CES y la contribución a los bonos verdes

Por Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable.

Dentro de los múltiples beneficios que tiene para un país contar con una certificación para edificación propia, están los que se asocian directamente del desempeño del edificio y otros que, aunque no tienen tanta visibilidad, son muy relevantes de destacar. 

Uno de estos parámetros es la emisión de gases de efecto invernadero GEI, y su reducción respecto al edificio de referencia, con la métrica de CO2 equivalente / año. Poder determinar las reducciones de emisiones en los edificios que se certifican y proyectos que se precertifican con CES, contribuye de manera significativa a acciones que se vinculan con “financiamiento verde”.

La versión CES v1.1 permite determinar la reducción de las emisiones en la etapa de operación de un edificio, basado en la estimación del consumo de energía con los equipos implementados y la comparación respecto al edificio de referencia. El alcance a todo el ciclo de vida de la edificación se encuentra actualmente en desarrollo y será implementado inicialmente en la futura versión CES Aeropuertos, para luego, con el cambio de las respectivas versiones, incorporarse también en CES Edificios Uso Público y CES Hospitales.

Poder llegar a ser una herramienta validada internacionalmente de cuantificación de reducción emisiones de CO2eq o huella de carbono, requirió un gran trabajo conjunto entre los ministerios de Obras Públicas, de Hacienda, de Medio Ambiente y CES. Durante los años 2019 y 2020, pasamos por una exhaustiva revisión de la metodología de cuantificación por parte de la consultora francesa Vigeo Eiris en cumplimiento de los estándares de Climate Bonds Initiative (CBI). Todo esto permitió que en la última emisión de Bonos Verdes de Chile en 2021, la reducción de CO2 en la edificación llevada adelante por DA MOP aportara con 38% de los aproximadamente US$ 4.250 millones.

Desde CES hemos continuado colaborando anualmente con la DA MOP para reportar las reducciones de emisiones de sus proyectos, las que se incrementan año a año al aumentar la cantidad de proyectos certificados. En 2023 (periodo hasta 2022) informamos una reducción acumulada de los edificios certificados hasta ese año de 11.059 tCO2eq/año, y durante este 2024 (periodo 2023) reportamos 985 tCO2eq/año adicionales por los nuevos edificios certificados, lo que, sin duda, servirá de base para una futura emisión de bonos verdes.

Todo esto ha significado un importante impulso para CES, ya que otras instituciones se han sumado al uso de la certificación, permitiéndoles la cuantificación de reducción de emisiones asociadas a sus proyectos, entre las que podemos destacar al Ministerio de Obras Públicas con sus Direcciones de Arquitectura y Aeropuertos, Ministerio de Salud (y todos los Servicios de Salud involucrados), Ministerio de Educación, Instituto Nacional del Deporte (IND), Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) y el reciente trabajo que hemos comenzado con la Dirección General de Concesiones MOP.

Cómo CES, seguiremos trabajando en visibilizar los beneficios de incorporar sustentabilidad en la edificación, evaluada y cuantificada.

¡Eureka! con el Concurso Desafío Net Zero 2030

Por Paola Molina, presidenta de CES.

La experiencia vivida a fines de mayo durante la estadía en la Universidad de Nottingham, Inglaterra, por los cinco integrantes del equipo ganador del concurso Desafío Net Zero 2030 y su profesor, pertenecientes a la Universidad Autónoma de Chile, junto con tres miembros de la organización del concurso, ha sido, sin duda, transformadora. Además, contamos con la compañía de la arquitecta Dra. Nina Hormazábal, jurado del concurso, y de nuestro anfitrión, también jurado y uno de los impulsores de esta experiencia, el arquitecto Guillermo Guzmán, académico de la Universidad de Nottingham.

Esta oportunidad única no sólo nos permitió adentrarnos en uno de los centros académicos más destacados a nivel mundial en el área de la sostenibilidad, sino que también nos brindó la posibilidad de tener una experiencia inmersiva en la cultura local, compartir con expertos y estudiantes, visitar laboratorios con viviendas a escala 1:1, donde se están abordando los desafíos futuros del sector de la construcción en el contexto del cambio climático, y compartir visiones al respecto.

Desde el primer día, la atmósfera de la universidad nos envolvió en un ambiente de innovación y sostenibilidad. Recorrimos modernos laboratorios y centros de investigación, donde, bajo la premisa de adaptarse a las condiciones climáticas futuras, se están desarrollando prototipos de soluciones reales para alcanzar, como país, la meta de cero emisiones netas de carbono.

