ACCIONES CONCRETAS PARA UNA EDIFICACIÓN DE CALIDAD

Por Paola Molina, arquitecta representante del Colegio de Arquitectos en el Comité Directivo CES.

Continuando con el ciclo de columnas relacionadas con el viaje que una delegación de profesionales chilenos realizó a Japón, como parte del convenio de colaboración entre la JICA y el Ministerio de Energía para conocer sobre las políticas públicas en construcción sustentable, eficiencia energética y certificaciones, la arquitecta Paola Molina, presidenta del Comité de Sustentabilidad y Energía del Colegio de Arquitectos de Chile e integrante del Comité Directivo CES, aborda el enfoque, estándares e innovación de las edificaciones.



En Japón existe una conciencia colectiva de la importancia de la calidad de la vivienda para prevenir enfermedades como un estándar mínimo de confort ambiental exigido en sus regulaciones como base, desde antes de pensar en edificaciones cero energías.

En ese país se estableció como meta nacional el diseño y construcción de edificaciones cero energía y trabajan para lograrlo, en conjunto, el sector público y el privado, de manera que se utilicen de forma eficiente los recursos disponibles en base a la certificación de eficiencia ambiental CASBEE y la certificación de eficiencia energética BELS.

Para optimizar el proceso que permita lograr edificaciones cero energías, han desarrollado una estructura clara y sinérgica donde los sistemas de certificación -tanto ambiental como de eficiencia energética- están unificados tanto para edificios residenciales como no residenciales, facilitando la aplicación de mejoras, incentivos y fiscalizaciones. Además, desarrollan un permanente perfeccionamiento de las herramientas de evaluación, que se revisan cada seis meses.

También han ejecutado una planificación y programación gradual de las regulaciones para cumplir la meta: primero, en un plazo definido, establecen los estándares voluntarios; después desarrollan incentivos de todo tipo y una vez que logran más del 50% de las construcciones aplicando los estándares, establecen metas y plazos claros para su obligatoriedad.

El Estado invierte en instituciones públicas y con incentivos en las privadas para generar investigación, desarrollo e innovación con miras a edificaciones cero energías. En tanto, los resultados que se van obteniendo los entregan al mercado en canales abiertos y establecidos para su pronta aplicación.

Además, tienen un Centro de Estadísticas el cual recibe información de las compañías de suministro de energía con desglose de consumos, lo que les permite ejecutar estándares e incentivos certeros de acuerdo con su desarrollo y cultura.

Han invertido en desarrollo tecnológico, lo que permite disponer de equipos de alto desempeño en eficiencia energética, generando también tecnologías de información para monitoreo y gestión inteligente de la energía al interior de las edificaciones.

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Desafíos para Chile

Para comenzar, debemos lograr la obligatoriedad de estándares en edificaciones residenciales y no residenciales exigidos, que consideren lograr un adecuado confort ambiental interior para asegurar salubridad al interior de las viviendas y recintos de trabajo.

También es necesario unificar las unidades de consumo de energía en viviendas y edificios, expresándolas en energía primaria, para tener una unidad de medida, comparación y planificación.

Debemos avanzar con el etiquetado energético de edificaciones no residenciales (el de viviendas ya existe).

También es fundamental educar y fomentar estos objetivos a través de campañas comunicacionales masivas, considerando las singularidades de cada región. Formar una conciencia frente al cambio climático y las acciones que cada edificio, vivienda o persona pueden desarrollar para aportar a su mitigación en la gestión de la energía y las emisiones de CO2.

Después de ello debemos ordenar la estructura de desarrollo. De esta forma, no se duplicarían costos de operación y de ejecución, por lo que integrar en una estructura los etiquetados energéticos y certificaciones ambientales, incorporando indicadores de cambio climático existentes a la fecha, sería un buen comienzo.

A futuro es importante incorporar en la ley de eficiencia energética plazos -aunque sean largos- para lograr edificios energía cero (ZEB) y viviendas de energía cero (ZEH). Al fijarlo como objetivo país, todos los actores van alineándose y aportando con su desarrollo y experiencia para lograrlo, optimizando tiempo y recursos. Para ello se debe comenzar por definir el estándar para Chile de ZEB y ZEH.

Finalmente, es un desafío pendiente que se incorporen las nuevas tecnologías de información para monitoreo y gestión inteligente de la energía al interior de las edificaciones.