Los profesionales CES recopilaron antecedentes de edificios de ocho comunas del norte, centro y sur del país.

“Nos alegra enormemente que los primeros resultados vengan a demostrar categóricamente lo que hemos venido transmitiendo desde el inicio de Certificación Edificio Sustentable”, precisa Hernán Madrid, jefe de la certificación nacional, explicando que el hecho de que en 2019 una cantidad razonable de edificios certificados CES hayan cumplido un año o más de operación, permitió realizar un análisis inicial del desempeño real en términos del indicador de consumo de energía.
Los resultados de los ocho edificios de los cuales se tuvo acceso a la información de las cuentas de consumo de energía del último año de operación (electricidad y combustibles, en el caso que corresponda), se compararon a nivel de consumo de energía con la referencia levantada por el Ministerio de Energía para el promedio de edificios en Chile, desagregados por algunos usos, la que se obtiene desde una base de datos con las cuentas de energía de más de 6.000 edificios en el país.
Los resultados
El promedio para uso oficinas, levantado fundamentalmente con edificios de financiamiento público, es de 287 kWh/m2 año, mientras que para educación llega a 49 kWh/m2 año. “Es necesario tener en cuenta que con estos consumos no se alcanzan los niveles de confort necesarios, especialmente en el caso de educación, donde el valor en estas condiciones sería a lo menos el doble”, explica Madrid.
Por otra parte, se registraron edificios certificados con consumo de energía real de 41 a 76 kWh/m2 año en condiciones de uso normales y un caso que funciona 24/7 con 152 kWh/m2 año, lo que representa una reducción de entre 86% a 47%, sin considerar las diferentes condiciones de uso del último caso.
Al considerar los de uso educación, se registraron consumos reales de 14 a 47 kWh/m2 año, cumpliendo las condiciones de confort. “Es importante señalar que el caso de 14 kWh/m2 año se ubica en Tocopilla, lugar que por sus condiciones climáticas es perfectamente posible que solo con estrategias pasivas se obtenga el confort térmico”, concluye.