Entre reuniones con investigadores y colaboradores de los laboratorios, pudimos constatar desde la organización el acierto y la magnitud de los retos establecidos en las bases del concurso Desafío Net Zero 2030 y la importancia de seguir avanzando en su difusión.

Uno de los momentos más destacados fue la oportunidad de presentar el concurso y el proyecto ganador a un panel representativo de la universidad, donde recibimos un valioso reconocimiento por los resultados obtenidos. Los estudiantes pudieron compartir sus aportes con otros alumnos y profesionales de dicha casa de estudios, quienes también estaban desarrollando propuestas similares a la expuesta.

Las visitas a proyectos en curso, tanto dentro como fuera de la universidad, nos inspiraron profundamente. Desde el monitoreo de edificios energéticamente autosuficientes, la innovación en nuevas tecnologías y materiales, el desarrollo de edificios y entornos paisajísticos que propician la reconexión con la naturaleza, hasta sistemas de transporte urbano sostenibles; cada iniciativa nos mostró que el camino hacia un futuro sostenible no solo es posible, sino que ya está en marcha. El concurso se integra en este esfuerzo, impulsando la innovación en la concepción y diseño de proyectos, y nos motiva a seguir adelante, sabiendo que estamos en la dirección correcta.

Lo que colaboró a marcar la diferencia fue el intercambio cultural y académico con otros estudiantes y profesionales. Las discusiones abiertas y el trabajo colaborativo nos hicieron ver que, aunque nuestros orígenes y contextos son diferentes, compartimos una visión y un objetivo común: aportar al desarrollo del sector de la construcción, con diseños y soluciones de enfoque multidisciplinario que permitan una viabilidad eficiente y sistémica entre nuestros edificios, su uso, fin de vida y el ambiente que los rodea. La red de contactos construida es invaluable para futuros desafíos, ya que sabemos que el cambio climático requiere un esfuerzo conjunto a nivel global.

La última actividad programada fue una presentación ante la embajadora de Chile en Inglaterra, Ximena Fuentes, donde expusimos el concurso y el proyecto, y compartimos visiones sobre cómo seguir avanzando en esta ruta. Al finalizar el encuentro, nos reunimos con Alastair Parvin de WikiHouse, sistema de código abierto utilizado por el equipo ganador, donde pudimos compartir visiones de desarrollo.

En resumen, la pasantía en la Universidad de Nottingham fue mucho más que una experiencia académica; fue una alianza y un impulso hacia un compromiso aún mayor con la sostenibilidad. Volvimos a casa con, además de todo lo vivido, la firme convicción de que seguir trabajando en este camino nos permitirá alcanzar la meta de un país y un globo carbono neutral.

El equipo nos hizo llegar cada uno un mensaje al cierre de la visita, el capitán del equipo Sebastián Maureira expresó: “Muchas gracias a todos por todo, sin duda fue una experiencia inolvidable, de mucho crecimiento y esencial para enfocarnos en los futuros pasos como profesionales”, y por parte del equipo: Cristóbal Torres: “Muchas gracias por la disposición a querer entregar a otras generaciones esta mirada”, Carlos Melo: “gracias por aportar para que esto fuera posible, me llevo mucho conocimiento y sobre todo me sirvió para abrir la mente”, Joaquín Cornejo: “fue una experiencia que rompió barreras y limitaciones “ y Enzo Aladir: “Regreso con la tarea de aprovechar esta oportunidad al máximo”, sin duda la semilla quedó muy bien plantada.

El Desafío Net Zero 2030, bajo el paraguas de la sostenibilidad, utilizando las herramientas y materiales disponibles en nuestro país, poniendo foco en el ahorro de recursos como la energía, el agua y los materiales, y utilizando la industrialización como medio para minimizar la generación de residuos y emisiones, ha sido una especie de envión catalizador que nos permite tener certezas de buenos resultados, eficiencia y productividad sostenible, impactando positivamente en los ámbitos sociales, ambientales y económicos. Esto nos impulsa a seguir avanzando en este camino.

Como diría Arquímedes: ¡Eureka! Estamos en el camino correcto.

CES Net Zero: El camino de la certificación a las cero emisiones netas 

Por Bárbara Rodríguez, académica FAU, Universidad de Chile; coordinadora Magíster en Tecnologías de la Edificación; miembro fundador Foro del Liderazgo del Carbono (CLF LATAM), directora de Certificación Edificio Sustentable.

