante en nuestra obra, y el arquitecto en su misión de responder al momento en el cual se encuentra, debe estar consciente de esta problemática actual mundial, en el cuidado de los recursos naturales y la contaminación. 

Por tal motivo, esta preocupación por el medio ambiente donde vivimos, nos debe llevar a reflexionar en su cuidado, y es ahí donde nuestra labor puede interferir en proyectar los espacios adecuados, que cuenten con una orientación acorde al lugar donde se emplaza la obra, que nos proteja del clima y capte o controle la energía solar disponible, la energía eólica en zonas con vientos suficientes para aprovechar su potencial, captación del agua lluvia, y, en general, crear prácticas sostenibles para lograr evitar el gasto excesivo de energía, utilizando así, recursos que el propio entorno ofrece para el funcionamiento del conjunto.

Tenemos que pensar cada vez que nos enfrentamos a un “papel” que ya no existe vuelta atrás, y que nuestros proyectos deben ser sustentables, para poder mirar y tener un mundo mejor, un planeta más sano y una naturaleza más limpia.  La reducción del impacto ambiental que hacen las nuevas prácticas sustentables en la arquitectura son un gran paso para preservar nuestro planeta. 

Entonces, nuestra función será diseñar para respetar el medio ambiente, pero esta característica no impedirá que la obra sea limitada en su diseño, todo lo contrario, es posible potenciar la calidad formal y espacial, cuyo resultado hará que estén incorporadas en su entorno, sean más confortables para los usuarios, y la comunidad las acepte como propias. 

La tecnología que incorporamos en estas obras, la utilización de los materiales, su disposición en relación a la acústica y la aislación térmica, por ejemplo, harán que la calidad de vida de las personas que habitan en ellas sea superior; serán más saludables puesto que al dejar de estar expuestos a la contaminación continua de la vida cotidiana son capaces de ayudarnos a mejorar nuestra salud evitando o disminuyendo la posibilidad de enfermar por causas contaminantes, medio ambientales o por un entorno agreste o sucio.

Los arquitectos contribuiremos coordinando todas las especialidades y profesionales que nos puedan aportar desde cada una de sus áreas, es decir, todo un equipo profesional estará en sintonía con el proyecto total, por lo que podemos decir que la sustentabilidad es un aspecto de gran interés e importancia para todos los ámbitos del conocimiento y para las diversas actividades humanas, puesto que en la actualidad debe formar parte de las políticas de desarrollo de cualquier país o región. En la arquitectura, los criterios ecológicos y de diseño sustentable ya no son más un eslogan, sino una necesidad urgente de adoptar, ya que nuestra sociedad lo requiere, y nuestros edificios deben responder a ella.

Certificaciones que aportan al bienestar social

Por Paola Molina, presidenta de Certificación Edificio Sustentable (CES).

Hoy, Chile cuenta con dos certificaciones nacionales: Certificación de Edificio Sustentable (CES) y la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS)

Para el país, contar con ambas certificaciones ha mostrado ser de gran impacto en mejorar la calidad de vida de las personas, minimizar las huellas ambientales, además de propiciar la calidad de los diseños de los proyectos a costos que se vuelven cada vez más asequibles y posibles de masificar.

Es importante destacar que ambas certificaciones son de carácter voluntario y tienen el gran valor de incorporar requerimientos por sobre las exigencias vigentes, con el fin de ir abriendo el camino para mejorar en el futuro los estándares y normativas en nuestro país, de acuerdo con la capacidad del sector de ir absorbiendo los desafíos y de acuerdo con la tecnología y materiales disponibles. 

Además, a diferencia de algunas otras certificaciones de este tipo, están desarrolladas en base a datos de clima y geografía locales, lo que permite lograr resultados que se ajustan adecuadamente a cada localidad.

También, al ser desarrolladas en Chile, dan la flexibilidad de poder ir ajustando en el futuro sus parámetros y nos permiten medir y cuantificar como país el avance en cada uno de sus indicadores. Esta característica ya permitió el año pasado incorporar edificios desarrollados por la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas (MOP) que contaban con CES, a la emisión de bonos verdes de Chile, permitiendo disponer de nuevos recursos para ir avanzando en el desarrollo sostenible en nuestro país.

Por último, contar con nuestras propias certificaciones, es de gran valor y sustento para ir avanzando oportunamente en temas relevantes para el país y el sector construcción, como lograr un óptimo bienestar social, ambiental y económico, además de todo lo desafíos a los que nos estamos enfrentando producto del cambio climático y de los cuales hoy debemos hacernos cargo.