El año 2021, el Instituto de la Construcción mandató el estudio para construir la definición de Edificación Cero Emisiones Netas y Edificación Cero Energía Neta para Chile con el fin de integrarla a la certificación CES. Un segundo objetivo de este estudio fue apoyar la creación, desarrollo y fortalecimiento de una base de datos y línea de base de huella de carbono para el ciclo de vida completo de la edificación, orientada a proyectos que están en su fase de planificación y diseño. 

El estudio se levantó en el marco de un convenio entre la subsecretaría de Energía firma un Convenio de Colaboración Técnica y Transferencia de Recursos con la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas y el Instituto de la Construcción, con el objetivo general de aportar en la ampliación del alcance y la mejora del modelo técnico de la Certificación de Edificio Sustentable (CES). 

La tarea de contar con dichas definiciones para nuestro país aportaba además al cumplimiento de las metas establecidas en la estrategia climática de largo plazo que indica entre otras metas “Al 2050, todos los nuevos edificios residenciales y no residenciales deberán alcanzar emisiones netas cero” . Adicionalmente dichas definiciones se incluyeron en las metas de la Actualización de la Política Energética 2050, Plan Nacional de Eficiencia Energética 2022-2026, y la Contribución Nacional Determinada, actualización 2020

La primera parte de dicho estudio incluyó una revisión bibliográfica y regulatoria internacional de nueve países (o estados) que cuentan con distintas definiciones de cero emisiones netas y cero energía netas para sus edificaciones: Noruega; Suiza; Países Bajos, Finlandia, Australia, Inglaterra, Francia, España y California. En la segunda parte se identificaron posibles brechas de orden organizacional, regulatorio, técnico, tecnológico, social y financiero, respecto a la adopción, en Chile, de las definiciones. Para cada una de ellas, se propuso luego un esquema de oportunidad de solución o medida de mitigación, priorizada a corto, mediano y largo plazo, destacando aquellas medidas que puedan ser catalizadoras. Finalmente, en el tercer informe se abordó la propuesta de definición de edificaciones de consumo de energía neta cero y edificaciones de carbono neto cero, identificando normativa asociada a la consolidación de ambas definiciones, en Chile y estableciendo una recomendación de alcance para materiales y el ciclo de vida completo del edificio. 

De acuerdo a dicho estudio, una edificación de consumo de energía neta cero se define como “Edificio de consumo de energía neta cero, que durante su ciclo de vida (producción, construcción, operación, fin de vida útil), logra minimizar sus emisiones de carbono incorporado y operacional, y compensar cualquier saldo carbono restante”, mientras que un edificio de consumo de energía neta se define como “Edificio que gracias a su diseño pasivo logra un alto rendimiento energético, y su energía anual neta consumida es cubierta por fuentes de energía renovable generadas en el sitio o cercano a este”. 

Desde el año 2021 nuestro país cuenta con la definición de una edificación cero emisiones netas, a través de un estudio mandatado por el Instituto de la Construcción y bajo un convenio tripartito entre la DA MOP, el IC y la Subsecretaría de Energía. Esta definición que contó con un proceso participativo apunta al cumplimiento de la meta.

En base a lo anterior resulta natural que el modelo técnico de la CES incorpore los lineamientos para alcanzar el estándar cero emisiones netas. Esto implica consolidar un enfoque de medición del carbono de ciclo de vida dentro del sistema de certificación que incluya tanto el carbono operacional así como también el carbono incorporado. 

El carbono operacional es actualmente abordado en el sistema de certificación v1.1 en los requerimientos de Arq.Energía 5- Demanda de Energía, a través de la Evaluación prestacional, INSt. Energía 15 a 17 a través del requerimiento de reducción del consumo anual de energía de todo el edificio e INST. Energía 19 Huella de carbono que establece el requerimiento voluntario con puntaje. 

La reducción del carbono incorporado puede ser establecido en el futuro dentro de la categoría de Arq & Construcción. Materiales y Residuos, con la evolución de la variable 08 ARQ.M&R Declaración Ambiental de Productos. Este requerimiento puede llamarse “Carbono de Ciclo de Vida Completo” y puede incluir una medición estandarizada del carbono incluyendo las etapas de manufactura, construcción, y fin de ciclo de vida. 

Siguiendo la lógica de la evaluación energética prestacional, los equipos de proyecto pueden hacer una modelación del carbono incorporado en etapas tempranas del diseño y comparar un caso propuesto contra el proyecto base. Al igual que en la medición del consumo energético, lo que se busca no es el indicador en sí, si no más bien lograr un porcentaje de reducción a través de varias iteraciones de diseño. Esto permite la utilización de una amplia gama de herramientas de modelación del carbono de ciclo de vida completo. 

La variable puede incluir el requerimiento obligatorio de medir en alcance de sistemas estructurales, fundaciones y envolvente y de manera voluntaria los sistemas mecánicos, eléctricos y sanitarios, junto con terminaciones. 

La madera en la ingeniería estructural

Por Jorge Tobar Palma, ingeniero civil estructural de la U. Chile, C.E.O CLANN INGENIEROS, director de AICE

Como ingeniero civil estructural y director de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales (AICE), así como integrante del Subcomité de Madera, he tenido la oportunidad de observar de cerca la evolución de la madera, tanto desde un punto de vista estructural como medioambiental. El diseño con madera ha ganado popularidad en los últimos años debido a sus múltiples ventajas, como la disminución de la huella de carbono de las edificaciones; pero también es fundamental asegurarse de que cumple con las normativas vigentes para garantizar la seguridad y la eficiencia de las estructuras.

Cumplimiento normativo

La madera, al igual que cualquier otro material de construcción, debe cumplir con estrictas normativas para ser utilizada de manera segura en proyectos estructurales. En Chile, las normativas que regulan el uso de la madera en la construcción se encuentran detalladas en la Norma Chilena NCh1198, la cual establece los requisitos que deben cumplir las estructuras de madera en cuanto a diseño, materiales, ejecución y mantenimiento.

El diseño con madera debe considerar aspectos como la resistencia a la carga, el comportamiento ante el fuego y la durabilidad frente a factores ambientales. Es crucial que los ingenieros estructurales realicen un análisis exhaustivo y utilicen métodos de diseño avanzados, como el análisis por elementos finitos, para asegurar que las estructuras cumplan con los estándares de seguridad y eficiencia.

Beneficios del diseño con madera

  1. Sostenibilidad: La madera es un material renovable y su uso en la construcción contribuye a la reducción de la huella de carbono. La gestión sostenible de los bosques garantiza un suministro constante de este recurso.
  2. Rapidez de construcción: Las estructuras de madera suelen ser más rápidas de montar en comparación con otros materiales, lo que puede resultar en una reducción significativa de los tiempos de construcción.
  3. Aislamiento térmico y acústico: La madera posee propiedades de aislamiento térmico y acústico, lo que mejoran la eficiencia energética y el confort en los edificios.

Restricciones y desafíos

  1. Resistencia al fuego: Aunque la madera es combustible, los avances en tratamientos ignífugos y diseños estructurales han mejorado su comportamiento ante el fuego. Sin embargo, sigue siendo un aspecto crítico a considerar en el diseño.
  2. Durabilidad: La madera es susceptible a la degradación por humedad, insectos y hongos. Es necesario implementar medidas de protección, como tratamientos químicos y diseños que minimicen la exposición a la humedad.
  3. Normativas y conocimientos técnicos: La adopción de la madera en la construcción requiere un conocimiento especializado y una correcta interpretación y aplicación de las normativas vigentes. La formación continua y la actualización de los profesionales del sector son fundamentales.

En conclusión, el diseño con madera representa una opción viable y sostenible para la construcción de estructuras. Su adecuada implementación requiere el cumplimiento de estrictas normativas y una comprensión profunda de sus propiedades y limitaciones. Como ingenieros estructurales, debemos seguir investigando y desarrollando técnicas que permitan aprovechar al máximo los beneficios de la madera, garantizando, al mismo tiempo, la seguridad y durabilidad de las estructuras. Desde esa perspectiva, tenemos la certeza de que las estructuras mixtas deberían ser el punto de partida en un país sísmico como Chile.

Actualización de la Ordenanza y CES

Por Hernán Madrid, jefe de CES

Luego de la alegría por la recientemente actualización del artículo 4.1.10 de la Reglamentación Térmica de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), es necesario dimensionar los puntos que requerirán ajustes a los requerimientos de CES.

Evidentemente que el foco principal de la actualización es viviendas, pero también se incorporan requisitos para edificios de uso Educación, Salud y Hoteles. Muchos de los proyectos en los que ya se ha convertido en un estándar incorporar CES, como Jardines Infantiles, Escuelas, Colegios, Liceos y Edificios Educación Superior en el caso de uso educación, y Centros médicos, CESFAM, Hospitales y Clínicas, para uso salud.

Dentro de los puntos que será necesario profundizar el análisis, en atención a posibles modificaciones que necesiten los requerimientos CES, se encuentran:

  1. Sincronía entre la zonificación térmica y zonificación climática, ambas de la NCh1079.
  2. Requerimientos para envolvente térmica mínimos y su relación con el caso de referencia de CES.
  3. Requerimientos de infiltración de aire.

En general, hay una correlación bastante buena entre las zonas térmicas y climáticas, con excepción de algunas zonas pobladas, relevantes pero puntuales, como por ejemplo La Serena- Coquimbo. Será necesario evaluar los ajustes que requiere CES para abordar adecuadamente estas diferencias.

Respecto al segundo punto, envolvente térmica, la actualización de la versión CES Edificios de Uso público v1.1 incluyó, entre varios aspectos, un ajuste en los estándares mínimos para el caso de referencia. Debido a que nuestra actualización se produjo hace casi dos años, sin tener completamente a la vista los nuevos requisitos del 4.1.10 de la OGUC, los requerimientos asociados de la v1.1 se encuentran en el mismo orden de magnitud, pero en algunas zonas presentan leves diferencias. 

Un ejemplo es lo que se muestra en la siguiente tabla, que para el caso de muros presenta algunas diferencias en todas las zonas climáticas (respecto de las térmicas de la OGUC):

En el último punto, infiltración de aire, el esquema de certificación CES ha abordado hasta el momento el tema como requerimiento voluntario, con el ensayo de infiltración de aire (blower door test). Con la actualización del 4.1.10 de la OGUC el escenario cambia, ya que se vuelve una exigencia reglamentaria realizar la prueba y, por lo tanto, debería pasar a ser un requerimiento obligatorio en CES, dejando espacio para el requerimiento voluntario cumplimientos por sobre el mínimo.

Todos estos temas los comenzaremos a revisar en un Comité Técnico especifico al que pronto convocaremos, pero siempre es una buena noticia tener que ajustar los requerimientos voluntarios porque los mínimos reglamentarios avanzan, es el espíritu de la certificaciones y su relación con los reglamentos. 

Certificaciones y sellos locales en Latinoamérica

Por Hernán Madrid, jefe de CES.

Durante 2023 el Instituto de la Construcción desarrolló una consultoría para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), centrada en la Resiliencia y sostenibilidad en los códigos de construcción de América Latina y El Caribe. En el ámbito de la sustentabilidad se abordaron adicionalmente certificaciones y sellos voluntarios, con colaboración activa del Chile GBC, lo que permitió levantar la situación actual del uso de certificaciones internacionales y locales en cada país de Latinoamérica. 

En este contexto, desde CES y el Instituto, tuvimos la oportunidad de colaborar en una Nota Técnica basada en la información levantada, en la que el Instituto de la Construcción participó en coautoría. 

Uno de los principales hallazgos en el ámbito de la sustentabilidad es el rol que juegan las certificaciones voluntarias, que contemplen variables que no están en los reglamentos y/o sean establecidas por sobre los estándares reglamentados, para, de esta manera, orientar y promover mejores estándares en las edificaciones y construcciones.

En materia de sellos y certificaciones locales, se identificaron 10 certificaciones, distribuidas en Brasil (5), Chile (2), Colombia (1), Costa Rica (1), y Guatemala (1); y 13 sellos o calificaciones distribuidos en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Panamá y Uruguay. Todos estas son aplicables a diferentes usos de edificios y/o viviendas, públicas y privadas. 

Una certificación se considera más robusta cuando un tercero independiente es responsable de realizar pruebas de comprobación y otorgar la certificación. De estos, solo Brasil y Chile cuentan con sistemas de verificación independiente. Por otro lado, únicamente Argentina, Chile, Colombia y México cuentan con etiquetado energético específico para el sector. 

En el ámbito de los incentivos, se observó que países como Colombia, Bolivia, El Salvador y Perú, incluyen incentivos normativos en alguno de sus códigos, beneficios constructivos para aquellas edificaciones que incorporen parámetros de sostenibilidad o alcancen algún nivel de certificación bajo algún esquema local o internacional, sean éstas realizadas por el sector público o privado. 

Se concluye que existe al menos una certificación aplicable a cada país, sean nacionales o internacionales y que las certificaciones nacionales generalmente se adaptan mejor al contexto y prioridades locales. 

Este escenario es una muy buena base para la colaboración en Latinoamérica y El Caribe, en un modelo similar a lo que ha sido el destacado trabajo del Código Modelo de Diseño Sísmico para América Latina y El Caribe en el que el Instituto de la Construcción ha actuado de secretaría general.

Mejor Escuela: avanzamos en Eficiencia Energética en edificaciones

Por Vittorio Tronci, jefe de la Unidad de Edificación de Ciudades del Ministerio de Energía

Como Ministerio de Energía, estamos trabajando en la implementación de la Ley de Eficiencia Energética, la cual en sus artículos 3 y 4 referidos a edificaciones, presenta desafíos significativos, especialmente en lo que respecta a la certificación de construcciones existentes. 

Actualmente, la Calificación Energética de Viviendas sigue siendo un instrumento voluntario y entrará en vigor con la ley, una vez se cumplan los tiempos de toma de razón por la Contraloría. Sin embargo, la obligatoriedad aplicará a los edificios nuevos que incluyan publicidad de venta, sin considerar las edificaciones antiguas o existentes, lo que representa un desafío en el marco normativo.

Como institución, queremos avanzar generando proyectos demostrativos para la renovación energética del parque construido. En ese sentido, uno de los referentes más exitosos ha sido el Programa Mejor Escuela, que busca mejorar el acondicionamiento térmico de las escuelas y liceos de Chile con eficiencia energética.

Con un presupuesto de 19 mil millones de pesos, financiados por un fondo de infraestructura verde de la Dirección de Presupuestos (Dipres), este proyecto se ha transformado en un referente en la renovación energética de edificios existentes, respondiendo transversalmente a muchos de los temas que están considerados tanto en la Ley de Eficiencia Energética, como en los acuerdos establecidos dentro de la Agenda de Energía, que es la hoja de ruta de nuestro quehacer institucional. 

Mediante la mejora de la envolvente térmica y la incorporación de atributos de eficiencia energética, Mejor Escuela, busca elevar los estándares de construcción y fomentar la competencia en el sector, con un impacto directo en mejorar la calidad de vida de las y los estudiantes de educación pública.

Un punto clave de este trabajo es la colaboración con la Certificación de Edificio Sustentable (CES), donde el Ministerio busca certificar al menos dos escuelas como pilotos de la nueva versión enfocada en edificaciones existentes. Este paso demuestra un compromiso con la certificación de construcciones, superando incluso las brechas normativas.

Es así, que, como Ministerio de Energía, no solo cumplimos con los requisitos establecidos, sino que también estamos liderando el camino hacia estándares superiores en la eficiencia energética de las edificaciones en nuestro país.

Cinco años de evolución de los edificios ganadores de los Premios CES

Por Romy Luckeheide, arquitecta en CES.

Desde el año 2019, el Instituto de la Construcción, administrador del sistema de Certificación de Edificio Sustentable (CES) premia a los edificios que alcancen el mayor estándar en cuanto a las cinco categorías existentes: calidad del ambiente interior, energía, agua, materiales y residuos y gestión, lo cual se traduce en puntaje obtenido después de un proceso de diseño y construcción. 

En un principio, la idea fue difundir las estrategias sustentables que incorporan los edificios y sus indicadores finales, para dar a conocer los beneficios de certificarse e impulsar así el crecimiento de CES en la edificación pública y privada. 

Hoy, que celebramos el quinto año de los Premios CES 2023, podemos decir que se superaron con creces las expectativas iniciales, no sólo por la diversidad de proyectos, lugares, mandantes y actores involucrados, sino que porque ahora existe un incentivo de superación: saber que se puede diseñar y construir mejor de lo que se hacía, que se pueden incorporar estrategias que van en directo beneficio de las personas y que es importante considerar nuestro clima, nuestra geografía e historia. 

Gracias a esto se aprecia en cada proyecto CES un diseño innovador, único para cada lugar, lo que favorece, además, la construcción de una identidad propia en la edificación del país. 

Destacamos estos últimos cinco años que los proyectos ganadores hayan estado distribuidos en diferentes regiones, en el extremo sur la región de Magallanes; al sur, la región de la Araucanía, Los Lagos y Biobío; en el centro, la región del Maule, Valparaíso y O’Higgins, y al norte, Atacama y Tarapacá. 

Cada edificio ha adoptado diversas estrategias para lograr altos puntajes, pero ¿qué tienen en común los proyectos ganadores? Todos se han centrado en lograr un alto puntaje en calidad del aire interior, aumentando el confort de las personas al interior del edificio con iluminación natural, ventilación adecuada para cada recinto, aislación acústica, control de temperaturas y humedad. Disminución de la demanda energética, con la importante labor del diseño arquitectónico y la disminución de consumo energético, donde todas las especialidades incorporaron sistemas eficientes. En cada proyecto, se considera un importante ahorro de agua potable en el uso interior del edificio y en el paisajismo. 

Todas las ceremonias CES han logrado dar a conocer la experiencia del usuario en diferentes tipos de programas, en edificios de seguridad, de deporte, de oficinas, educación y salud, a través de diversas entrevistas, un levantamiento valioso en cuanto a la contribución de las estrategias que se implementaron en cada tipo de edificio. 

Otro de los objetivos también fue el reconocimiento de los principales actores involucrados en llevar adelante la certificación de un proyecto: asesores y evaluadores del sistema, arquitectos, constructoras y mandantes. Si bien los primeros años que se celebraron los premios, los proyectos ganadores fueron de iniciativas públicas, se sumaron en los últimos años también proyectos privados con alto puntaje. 

De esta manera, la premiación ha puesto en valor el gran aporte al diseño y construcción sustentable de parte de mandantes públicos y privados, así como la labor de profesionales de todo el país que apuestan por una construcción sostenible y una mejora en los estándares de habitabilidad de los edificios, cosa que los usuarios de ellos agradecen enormemente. Por ello, la invitación es a que más profesionales y mandantes se sumen a la certificación de sus proyectos, los beneficios están a la vista, tanto en consumo energético como en el bienestar social que aportan a las comunidades que los habitan.

Evolución y ajustes al modelo de CES frente a nuevo escenario de cambio climático

Por Hernán Madrid, jefe de CES.

Como ya lo hemos difundido, durante este año liberamos una actualización al modelo de certificación para edificios de uso público, la que incluye una serie de mejoras y ajustes a la metodología de evaluación, los que fuimos levantando durante el tiempo que llevamos aplicando el modelo CES.

Estas mejoras y ajustes se orientaron, principalmente, a los parámetros base y calibración de requisitos de estrategias que son incorporadas fundamentalmente en la etapa de diseño del edificio y, en algunos casos, durante la construcción. Sin embargo, visualizamos que tenemos la necesidad de abordar algunos temas relevantes para la operación del edificio que no incluimos en esta actualización.

Durante este año hemos podido visitar algunos de los edificios certificados en las regiones de Maule, Los Lagos y Magallanes, los que han estado operando ya por unos años y han cumplido más de un ciclo invierno-verano. Por ello, hemos evidenciado el enorme aporte que estos edificios de uso público hacen a la comunidad, especialmente en los lugares más pequeños y aislados, pudiendo comprobar los aspectos del sistema de certificación que funcionan de buena manera y los que requieren algún enfoque diferente.

La experiencia de este año nos ha hecho evidente la necesidad de abordar con mayor fuerza algunos aspectos que inciden fuertemente en las condiciones de operación de los edificios, como son la puesta en marcha y calibración de sistemas complejos de climatización y control centralizado, además de lo que denominamos, en general, como adaptación al cambio climático. Si bien son aspectos contenidos de alguna manera dentro de CES, creemos posible abordarlos con más énfasis, de modo de poder contribuir de una forma más significativa a la etapa de operación.

Un aspecto en el que queremos comenzar a trabajar es el fortalecimiento de los requerimientos, o la generación de algunos nuevos, para asegurar el correcto funcionamiento de las estrategias complejas de sistemas activos, especialmente sistemas de climatización y de control centralizado. Esto se orienta a poder asegurar la calibración y puesta en marcha de estos sistemas, poniendo énfasis en las condiciones del personal que hará la operación de estos sistemas. Esto último es extraordinariamente relevante en el resultado real del edificio y en muchas ocasiones, tal vez con la única excepción en el caso de hospitales, no se aborda con la fuerza que se requiere.

Creemos relevante realizar una reflexión en conjunto sobre la compatibilidad de las condiciones mínimas necesarias para implementar un sistema complejo y la posibilidad real de contar con personal capacitado y sistemas de mantención y/o reparación oportunos de estos sistemas, especialmente en lugares de difícil acceso.

Otro tema muy importante que ha venido apareciendo en los últimos años y que, en particular, este año ha sido más notorio, es el aumento de las temperaturas debido al cambio climático. Se ha hecho muy visible en nuestros edificios en regiones, en los que tradicionalmente hemos incluido solo calefacción por diseño, como son Los Lagos, Aysén y Magallanes, y que ya en momentos del verano han empezado a necesitar aire frío. 

Este año pudimos ver el caso de un edificio que fue diseñado con temperaturas máximas de 26°C, lo que está en línea con la normas de referencia y las condiciones climáticas promedio de los últimos 30 años -que usualmente usamos como archivos de clima para la simulación computacional-. Pero, en la práctica, este verano tuvo varios días de temperaturas sobre los 35°C, lo que evidentemente trajo muchas dificultades de funcionamiento. Casos como este nos hacen pensar ineludiblemente en una evaluación con condiciones de adaptación al cambio climático dentro del modelo CES.

Con lo que les he comentado, solo nos queda invitarlos a todos quienes participan o colaboran con CES, a sumarse a los comités técnicos que comenzaremos durante los próximos meses para plantear alternativas sobre cómo abordar ambos temas.

Siguiendo el camino de Europa en carbono neutralidad

Por Hernán Madrid, jefe de CES.

Lograr edificios carbono neutrales es una de las grandes metas de la industria de la construcción en Europa. De hecho, el continente tiene metas muy concretas de reducción de emisiones estimadas para 2030 y 2050. La industria es muy transparente con sus impactos y se ha concentrado en desarrollar soluciones innovadoras ligadas tanto a la metodología constructiva como a los materiales.

Por su parte, nuestro país presentó a las Naciones Unidas en abril de 2020 la actualización de su NDC, que plantea alcanzar la neutralidad de emisión de GEI para 2050, fijando como meta la emisión de 95 millones de toneladas equivalentes (MtCO2eq) para 2030.

Si queremos avanzar con decisión hacia la carbono neutralidad en nuestras edificaciones es una buena idea fijarnos en los que lo han hecho mejor. En este sentido, la Unión Europea muestra más avances en carbono neutralidad a nivel mundial.

Y es un área desde la que podemos apoyar con CES, a través de una herramienta para cuantificar las emisiones de huella de carbono, así como potenciar las estrategias que contribuyan a ese objetivo, por medio de direccionamiento en las cantidad de puntos de los requerimientos dentro del sistema de certificación. 

Una mirada reciente al respecto es la que se ha venido desarrollando con la Dirección de Arquitectura del MOP, con la cuantificación de emisiones durante la operación de los edificios y el desarrollo de versión CES Aeropuertos, en conjunto con la Dirección de  Aeropuertos, que incluirá con mayor fuerza los temas de cuantificación de huella de carbono en operación, incorporando, además, la huella de carbono durante el proceso completo de la edificación, por lo tanto incluirá los materiales y los procesos constructivos que se van a evaluar, junto con estrategias específicas que favorecen la reducción de la huella de carbono, por ejemplo, temas de electromovilidad y de uso de hidrógeno verde dentro de vehículos en los terminales.

Precisamente, el último punto es el que ha ido tomando más fuerza y que pude constatar en el aeropuerto de Lyon, Francia. Hoy, el uso de hidrógeno verde está incluido formalmente en la operación del recinto aeroportuario a nivel de vehículos. Es difícil que en un corto plazo los edificios operen con esta fuente de energía, pero sí con renovables a partir de energía solar.

El uso de energía renovable en el sitio contribuye significativamente a la reducción de la huella de carbono del sistema de operación. En el caso del edificio piloto de Punta Arenas, se veía que el impacto de tener generación fotovoltaica del 40% de la energía requerida,  tiene un impacto superior a la reducción del 40% en términos de emisiones.

Para llegar a la carbono neutralidad, el aeropuerto de Lyon ha añadido elementos que nosotros podemos incluso ampliar, por ejemplo, en Francia no hay impulso a que la calefacción sea a través de electricidad con bombas de calor, sino que a través de gas y avanzar hacia biocombustible. Pero acá, como tenemos un mayor potencial de uso de renovables, tenemos una mejor proyección pensando en la carbono neutralidad.

En nuestro país tenemos grandes posibilidades con las renovables y el uso de hidrógeno verde, que si los combinamos con el ejemplo de países con mayor desarrollo, nos permitirán avances mucho más rápidos y directos. El camino se ve bastante claro, aprendamos de los países más desarrollados y potenciemos nuestras ventajas locales para alcanzar la carbono neutralidad de manera efectiva.